El aborto es uno de los temas más divisivos y decisivos en la política. En EE. UU. se ha polarizado aún más con la administración de Donald J. Trump, el presidente más provida de la historia de la nación.
Una encuesta de Pew Research Center encontró que el 46 % de los partidarios de Trump y el 35 % de los de Biden dicen que el aborto es un factor «muy importante» en la forma en que votarán este año.
Mientras Trump estuvo hospitalizado, acudió a las redes sociales para convocar a sus votantes y allí el mensaje que más reacciones causó fue: «¡Provida! ¡Voten!».
PRO LIFE! VOTE!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) October 5, 2020
En la recta final de la carrera presidencial, Trump postuló a una juez provida, católica, madre de 7 hijos, dos de ellos huérfanos adoptados en Haití y el menor con síndrome de Down, en un país donde es legal impedir que nazca por su “exceso” de cromosomas.
Con el reciente fallecimiento de la juez Ginsburg, defensora de la legalización del aborto, quedó una vacante en la Corte Suprema. En caso de ser aprobada la nominación de Amy Coney Barrett, por parte del Senado, habría una mayoría provida de 6 contra 3 en la Corte Suprema, lo cual siembra miedo entre los defensores del aborto.
Dado que el aborto fue legalizado en EE. UU. mediante la Corte Suprema, dicha entidad tiene el poder de revertirlo. Si gana Trump, estaría el Poder Ejecutivo y el Judicial a favor de la vida, hecho que consterna al público proaborto.
Joe Biden mantendría el aborto legal en EE. UU. y lo financiaría en el tercer mundo
Como prevención a la posible ilegalidad del aborto, la oposición ha apelado al federalismo para legalizar la práctica incluso hasta el nacimiento en los estados gobernados por el Partido Demócrata.
Según la BBC, el mensaje de Biden es mantener legal el acceso al aborto y advierte con retirar a la candidata de Trump a la Corte Suprema si gana las elecciones presidenciales.
Biden se ha comprometido a rescindir la llamada «regla mordaza global». Esto es el acuerdo de la Ciudad de México, creado por Ronald Reagan, para impedir el uso de los impuestos de los contribuyentes de EE. UU. para financiar abortos en países del tercer mundo.
El candidato demócrata también ha expresado su apoyo a la derogación de la Enmienda Hyde, que impide que el dinero de los contribuyentes se utilice para abortos, excepto en casos de violación, incesto o peligro para la madre.
Destaca la BBC cómo al principio de la campaña Biden dijo estar a favor de la medida, pero después de las críticas de sus colegas de izquierda, cambió de opinión.
El Partido Demócrata parece haber elegido a Biden como su candidato por ser moderado, frente al caos que vive la nación. Pero ha puesto en evidencia —mediante las concesiones de Biden— cómo este partido se ha radicalizado.
Pese a múltiples intentos de proteger legalmente a los bebés que nacen vivos luego de un aborto (pasado los cinco/seis meses de gestación) a nivel legislativo, por votos negativos de los demócratas, Trump anunció en campaña que firmaría una orden ejecutiva para proteger a los sobrevivientes de abortos.
Así apela a los votantes que consideran que la vida es sagrada desde la concepción, frente a un Partido Demócrata que llama derecho a finiquitar la vida de un ser humano hasta el momento de su nacimiento y dejarlo desatendido si nace y era voluntad de la madre que no.