Estados Unidos ha sido el país más golpeado por la pandemia del coronavirus y su economía padece las consecuencias. Un nuevo estudio muestra que acorde más severas son las restricciones para intentar frenar el COVID-19 mayor es el desempleo. Sin embargo, las diferencias en las tasas de mortalidad no son discernibles.
WalletHub, un sitio web de finanzas personales con sede en Washington, D.C., evaluó el impacto económico de las medidas restrictivas y mostró que las continuas medidas de bloqueo no parecen salvar vidas.
El encierro aumenta el desempleo
Los cinco estados con los bloqueos más estrictos durante el último año (Hawái, California, Massachusetts, Nueva Jersey y Nueva York) tienen tasas de desempleo promedio de 8,06 %.
Comparativamente con Hispanoamérica parecen no ser muy altas. No obstante, con respecto a la situación previa a la pandemia, duplica la cifra que registraba EE.UU. Bajo la administración de Donald Trump, la Unión Americana llegó al pico de desempleo más bajo en su historia: 3,5 %.
En contraste, en los cinco estados con las restricciones más flexibles, el desempleo se ubica en solo 3,48 %.
La relación entre la rigurosidad del bloqueo estatal, cuantificada mediante un promedio simple de cuatro mediciones de bloqueo de mayo, julio, octubre y enero de WalletHub y las tasas de desempleo en marzo, de la Oficina de Estadísticas Laborales, es fuerte y estadísticamente significativa.
Hemos encerrado a la economía, en lugar del virus, espetó al respecto el New York Post.
COVID lockdowns cost countless jobs, don't appear to have saved lives: study https://t.co/7ps49KvDmU pic.twitter.com/7UEkA6bVvL
— New York Post (@nypost) May 1, 2021
El sector hotelero ha sido “la industria más afectada por la pandemia”
Los hoteles han sufrido el mayor impacto del desempleo, debido a que los viajes de negocios suman el 85 % de los ingresos de esta industria.
El sector hotelero ha sido “la industria más afectada por la pandemia”, según la Asociación Estadounidense de Hoteles y Alojamiento (AHLA, por sus siglas en inglés).
Según las proyecciones publicadas por AHLA, el sector hotelero en EE. UU. ha perdido unos 3,1 millones de empleos durante la pandemia del coronavirus y se espera que termine 2021 con otra reducción de uno 500.000 puestos de trabajo.
La tasa de desempleo en esta actividad económica es 330 % más alta que en el resto de la economía de EE.UU.
En un comunicado, la asociación explicó que los hoteles vacíos o cerrados permanentemente “también han tenido un efecto dominó en las comunidades de todo el país, dañando una amplia gama de negocios que dependen de la presencia de los huéspedes del hotel, como restaurantes y tiendas minoristas, empresas de suministro de hoteles y construcción”.
Un reciente estudio publicado por el centro de investigación Oxford Economics, mostró que por cada diez personas empleadas directamente en una propiedad hotelera, los hoteles mantienen 26 puestos de trabajo adicionales en la comunidad, desde restaurantes y tiendas minoristas hasta empresas de suministro de hoteles y construcción.
La proyección de despidos para finales de 2021 es de 500.000 puestos de trabajo adicionales, lo cual pone en peligro otros 1,3 millones de puestos de trabajo indirectos afectados por esta industria.
Al dividir los despidos por estado, la AHLA espera que California pueda perder más de 61000 puestos de trabajo en el sector de la hostelería en 2021, por delante de Florida (39560), Nueva York (38028) y Nevada (22282), entre otros.
“Si bien muchas otras industrias afectadas han recibido ayuda federal específica, la industria hotelera no”, criticó en ese comunicado el presidente y director ejecutivo de AHLA, Chip Rogers.
Como consecuencia, pidió al Congreso estadounidense que apruebe el proyecto de ley “Salvad los Empleos de los Hoteles” (“Save Hotel Jobs”), que “proporcionará un apoyo fundamental a los hoteles y sus trabajadores durante este período crucial”.
Tanto sacrificio no ha demostrado salvar más vidas tampoco. Según los últimos cálculos de WalletHub, 13 estados con restricciones estrictas registraban tasas de mortalidad relativamente altas, incluidos Nueva York, Nueva Jersey, California y Washington D.C.
Mientras tanto, 13 estados con restricciones bajas, como Connecticut, tenían bajas tasas de mortalidad.
Y estados con pocas restricciones y población grande, como Florida y Texas, tenían tasas de mortalidad comparables a las de Nueva York y Nueva Jersey.
Es decir, sin sacrificar la economía se mantuvieron a la par en mortalidad de quienes sí.