Al menos dos millones de cubanos exiliados acompañan a sus compatriotas desde las calles de diversos países para rechazar el maltrato que a diario sufre su gente en la isla. Estados Unidos, como era de esperarse, destacó entre otras naciones en enviar un espaldarazo a los manifestantes que estuvieron en las calles desde el 11 de julio gritando “patria y vida”, contra la dictadura de Miguel Díaz-Canel y sus secuaces.
Los cubanos que marchan en las calles de esta nación norteamericana en su momento arriesgaron sus vidas para escapar del régimen comunista. Huyeron de aquel territorio donde el Estado tiene el monopolio de los recursos y por ende, además de la escasez. Una tierra donde solo una cúpula tiene el poder de decidir de las raciones de cada cual, incluyendo a quién se le expropia.
Y es que el cubano está cansado. Hastiado. Molesto de las manipulaciones a las que es sometido para poder comer. Han sido 62 años de discursos huecos, palabras rotas e imposición de reglas nocivas para su sociedad. Eso cansa, desgasta y sobre todo mata de a poco. Tristemente, tres generaciones han sufrido los embates de esta cofradía que hoy está enquistada en el poder, hasta que un día se detuvieron y gritaron “Libertad”.
Eliminaron el tuit pero logré descargarlo, un aplauso para esta jovencita #SOSCubaLibre pic.twitter.com/MQ9smpbUrS
— Ruhama (@ruhsantiago99) July 26, 2021
Recientemente, el coronavirus al tocar tierra cubana exacerbó la crisis sanitaria y expuso ante el mundo que el régimen es quien limita las importaciones a Cuba (cosa que el propio Miguel Díaz-Canel reconoció), no el supuesto bloqueo que al final del día se ha demostrado ser una especie de mito.
Por eso, muchas personas salieron a las calles a hablar de la realidad del país. La joven Yénesis Ávarez, cubano-americana, fue una de esas personas. No solo grita “Libertad” caminando cuadras y cuadras, hasta quedar sin voz. No. Ella habla por su mamá que llegó en barco a tierras estadounidenses. Habla por su papá que nadó y camino por días hasta llegar a Guantánamo. Lo hace por su abuela, que salió con un machete un día a enfrentar a quien osara evitar que su familia pudiera dejar la isla. Habla por ellos, por su gente y por ella también.
“Escuchen. La gente grita por libertad. No se trata de solo medicina, de comida. La dictadura le ha quitado la libertad de tres generaciones, de mis padres de mis abuelos que sacrificaron sus vidas por venir a este país”, reclamó la joven en un video que luego se viralizó.
PanAm Post se comunicó con Ávarez, quien es una estudiante universitaria, hija y nieta de cubanos exiliados, que a gritos busca sembrar consciencia respecto a la causa cubana y el peligro del comunismo en la región. Estas fueron sus impresiones:
En una oportunidad anterior, cuando participaste en las protestas en favor del pueblo cubano, dijiste que son tres generaciones las que luchan por la libertad. ¿Cuál es la historia de tu familia?
Mi mamá vino en 1980 en el Mariel. Llegó en un barco y estuvo 13 horas en el mar. Sus tíos mandaron dos navíos al puerto del Mariel para que los 15 familiares que llegaran en las embarcaciones se distribuyeran en este par. Al final, Fidel dijo que por cada miembro de la familia, había que llevar tres presos. Entonces, como habían 15 familiares que tuvieron que ir en un barco, el otro tenía 45 presos.
Antes de irse de Cuba, mi abuela tuvo que salir de su casa con un machete, porque había personas que querían tirarle huevos a mi familia o llamarlos gusanos. Pero ella no permitió eso. Esta ola de migración es caracterizada porque Fidel dejó ir a los que llamaban “escoria”. Mandó a presos, homosexuales y lo que él consideraba la “gente baja” de Cuba. La realidad es que muchos eran presos políticos solo por pensar diferente.
Mi papá, a los 22 años, se montó en el tren lechero de la Habana a Oriente por 12 horas. Después caminó 7 horas y nadó 8 más, hasta que llegó a la base de Guantánamo americana y cumplió 23 años en la base. Esto fue en junio del año 1991. Todo empezó un lunes.
Se fue de su casa a las 4:30 de la tarde en una bicicleta a buscar el auto que lo llevaría al barrio de Santo Suárez. Después, se montó en el auto hacia el terminal de ferrocarriles a las seis de la tarde. Desde que llegó había un policía parando a todo el mundo, pero a él y a sus tres amigos no los pararon.
Él pasó la primera y segunda puerta, sin pasaje, tenía en la mochila la pata de rana y la careta para nadar. También leche condensada y un pomo de agua. Los cuatro se montaron y en Matanzas se bajaron a orinar. Al regresar, entraron unos policías en el tren y empezaron a revisar las pertenencias de todo el mundo. Ellos se hicieron los dormidos y no les pidieron la mochila por milagro.
El martes estaban en Oriente. Saltaron por unas paredes, cruzaron a un parque y les dieron la dirección de un señor que rentaba autos. En Santiago de Cuba, se metió en el maletero de un carro con cuatro hombres más. El maletero no podía cerrar. Cuando lo dejaron en la parada, llegó a caminar por las minas y se adentró por el monte.
Él estaba vestido como guajiro. Se metieron dentro de un marabú, una mata llena de espinas, porque vino un camión verde de militares. Después, por el manglar pasaron por un canal donde había fango. Si caía uno caían los cuatro. Por tres cuadras estuvieron cruzando esto. Unos perros y un guardafronteras descubrieron las latas con leche condensada y mi papá se asustó y se tiró con jean y todo en el mar.
A las 8:15 pm se tiró a nadar por una bahía inmensa, la de Santiago de Cuba, y a cada rato pasaba la luz de los guardafronteras. Ellos tienen la orden de que si ven a alguien, lo deben matar. Ahí no te dejan preso.
En algún momento, mi papá se separó del grupo cuando estaban nadando, pero después se unió con sus tres amigos por la madrugada. Ahí se dio cuenta que uno de sus amigos se hundía, lo remolcó y nadó por él por dos horas.
Cuando estaban en la séptima hora de nadar, faltando media hora, veía las luces americanas de Guantánamo y tenía miedo de que el guardia fronterizo fuese comunista. Le estaban tirando chocolates y los revisaron. Los metieron acostados en un camión largo militar y no los dejaban pararse para ver nada de la base militar. Él estuvo en un campamento por 17 días y decían que ellos eran unos infiltrados. Al fin, una avioneta de guerra lo llevó al aeropuerto de Opa Locka.
Desde los 14 años, mi papá pescaba. Él vendía langosta, camarones y pescado. Si lo agarraban, lo llevaban preso. A los 18 años salió a buscar empleo y trabajó en construcción. A los 19 años decidió que no quería trabajar más para el comunismo.
¿Por qué no alcanza con tener más medicinas y comida? ¿Qué aporta la libertad?
Si al pueblo se le da solo medicina y comida, entonces se ignora el problema más grande: la dictadura. Me entristece cada vez que veo que culpan al COVID-19 o al bloqueo como razones por la pobreza y las dificultades por las que pasa el pueblo cubano diariamente.
Todo el sufrimiento de mi gente es culpa de la dictadura. Mientras que el pueblo se está muriendo de hambre y están pasando trabajo con necesidades básicas, hay fotos de Díaz-Canel y los revolucionarios con bastante comida y acceso a comodidades que el ciudadano cubano nunca tendrá en su vida.
El pueblo no se puede conformar con una solución de corto plazo. Si lo hace no se está dando cuenta que Díaz-Canel solo permite esto ahora, porque Cuba tiene atención internacional por las protestas históricas.
Y con todo eso, ¿crees que es vida estar consiguiendo comida con una libreta de racionamiento? Aunque sea la única manera que el pueblo ha visto de conseguir comida, puede haber una vida más allá de la escasez, pero para que eso sea posible, hay que tumbar la dictadura.
El tiempo es ahora. El pueblo tiene que cambiar ese veneno que le han enseñado y el pensamiento que eso nunca se va a caer. Unidos, con muchos tirados a la calle, y con más información disponible por medios que se esperan abrir pronto con ayuda extranjera, se puede caer esa dictadura que ha violado todos los 30 artículos de los derechos humanos.
Ya la organización Amnistía Internacional le ha enviado una carta a Díaz-Canel reclamando que suelten a los presos políticos como resultado de las protestas históricas del 11 de julio. Hay esperanza, pero no se pueden conformar. Hay que seguir luchando. La única forma que se puede hacer es peleando por la libertad para que haya un cambio a largo plazo. Esto es solo el comienzo.
¿Por qué es importante que las voces del exilio se unan a las de la isla?
Las voces del exilio son muy importantes porque muchos están en un país poderoso: Estados Unidos. Como cubano-americana es mi responsabilidad hablar sobre lo que está ocurriendo, ya que muchos de los que están en el poder no saben español.
Este país tiene muchos recursos para ayudar al pueblo de manera que ni se tiene que hacer una intervención militar. Por eso la marcha de la libertad el 26 de julio en Washington DC fue tan importante.
Uno como exiliado también tiene que alzar la voz y expresarse sobre la injusticia, el genocidio, que está pasando a solo 90 millas de Estados Unidos. Como el exilio tiene la libertad de expresarse sin censurarse, debemos de aprovecharla, ya que nuestra familia en la isla no tiene esa misma libertad.
Esta situación tiene asuntos políticos, pero al fin es algo humanitario. A cada ser humano le debe de importar lo que pasa en Cuba. ¿Por qué? Le debe de importar a todo el mundo, porque uno debe de temer que su país tenga cosas semejantes a lo que ha pasado en Cuba por 62 años.
¿Qué mensaje le enviarías a los jóvenes de toda América sobre el peligro del socialismo?
En estos momentos en América, hay una guerra de palabras. Si tú dices algo que ofende a alguien, y más a alguien que es minoría en EEUU, eres racista, aunque no les estés ofendiendo en sí por su raza, si no quizás criticando por sus ideas. Esto para mí es un gran problema.
Me han dicho racista por ser anticomunista y por hablar de lo que ocurre en Cuba y calificarlo como un genocidio. Esas acusaciones no tienen lógica. Yo también soy una minoría en este país y estoy alzando la voz por el pueblo cubano que no puede expresarse como yo lo hago.
Este pensamiento de llamar a otros racistas se ha metido mucho en la política y está muy presente en las universidades. Si eres republicano, eres racista y no eres una persona buena. Si eres demócrata, eres más inteligente. Un gran aplauso para ti. Entonces, si hay un niño en la calle que tiene hambre, ¿el republicano que le da comida es mala persona porque es republicano, pero el demócrata que lo ignoró sigue siendo buena persona porque es demócrata? Hay cosas que la política no refleja de la persona, pero la política de la identidad, ha reducido a las personas a sus partidos y la vida es mucho más compleja que eso.
Explico esto porque ya por esta avenida empiezan a enseñarse en las universidades que pensar con ideas izquierdas significa que eres una persona buena. Y todos los días, al oír eso, se te mete en la cabeza y si no crees lo que muchos profesores y lo que tus amigos creen, eres una mala persona. Entonces muchos creen en estas ideas y no saben completamente en lo que creen. Y lo que no me gusta es que siempre no hay los dos lados del argumento.
Un profesor nunca pondrá ciertos videos de personas republicanas, aunque sea para debatir con las ideas que dicen. Eso me molesta. Hay que tener objetividad. Se debe promover que el joven no deba pensar necesariamente como su profesor. Sin embargo, hay como un eco de pensamientos, porque estos pensamientos son los que supuestamente te hacen una persona buena. Muchos de esas ideas son de origen marxista.
Un ejemplo de esto es cuando todo el mundo puso el cuadro negro en Instagram para apoyar Black Lives Matter, el movimiento. Eso es un acto bonito porque enseña solidaridad a la discriminación por las cuales pasan la población afroamericana en EEUU. Yo apoyo el movimiento, pero la organización ha perdido mi respeto por completo.
La cofundadora tiene fotos sonriendo con el asesino y presidente venezolano Nicolás Maduro, solo porque es comunista. Otra vez, hay que saber la diferencia entre ser comunista y ser persona buena, porque claramente Maduro no es una persona buena y ha causado mucho sufrimiento al pueblo venezolano.
Otro detalle, la organización publicó una carta de alabanza hacia Fidel Castro cuando murió, que para mí es una tremenda falta de respeto. Entonces, ¿vamos a ignorar que de 1959-1961, Fidel Castro encarceló a 300.000 presos políticos, y que en los primeros dos años de su liderazgo, mandó a matar a todo el mundo que empezó la revolución con él, incluyendo el Che Guevara y Camilo Cienfuegos? ¿por qué ignorarlo? ¿Es solo porque es comunista, y supuestamente todas esas ideas son para el bien y para la justicia social? No me parece.
Estas palabras como la de justicia social y revolución para la gente las usó Fidel en una entrevista cuando estuvo en la Sierra Maestra, poco antes de triunfar en su golpe de Estado. Estas palabras son muy comunes ahora, igual que es común encontrarte a jóvenes amando al Che y teniendo pulóveres con la cara de él. Pero, algo que yo he detectado es que todo al extremo no funciona, sea a la izquierda o a la derecha, porque se convierte en dictadura.
El marxismo da promesas que el poder estará en el proletario, con la gente, pero se convierte prácticamente en la gente perder su libertad y dárselo a pocos, que en la trayectoria de la historia siempre han abusado de ese poder, en el nombre del comunismo.
Esto también se habla en la teoría de la herradura, donde el poder debajo de los dos extremos se ve igual. Las palabras marxistas suenan muy lindas en papel, pero en práctica es una corrupción total. Mira a la Unión Soviética, Cuba, Corea del Norte.
¿Qué mensaje le enviarías a los cubanos que luchan en la isla por su libertad?
Que no paren y que sigan con el movimiento que empezó el 11 de julio. Que tienen apoyo mundialmente no sólo de los cubanos, sino también de los nicaragüenses, de los colombianos y de los venezolanos.
Por todas las partes del mundo han recibido apoyo. Hubo de 10000 a 30000 cubanos en Washington DC este pasado 26 de julio y marchamos hacia la embajada para reclamar que en Cuba haya libertad, democracia, y respeto a los derechos humanos. Y a ese punto, que tengan en mente que la lucha por la libertad de Cuba va mucho más allá de la isla.
Si Cuba se libera, sería un efecto dominó para Latinoamérica y el Caribe. Piensa en el largo plazo de sus hijos. En vez de irse de la isla y buscar una vida mejor al extranjero, significa retomar Cuba, que no sea nada más de los Castros y de los revolucionarios, que sea Cuba libre, donde se puede pensar diferente y prosperar económicamente.
Una Cuba libre, donde sus hijos pueden aspirar a ser lo que sean, donde hay un sistema económico donde pueden decirte que quieren ser médicos, y no preocuparse que un médico gana menos que un manejador de taxi.
Piensen en el futuro de ustedes y de muchos que dependen de la libertad de Cuba. Hay que fajar y confrontar el problema. Yo no quiero ver a Cuba en las mismas condiciones por otros 62 años. Esto es algo más grande que nosotros.