Las últimas elecciones en Ecuador siguen siendo noticia luego de una semana. El lento escrutinio y las denuncias de presuntas irregularidades han tenido consecuencias. El Consejo Nacional Electoral (CNE) separó este viernes de su cargo a John Gamboa, quien se desempeñaba como director del organismo en la provincia de Guayas, donde el vicepresidente del CNE, Enrique Pita, había denunciado horas antes el supuesto funcionamiento de un centro de totalización paralelo que arrojaba actas con la mayoría de la votación a favor del “No”, opción que se impuso en todas las preguntas.
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El resultado ha mostrado al Gobierno del presidente Guillermo Lasso como el principal perdedor. Y aunque el correísmo se atribuye la victoria, esta jornada electoral ha impulsado el surgimiento de una tercera vía que ya compite por el puesto de la segunda fuerza política de Ecuador. Se trata del partido Suma, que incluso logró desplazar en varias ciudades a los pupilos del expresidente Rafael Correa.
Suma ganó tres prefecturas (gobierno provincial), varias alcaldías y más de 300 concejalías. Ocupa el tercer puesto en las ciudades más grandes de Ecuador, Quito y Guayaquil. Esta última es clave en cuanto la provincia de Guayas era hasta ahora un bastión invicto del Partido Social Cristiano.
Una opción a la división del indigenismo y el correísmo
Además, el candidato de este partido, Cesar Umajinga, le está disputando el triunfo a la candidata del indigenismo marxista de PACHAKUTIK, con una diferencia de apenas 0,8 puntos de ventaja para la aspirante indigenista en la provincia de Cotopaxi, hogar de Leonidas Iza, autor de la frase “comunismo indoamericano o barbarie”, quien promovió las llamadas “brisas bolivarianas” que durante las protestas violentas de octubre de 2019 y un nuevo intento de paralización en junio de 2022 le generaron pérdidas al país por el orden de los 800 millones de dólares.
Para entender mejor el nuevo panorama político de Ecuador, PanAm Post entrevistó a Guillermo Celi, excandidato a la Presidencia por el partido Suma, quien asegura que Ecuador tiene sed de una tercera vía, pues el país demostró el domingo que está cansado de la vieja política. Es así como el correísmo mantuvo una preferencia similar a la que se observó por más de una década y media, pero no aumentó su popularidad.
Celi sostiene que hay una nueva forma de hacer política, y la estaría poniendo en práctica su partido al hacerle frente al correísmo sin contar con un gran aparato de propaganda. Por un lado, apuesta por el contacto directo con los electores y se presenta como la contraparte de la izquierda que dirige Correa desde el exterior, y por el otro, ofrece una opción de derecha que el Gobierno de Guillermo Lasso no ha sabido representar.