China, el país más poblado del mundo, no tiene lugar para los seguidores de una práctica espiritual que promueve la paz. La peligrosidad que el régimen de Xi Jinping “detecta” no reside en la violencia, sino en su crecimiento. Desde sus orígenes, en 1992, los practicantes de Falun Dafa se han propagado en más de 50 países y se presume que han logrado más adeptos que el Partido Comunista Chino. Esto encendió las alertas de la militancia comunista. Desde entonces, llevan 23 años de resistencia pacífica ante el genocidio que viven.
- Lea también: Filósofos de China estarían horrorizados con lo que Mao y el PCCh han creado
- Lea también: Las draconianas políticas de encierro de China: principales consecuencias
Genocidio es un término que requiere la desaparición sistemática de un grupo humano. En el caso de los Falun Dafa, estas empezaron cuando, en 1999, 10.000 seguidores de esta creencia se atrevieron a hacer una protesta silenciosa en Pekín.
Como la práctica conlleva una vida saludable, sus adherentes son cotizados en el mercado de órganos, tal como lo mecionó en su oportunidad CNN. De manera que la persecución religiosa ha permitido no solo la privación de la libertad de sus practicantes, también se han convertido en material de cosecha para la industria de la compra y venta de órganos.
Las denuncias sobre las sustracciones de órganos a seguidores del Falun Dafa las consignó el diputado canadiense David Kilgour y el abogado de derechos humanos David Matas, ante el Congreso. El informe que solicitó la Coalición para Investigar la Persecución a Falun Dafa en China (CIPFG) se hizo público, luego de que surgieran testimonios sobre que a los practicantes de Falun Dafa se les extraían en secreto sus órganos contra su voluntad en el Hospital de Trombosis de Sujiatun, al noreste de la nación asiática.
El documento que se entregó en 2007, cuyas denuncias continúan haciendo eco, concluyó que “ha habido, y continúa habiendo hoy, incautaciones de órganos a gran escala de practicantes de Falun Gong a la fuerza”. China más de una ocasión ha guardado silencio ante estas denuncias o se limita a mirarlas de soslayo. El mismo comportamiento que toman cuando se les señala como responsables de los atropellos contra la minoría étnica uigur, que reside al noroeste de China.
Ahora que está en la palestra de debate el tema de la donación de órganos, el caso de China es crucial para comprender el riesgo que implica. Dado que los donantes deben estar vivos al momento de sustraer sus órganos. Entonces para un gobierno autoritario las personas que no son consideradas “convenientes” sirven para este fin. Si bien el denominado “Dragón Rojo” está en otro continente, la amenaza no es lejana, pues los vínculos del titán económico ejercen influencia en Hispanoamérica.
Today marks 23 years since the Chinese Communist Party (CCP) launched a systematic and brutal campaign to “eradicate” Falun Gong. In that time, the international community has witnessed the CCP's atrocities for themselves.
Full statement: https://t.co/hLJwRsOZFP#23YearsTooLong pic.twitter.com/zqZ3CHOnE0
— Falun Dafa Information Center (@FalunInfoCtr) July 20, 2022
Fin de la soberanía: China presionó a Ecuador para silenciar a los perseguidos
En el caso de Ecuador, por ejemplo, el régimen comunista chino logró impedir el espectáculo de danza y música clásica china Shen Yun, llevada a cabo por practicantes del Falun Dafa. Por medio del arte exponen los abusos y la persecución, incluida la sustracción de órganos, por parte del régimen.
Sucedió en el 2015. Como estaba en el poder el aliado socialista del régimen, Rafael Correa, censuró el evento. Correa le debía a China, en cuanto incurrió en deudas multimillonarias y empeñó recursos naturales subterráneos, como el petróleo por un periodo más allá de su gestión.
Desde la sociedad civil, Ecuador celebró el Congreso internacional “Libertad de expresión: diálogos y reflexiones desde el derecho y la literatura”, en el Campus de la Universidad San Francisco de Quito, donde se habló sobre la persecución a los practicantes del Falun Dafa en China y cómo se expande al exterior.
Ahora no rige más la disyuntiva de la Guerra Fría entre comunistas y capitalistas, sino que se ha mutado entre globalistas y soberanistas. Acorde más le deben las naciones a potencias como China, menos tienen libertad de decidir, incluso en sus propias naciones.
En el marco de lo que se ha convertido en una tiranía sanitaria, donde organismos respaldados por el régimen comunista chino como la OMS (en particular su director), la amenaza contra la libertad es inminente.
Los Falun Dafa se han convertido en mártires para alertar al mundo sobre lo que es capaz el gigante asiático. Con su sangre derramada exponen a una industria que se alimenta de los perseguidos. Eligen la no violencia como resistencia pacífica ante el genocidio.