Frente a la Asamblea General de las Naciones Unidas, el canciller de Brasil, Ernesto Araújo, advirtió que la pandemia del coronavirus no debe encaminar hacia un control social totalitario.
Si bien en su discurso no habló del “gran reseteo”, sí lo hizo mediante redes sociales. Allí recalcó: «la libertad es fundamental para la dignidad humana» y recordó a las Naciones Unidas su rol en la defensa de la misma.
The pandemic must not lead to totalitarian social control or the abrogation of fundamental freedoms. Freedom is foundational to the UN and essential to human dignity.
Brazil?? stands for freedom.
No to the “Great Reset”
My speech at UN session on Covid:https://t.co/mrxDVKXCSa pic.twitter.com/nxrEagxeEq
— Ernesto Araújo (@ernestofaraujo) December 4, 2020
Los medios masivos de comunicación no tardaron en descalificar lo dicho como teoría de conspiración.
Por ejemplo, el diario alemán DW publicó el titular: “El ministro Araújo evoca la teoría de la conspiración sobre el COVID”.
Pero la evidencia muestra lo contrario. Basta con ver cómo los promotores del Gran Reseteo incluso tiene una página oficial: The Great Reset.
En mayo de 2020, el fundador del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, anunció la iniciativa “Great Reset”, que reúne a líderes mundiales y grandes corporaciones con el objetivo de combatir las “consecuencias directas de la crisis del COVID-19”.
Incluso escribió un manual llamado The Great Reset. Allí explica que la normalidad no solo no puede volver sino que no debe.
Propone que el cambio sea de tal magnitud que incluso cuenta cómo ya hay referentes que proponen cambiar el calendario de “antes y después de Cristo” a “antes y después del coronavirus”.
El Estado-nación es incompatible con el Gran Reseteo
La globalización, la democracia política y el Estado nación son mutuamente irreconciliables, de acuerdo con el manual. Además, asegura que si tanto la democracia como la globalización se expanden, no hay lugar para el Estado nación. Por lo tanto, propone un modelo alternativo y pone a la Unión Europea como ejemplo.
Fue precisamente desde la Unión Europea que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, propuso quitarle a Brasil la soberanía sobre la selva amazónica, alegando que le pertenecía a la humanidad.
Luego se evidenció que el discurso ambientalista era en verdad “sandía”, verde por fuera y rojo por dentro. Lo que buscaba Macron era justificar su proteccionismo.
La Unión Europea estaba por firmar un tratado comercial con Brasil, el país más grande de Sudamérica, cuya superficie fértil supera a toda Europa y por ende pondría en riesgo la economía de los agricultores franceses.
En lugar de apostar al diálogo y la negociación que beneficie a ambas naciones, Macron optó por sumarse a la campaña internacional contra el presidente Jair Bolsonaro caricaturizado como un destructor del planeta. La realidad es otra. Bajo su gobierno bajaron los incendios forestales, mientras que la ONU condecoró a quien fue la ministra ambiental de Lula Da Silva, administración bajo la cual se registraron los peores incendios.
September is peak fire season in Brazil, but this year, fires in the Amazon region have dropped almost 20% when compared to the same period last year. Since 1998, September registers an average of over 33k fires. In 2019, the Amazon had less than 20k fires. Source: @inpe_mct pic.twitter.com/C6umoEs3hG
— Itamaraty Brazil?? (@Itamaraty_EN) October 2, 2019
The "conspiracy" the media "debunked" about the Great Reset & COVID-19 is not what I've actually warned about. I just told you what the World Economic Forum has said IN ITS OWN WORDS. pic.twitter.com/VY2ffIDgVd
— Glenn Beck (@glennbeck) December 3, 2020
Trump y Bolsonaro lideran la lucha anti-globalista
Al igual que la administración del presidente Donald Trump, el gobierno de Jair Bolsonaro ha mantenido un discurso soberanista frente a la agenda globalista, abiertos al comercio pero priorizando a su nación.
Ambos han liderado iniciativas para poner fin a la agenda de control de población, sobre todo respecto al aborto. Los líderes apoyaron al bloque africano frente al “chantaje económico”, donde a cambio de ayuda financiera, la ONU ha exigido a los países más pobres legalizar el aborto e incluso cambiar sus respectivas constituciones para garantizarlo como derecho.
Es decir, proponen controlar a la población desde la concepción. Algo que el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil considera inadmisible.
Ernesto Araújo, advirtió que la pandemia del coronavirus “no puede ser un pretexto para el control social totalitario”.
El canciller de Brasil destacó al Foro Económico Mundial como ideario de El Gran Reseteo y lo acusa de violar los principios de Naciones Unidas.
“Las libertades fundamentales no pueden ser víctimas del COVID. La libertad no es ideología”, agregó.
Araújo habló de “una trampa” para reprimir las libertades durante la actual pandemia.
El Gran Reseteo es corporativista
El portal National Review resalta el rol de las grandes corporaciones en El Gran Reseteo.
“Después de notar la participación de ‘socios’ como Apple, Microsoft, Facebook, IBM, IKEA, Lockheed Martin, Ericsson, Deloitte y Sixsmith, surgieron dudas sobre cómo se puede ver el Great Reset, como algunos les gusta sugerir (incluso permitiendo un poco de exageración) como un ‘marxismo de izquierda socialista’ o un ‘plan de toma comunista global’”, comenta.
Sin embargo, el periodista Andrew Stuttaford detalla que el Gran Reseteo es, en esencia, corporativista, no comunista.
«La participación de empresas del tipo que menciona Sixsmith es, en realidad, la participación de algunos miembros de su alta dirección, utilizando los fondos de los accionistas para fines que nada tienen que ver con los resultados financieros y todo que ver con el ejercicio del poder interno de un sistema similar a un concierto, con el Estado, si no necesariamente el gobierno, actuando como director», explica.
El corporativismo, en esencia, necesita del intervencionismo estatal. Lo cual aplasta a la pequeña y mediana empresa y fortalece a las grandes corporaciones. Tal como ha sucedido a lo largo de la pandemia, donde han quebrado los emprendedores y se han enriquecido las multinacionales, tanto que Jeff Bezos se convirtió en el primer billonario (trillonario en inglés).
Dicho sistema es funcional al poder de turno, en cuanto reduce la soberanía económica del ciudadano promedio y por tanto fomenta la dependencia estatal, patrón visible en la pandemia.
Por ello, líderes como Trump y Bolsonaro son advertidos como amenaza para el proyecto globalista, pues enfrentan a la agenda de control.