
El Vaticano debe decidir en octubre si renueva el acuerdo con China, pacto que permite al gobierno liderado por el partido único, el Partido Comunista, elegir a los obispos de la nación. Sin embargo, la administración Trump advierte que darle ese poder al régimen podría poner en peligro a los católicos de China. Podría aumentar la persecución religiosa.
“China es una de las iglesias cristianas de más rápido crecimiento en el mundo”, dijo al Washington Examiner el embajador Sam Brownback, católico y enviado principal del Departamento de Estado para la libertad religiosa internacional. “El Vaticano es un cierto porcentaje de eso, y la mayoría son protestantes. Creo que les gustaría establecer su estructura en China, un país con una de las iglesias de más rápido crecimiento en el mundo”, agregó.
Las negociaciones del Papa Francisco con China sobre el papel de la Iglesia Católica Romana en ese país corren el riesgo de exponer a los católicos romanos clandestinos a una opresión intensificada por parte de Beijing, según el alto funcionario estadounidense. Para él, este convenio le otorga al Partido Comunista el “control” sobre la iglesia.
US: Vatican talks with China could expose Catholics to additional persecution https://t.co/8n2bmQBIfx
— Washington Examiner (@dcexaminer) October 1, 2020
“Beijing comercializará [el acuerdo] diciendo que son aceptables en la forma en que tratan a sus religiosos”, dijo Brownback. “Y eso es parte de nuestra preocupación, es que el Partido Comunista en China ha sido horrible y ellos han empeorado, no han mejorado, y entonces cómo lo comercializará el gobierno chino”.
Católicos temen la creación de un registro oficial
Para los defensores del acuerdo, es un paso para permitir que la Iglesia Católica opere abiertamente en China. A cambio, los funcionarios chinos obtienen “el registro oficial de todos los obispos, sacerdotes y comunidades católicos, incluidos los de la llamada comunidad clandestina”, según la publicación jesuita América.
Esto ha llevado a un estimado de 5 millones de católicos a practicar su fe de forma clandestina. Adoran en secreto, por temor a que las autoridades chinas usaran el registro como una lista negra.
“Varias personas en la iglesia clandestina están preocupadas por ese mismo aspecto, y tienen buenas razones para estarlo”, sostuvo Brownback, asegurando que las autoridades chinas han llevado a cabo arrestos después de obtener información acerca de miembros de la iglesias.
Cardenal Zen: vuelvan a las catacumbas
Miembros de la jerarquía eclesiástica ya han llamado a los católicos de China a volver a las catacumbas, tal como hicieron los primeros cristianos de la humanidad. El Cardenal Zen, obispo emérito de Hong Kong, quien sufrió la persecución en carne propia e internado en un campo de trabajo forzado, anunció: «la iglesia clandestina es la iglesia legítima».
«No van a elegir buenos obispos para nosotros», exclamó Zen en 2018 (cuando se pactó originalmente el acuerdo).
De todas formas, cabe destacar que hoy en día, el grupo más perseguido son los musulmanes de la etnia uigur. De hecho, alrededor de un millón están internados en campos de trabajo forzado, donde la esterilización es un proceso frecuente.
Enriquecer al Partido Comunista Chino es financiar la represión
El funcionario estadounidense más crítico con relación al régimen comunista chino y la persecución religiosa ha sido el secretario de Estado, Mike Pompeo. En ocasión del congreso a favor de la libertad religiosa celebrado en el Vaticano, Pompeo intentó sumar a la Santa Sede a la lucha contra China. Pero el Papa Francisco, irritado, se negó a reunirse con él, alegando que no interviene en elecciones presidenciales.
Por su parte, Brownback busca sembrar consciencia sobre la complicidad de quienes no sólo tienen acuerdos políticos con China sino también comerciales, como sucede con muchos países occidentales. Pues, desde su perspectiva, enriquecen al Partido Comunista Chino, que persigue a sus propios ciudadanos y que además, emprende una guerra fría contra los EE.UU.