Cada año el Día de la Mujer termina evidenciando cómo el activismo feminista está cada día más radicalizado y por ende violento.
En medio de la pandemia, el año 2021 no fue diferente. Al contrario, la violencia se exacerbó. En Ciudad de México había 1700 policías mujeres frente a 20000 activistas feministas.
Allí resultaron 81 mujeres heridas, de las cuales 62 son policías y 19 civiles, de acuerdo con los datos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC).
Entre las lesionadas, nueve policías y una civil fueron hospitalizadas. Su reporte médico es estable, según indicó la subsecretaria de Desarrollo Institucional de la SSC, Marcela Figueroa, en una comparecencia ante la prensa.
No solo quienes estuvieron en primera línea resultaron afectadas. En Puebla una mujer aparece llorando, luego de que una turba feminista destruyó las ventanas de su automóvil.
Mujer llora al ver que su automóvil fue destrozado después de la ola de violencia por feministas radicales a las afueras del @CongresoPue. #8Marzo2021 #8M2021 #DiaInternacionalDeLaMujer #mujeres pic.twitter.com/0L6UoK0zNT
— Puebla 321 (@puebla_321) March 9, 2021
También en Tijuana, una mujer descubrió su automóvil totalmente vandalizado por aquellas que dicen defenderla y luchar contra la violencia hacia la mujer.
Mediante una emotiva declaración, Ana Gabriela, la afectada, dijo:
Yo solo salgo a hacer mi trabajo (e intento hacerlo lo mejor posible).
Hoy, Día de la Mujer, un grupo de mujeres fueron a la oficina de mi trabajo a manifestarse, no miré a ninguna mujer solicitando ser escuchada, solicitando apoyo o justicia, simplemente llegaron y destrozaron todo.
Yo también soy mujer, salí de mi ciudad de origen a buscar mis sueños, me encuentro sola en una ciudad que me asusta; sin embargo, aquí sigo luchando día a día… Hoy, esas mujeres destrozaron mi carro, el cual se encontraba afuera de mi oficina. También dañaron carros de varios compañeros. Tuvimos que salirnos por atrás porque estaban rociando gasolina sabiendo que estábamos adentro.
De esto no se trata el 8 de marzo.
Estas mujeres no me representan.
Gracias “amigas” manifestantes.
Aunque el Día de la Mujer tiene orígenes socialistas, dotadas de protestas violentas, desde la década de los 70, se ha convertido en un tributo a la feminidad, un día donde se celebra ser mujer y estas son agasajadas con flores, regalos, ofertas y descuentos por el Día de la Mujer.
Acorde más violento es el feminismo, más fiel es a sus raíces
Como su nombre lo indica, el feminismo radical exige volver a sus orígenes. Radical no se trata de un grupo extremista y reducido, como muchos creen. Significa de raíz. De modo que acorde más violento es el feminismo, más violento es realmente.
El feminismo de primera ola, el sufragismo, trajo consigo una ola de atentados terroristas. En 1909 Winston Churchill fue azotado en el rostro con un látigo.
Los atentados suicidas contra tranvías y trenes eran actos cotidianos. Incluso una activista, Emily Wilding Davison, se arrojó contra el caballo del rey, terminando así con su vida.
Tal como ahora, donde el feminismo lucha contra los “estándares de belleza heteronormativos y patriarcales”, el feminismo de la primera hora promulgaba ideas similares. Mary Richardson, por ejemplo, acuchilló un cuadro de Velásquez (Rokeby Venus), bajo la premisa de que “objetivizaba a la mujer”.
La violencia fue tal que en 1913 el Reino Unido sacó la ley de la descarga temporal, también conocida como la ‘ley del gato y el ratón’. Pues las feministas eran apresadas y tras hacer huelgas de hambre eran liberadas hasta que su salud les permitía volver a la cárcel.
Los incendios contra iglesias tampoco es cosa de ahora. En 1913 la catedral de Saint Catherine fue quemada hasta las cenizas por las sufragistas.
En el ideario feminista todavía está presente que mediante la violencia logran sus reclamos.
Realmente todo proceso revolucionario ha conllevado violencia y el caso feminista no es la excepción. Sin embargo, en la actualidad no hay un solo derecho que tenga el hombre que no tenga la mujer.
Al contrario, el activismo feminista exige negar el primer derecho, la vida de sus hijos, mediante el aborto.
Por ello se ensañan contra la iglesia. Pues allí se considera sagrada la vida desde la concepción, por ende se le defiende.
Los destrozos del feminismo en Latinoamérica
Incendios, vandalismo y destrucción de iglesias y estatuas religiosas fue una escena común en diversas ciudades de Hispanoamérica.
Pese a que el aborto ya fue legalizado en Argentina bajo el gobierno de Alberto Fernández, una turba feminista intentó incendiar la catedral de la ciudad de Salta.
También allí agredieron a los periodistas presentes. Incluso en Uruguay, el primer país que legalizó el aborto en Sudamérica, fueron violentas las protestas tanto en Colonia como Montevideo.
En Bogotá, Colombia, ciudad gobernada por una mujer, lesbiana, feminista y activista de izquierda, todo aquello que el feminismo exalta, hubo una ola de vandalismo que incluyó un intento de incendiar una iglesia.
Marcha de las feministas radicales ayer en Bogotá, Colombia. De veras, no entiendo los actos vandálicos y ataques a las iglesias de parte de ellas. ¡La mujer es más que eso! pic.twitter.com/nnst7lTnAm
— Juan Polanco ??? (@JuanPolancoB) March 9, 2021
Incidentes como este se repitieron en todo el continente. En México incluso ingresaron a las iglesias y destruyeron el interior.
Paradójicamente, en Oaxaca, donde profanaron el lugar santo, es uno de los pocos estados de México donde sí se ha logrado legalizar el aborto. Sin embargo, pese a haber logrado su cometido, la violencia no se ha detenido.
Mujeres forzaron la entrada de la iglesia de San Cosme y San Damián, ubicada en J. P. García, en la ciudad de #Oaxaca, y realizaron destrozos. | Alondra Olivera pic.twitter.com/IrYAgAYc3M
— Quadratín Oaxaca (@Quadratinoaxaca) March 7, 2021
La violencia en México incluyó también la destrucción de negocios privados, muchos de ellos pertenecientes a mujeres, emprendedoras.
Comúnmente las activistas feministas afirman que quienes se quejan del vandalismo se preocupan más por los objetos dañados que por las vidas de las mujeres.
Lo que ellas no consideran, en cambio, es cuántos años de esfuerzo conlleva construir las paredes que ellas destruyen y el trabajo que implica para los propietarios reconstruir lo destruido.
Tampoco consideran el esfuerzo de las mujeres que trabajan limpiando los destrozos que dejan, quedándose incluso horas extra.
Entre las personas afectadas hay muchas mujeres, tanto el personal de limpieza como las propietarias de los locales, también las que enfrentaron a las turbas para proteger los lugares santos ultrajados.
Y lo que más destaca en la crítica a este movimiento es cómo destruir la propiedad pública y privada no reduce la violencia hacia las mujeres. Al contrario, las feministas han demostrado que violentan a las mujeres que piensan distinto o bien no le son funcionales: como las mujeres policías.