Hacer apología de la pedofilia le costó una suspensión en su trabajo en una universidad de Virginia, Estados Unidos. Dijo que no es necesariamente inmoral que los adultos se sientan atraídos sexualmente por los niños y, como era de esperarse, causó un gran escándalo.
Esta persona, de nombre Allyn Walker, quien se identifica con los pronombres they / them (en inglés), lo que hace presumir que se considera de género neutro / no binario, se desempeña como asistente de la cátedra de sociología y justicia penal en la Universidad Old Dominion (UOD) e hizo la polémica afirmación nada menos que en la Fundación Prostasia, una organización de protección infantil con sede en San Francisco.
Allyn Walker escribió el libro “Una larga sombra oscura: las personas atraídas por menores y su búsqueda de la dignidad“, en el que minimiza la pedofilia con el uso de este eufemismo. Justamente estaba hablando sobre su obra cuando insistió en que se debe evitar usar el término “pedófilo” porque es “estigmatizante”.
Esta forma de suavizar una conducta sexual inapropiada que constituye un desorden psicológico y atenta contra la dignidad de los niños encendió las alarmas, sobre todo por haberse planteado en un entorno dedicado a la protección de los menores.
Pretende apartar al pedófilo del pederasta
Si bien Walker destacó que “el abuso sexual infantil es un delito inexcusable”, pretende apartar a un pedófilo de un pederasta. En términos médicos y legales la diferencia entre el uno y el otro es que un pedófilo es una persona que efectivamente siente atracción sexual por menores, mientras que un pederasta es quien comete el abuso sexual. Sin embargo, no se trata de dos personas diferentes. Puede perfectamente ser la misma persona antes y después de llevar a la práctica aquello que desea.
“Desde mi perspectiva, no hay moralidad o inmoralidad unidas a la atracción por nadie porque nadie puede controlar por quién se siente atraído en absoluto”, dijo Walker. “En otras palabras, no es por quién nos atrae lo que está bien o no. Son nuestros comportamientos al responder a esa atracción lo que está bien o no”.
La normalización de la pedofilia no se limita a esta persona. Es una tendencia. Bajo la consigna de “love is love” (amor es amor), se pretende equiparar a la pedofilia con las demás orientaciones sexuales, alegando que no se puede elegir a quien amar.
No obstante, al tratarse de menores que no tienen edad de consentimiento, todo acto sexual en su contra se denomina violento bajo la figura de estupro. Por esta razón los promotores de la normalización de la pedofilia insisten en apartarla de la pederastia.
Incluso existe una charla TEDx (desde la Universidad de Würzburg), que busca ser una alternativa educativa con la que se pretende suavizar la pedofilia. De hecho, hasta se ha acuñado el término de “pedófilo virtuoso”, que aplica a quienes son conscientes de que su atracción hacia menores es un problema y por ello eligen abstenerse.
https://www.youtube.com/watch?v=wXunCYs_Whk
No obstante, cae en una contradicción lógica y un juego de palabras que incurre en instrumento ideológico: normalizar la pedofilia.
“Virtud”, en teoría, aplica para comportamientos positivos, que pregonan el bien. Abstenerse de abusar de un menor dista de la virtud.
El tema no termina ahí. Walker, dentro de su cuestionamiento de las concepciones sociales, se anuncia como una persona no conforme con el sexo masculino ni femenino. Dentro de la gama de la identificación sexual hay personas que se denominan a sí mismas en plural. Es su caso, usa los pronombres they / them (ellos).
Aunque en el entorno académico progresista es cada vez más común este tipo de discursos, sigue habiendo un gran rechazo al intento de normalización de la pedofilia. Así lo aclaró la universidad que suspendió a Walker, mediante un comunicado:
“Las reacciones a la investigación y el libro del Dr. Walker han generado preocupaciones por su seguridad y la del campus. Además, la controversia sobre la investigación del Dr. Walker ha perturbado el entorno del campus y la comunidad, y está interfiriendo con la misión de enseñanza y aprendizaje de la institución”.
“Quiero afirmar en los términos más enérgicos posibles que el abuso sexual infantil es moralmente incorrecto y no tiene lugar en nuestra sociedad”, dijo el presidente de la Universidad Old Dominion, Brian Hemphill, en una declaración adjunta.
“Este es un momento desafiante para nuestra universidad, pero estoy seguro de que nos uniremos y avanzaremos como una familia”, agregó.
Ha causado tal indignación que hasta referentes feministas protestaron. “Se lo advertimos”, anuncia la activista Angie Jones, quien usa el acrónimo MAP, que en inglés significa “personas atraídas por menores”. Desde su cuenta de Twitter denuncia cómo la “pandilla del género”, que son aquellos que ven más allá del sexo biológico y asumen que el género es una construcción social, está normalizando los conceptos sexuales de los adultos e insistiendo en que los niños comprendan las consecuencias de un cambio de sexo que probablemente los atrape en un cuerpo infantil. “Se lo dijimos”, concluye.
Oh Look! MAPs have been added to the Gender Identity Umbrella. This law school affirms them. The Gender-bread gang are also in schools normalising adult sexual concepts & insisting kids understand the consequences of a sex change likely to trap them in a childlike body. WE TOLD U pic.twitter.com/kQua9gsjmV
— Angela Jones (@angijones) November 14, 2021
La activista feminista reprocha cómo las “infancias trans” son parte del adoctrinamiento de quienes promueven la ideología de género. En la imagen de la publicación anterior se puede observar a Allyn vistiendo como varón mientras anuncia su investigación sobre la resiliencia de los pedófilos.
Dentro del abanico feminista existe la corriente que no se adhiere a la agenda LGBT, sobre todo desde la ideología de género. Pues quiebra la dicotomía hombre / mujer y permite a hombres biológicos percibirse como mujeres o, como en el caso de Allyn, a mujeres asumirse como hombres.
A partir de la tercera ola del feminismo ya no existe la mujer como sujeto biológico ni jurídico sino el género como una construcción social. De esa manera pasa a ser una elección personal y no una realidad científica. Desde allí abre la puerta hacia la posibilidad de legitimar la pedofilia, en cuanto no hay diferencias físicas y demostrables según esta teoría.