
En estos días, la historia lentamente se vuelve una herramienta para imponer una agenda que supera la lógica y el sentido común, en lugar de fomentar el análisis con la evidencia disponible sobre sucesos pasados. Este argumento se evidencia en el lanzamiento de la la mini serie Ana Bolena, de HBO, donde la cortesana inglesa del siglo XIV, quien era más pálida que la nieve, es mostrada como una mujer negra.
El caso de Ana Bolena, producido por HBO, es solo uno en millones, que se decanta por una tendencia en el cine de asignar cuotas raciales. En la publicación de HBO Max España se puede observar la interseccionalidad del neomarxismo, la nueva izquierda, donde se trasciende la lucha de clases, entre pobres y ricos, proletarios y burgueses, de la vieja izquierda y se pasa a una lucha donde no hay vencedores.
En lugar de ello, nos encontramos con una guerra perpetua, pues enfrentan primero al hombre con la mujer, luego al blanco con el negro (en la anglosfera), en la iberosfera al indígena con el español y sobre todo al pasado con el presente.
Actualización: la serie se estrenará mañana, 9 de noviembre 👸🏾
— HBO Max España (@HBOMaxES) November 8, 2021
Cabe destacar que desde el propio Karl Marx había una guerra declarada contra la verdad y contra el pasado por igual.
Además de las verdades eternas, como la libertad, la justicia, etc., son comunes a todos los estados de la sociedad. Pero el comunismo anula las verdades eternas, elimina toda religión y toda moral, en lugar de constituirlas sobre una base nueva; por lo tanto, actúa en contradicción con toda experiencia histórica pasada.
¿A qué se reduce esta acusación? La historia de toda la sociedad pasada ha consistido en el desarrollo de antagonismos de clase, antagonismos que asumieron formas diferentes en épocas diferentes».
Como bien explica John Miltimore, quien fue editor principal de The History Channel Magazine, Marx veía a la tradición como una herramienta de la burguesía. La adhesión al pasado servía como una mera distracción en la búsqueda del proletariado de emancipación y supremacía.
«En la sociedad burguesa el pasado domina el presente; en la sociedad comunista, el presente domina el pasado», escribió Marx.
Por eso y más si en verdad se quiere exaltar a figuras negras en la historia, basta con revisar archivos históricos. De lo contrario, se asume una derrota donde no existen y por ende es necesario aplicar la lógica socialista de la redistribución de la riqueza, no creando sino quitando a unos para dar a otros.
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Y la realidad es que figuras negras destacadas hay varias en la historia de la humanidad. Comenzando por el libro más leído de la historia, la Biblia, nos habla de reinas, como la reina de Saba, a quien amó el rey Salomón y le dedicó un libro entero: El Cantar de los Cantares.
Allí la reina de Saba explica: “Negra soy, pero graciosa, hijas de Jerusalén, como las tiendas de Quedar, como los pabellones de Salomón” y agrega: “No os fijéis en que estoy morena: es que el sol me ha quemado”.
Contrario a lo que alega el relato feminista que fue este movimiento quien le dio a la mujer “derechos políticos” y acceso al poder, la mujer ha tenido poder desde el origen de la humanidad misma.
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Por ejemplo, tan atrás como el año 332 antes de Cristo, Kandake o Candace, emperatriz de Etiopía fue además general de guerra y es considerada una de las mujeres y más temidas de su tiempo. Era conocida por ser una líder militar feroz y táctica.
Como ella, varias. En tiempos más actuales una mujer negra destacada es Asantewa, la reina madre de Ejisu en el Imperio Ashanti, que forma parte de lo que hoy es Ghana. En el año 1900, la reina encabezó la guerra Ashanti conocida como la Guerra del Taburete Dorado, también conocida como la guerra Yaa Asantewaa, contra los colonos británicos.
Si en verdad quisieran resaltar a la mujer negra en la pantalla chica podrían rescatar la historia de mujeres reales, de carne y hueso, no reescribir la historia para cumplir con cuotas raciales.
De lo contrario se deshonra el legado de mujeres poderosas y se instaura el falso concepto que es necesario quitarle protagonismo a los blancos, para dárselo a los negros. De esa manera, lejos de honrar a la población negra se la trata con desdén.