El COVID-19 se filtró de un laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan (WIV), China, no de un mercado de mariscos como alegaba el régimen comunista. Así lo asegura el documental Rastreando el origen del coronavirus de Wuhan, publicado por The Epoch Times.
La hipótesis más sostenida hasta el momento es que el virus provino del murciélago. Pero dicho animal no se vende en el mercado de mariscos de Huanan. Lo cual desmontaría el relato oficial.
En el documental se muestra cómo más de un tercio de los primeros casos de COVID-19 (14 de 41 pacientes) no tenían vínculos con el Mercado de Huanan, de acuerdo con un estudio publicado en la revista médica The Lancet. Según narra el periodista Joshua Phillip en el documental, investigaciones posteriores sobre más pacientes confirmaron lo mismo. Una de ellas afirma que de 99 infectados “50 no tenían un historial de exposición al mercado de animales”.
También destaca el análisis de Daniel Lucey, epidemiólogo de la Universidad de Georgetown, quien consideró que “si los datos eran precisos, el primer caso de infección por el virus sería de noviembre de 2019, dado el período de incubación; es decir, que el virus tendría que haber llegado al mercado antes de haber salido”.
“Sabemos que Beijing suprimió información sobre la epidemia durante seis semanas en diciembre y enero y luego, cuando oficialmente lo reconocieron, el 21 de enero, comenzaron una campaña de eliminación de información”, aseguró Gordon Chang, experto de Asuntos Asiáticos.
Lo más sobresaliente del documental es cómo expone el trabajo de la científica Shi Zhengli como jefe de la investigación con murciélagos provenientes de la misma cueva de donde surgió el brote de coronavirus en el 2003, el SARS. Actualmente la humanidad se enfrenta a la propagación del SARS-CoV-2, nombre científico del COVID-19.
Si bien no acusan a China de haber liberado al virus a propósito, el documental sí muestra cómo laboratorios del régimen manipularon el virus y no contaban con los controles sanitarios suficientes para su manejo.
En 2018 la Embajada de EE. UU. en Pekín advirtió sobre el peligro de una filtración
La investigación coincide con los comunicados enviados por la embajada de EE. UU. en Pekín, donde se informó de la reunión con la doctora Shi y advirtieron sobre el peligro de una filtración por posibles fallas en la seguridad y alto riesgo de exposición de los empleados que experimentaban con murciélagos.
La última delegación de EE. UU. que visitó el Instituto de Virología de Wuhan fue dirigida nada menos que por el cónsul general en Wuhan, Jamison Fouss, y Rick Switzer, el asesor de la embajada para el Medio Ambiente, Ciencia, Tecnología y Salud.
Son públicas las investigaciones en laboratorios con murciélagos infectados
En la revista digital Nature está disponible un estudio conjunto en el que participó la científica china donde declara “generamos un virus quimérico que expresa el pico del coronavirus de murciélago SHC014 en una columna vertebral de SARS-CoV adaptada a ratón”. La finalidad de experimentar con ratones era medir la viabilidad de contagio a humanos. La conclusión fue: “Nuestro trabajo sugiere un riesgo potencial de reaparición de SARS-CoV de virus que circulan actualmente en poblaciones de murciélagos”. Es decir, de un nuevo brote y posible pandemia de coronavirus.
En febrero del 2020 la doctora publicó, también en Nature, que el nuevo brote de coronavirus que se vive es probablemente atribuido a los murciélagos.
¿Víctima del régimen o criminal a sueldo?
En el documental señalan a la doctora Shi como una villana. En un régimen de partido único, como la China comunista, toda investigación científica bajo vigilancia del Estado está sujeta a los mandatos del partido. Con lo cual el Gobierno estaba al tanto de las investigaciones con murciélagos.
Sin embargo, el director ejecutivo de Human Rights Watch, Kenneth Roth, además de referentes de la comunidad científica, muestran a la doctora Shi como víctima de la censura del régimen y que ella en realidad quiso advertir sobre el peligro del coronavirus. Sus colegas incluso han afirmado que fue amordazada.
More disastrous Chinese censorship: this virologist, Shi Zhengli, finished sequencing the genes for the new coronavirus on January 2, finding it was highly similar to SARS, but Chinese authorities suppressed her findings, allowing the virus to go global. https://t.co/MF67DaiQikpic.twitter.com/WQRwk3Sjga
El documental de Epoch Times da un paso más allá al plantear que el régimen mintió no solo sobre el lugar de origen del virus, sino también sobre su naturaleza, pues sostiene que no se transmitió naturalmente de una especie a otra, sino que fue manipulado en un laboratorio.
“Es difícil ver una proteína que sea 100 % idéntica cuando un virus pasa de una especie a otra”, explicó Sean Lin, exdirector de la rama de virus del Instituto Militar de Investigaciones Walter Reed (WRAIR).
Ya para diciembre del 2015 la revista Nature mostró que en China el equipo de la doctora Shi estaba modificando el virus del SARS sustraído de murciélagos y que era altamente riesgoso.
Por su parte, el brigadier general Robert Spalding, exdirector de estrategia del Consejo Nacional de Seguridad estadounidense (NSC, por sus siglas en inglés), e investigador del Instituto Hudson planteó: “Trabajan en el desarrollo de un coronavirus para huéspedes humanos, lo cual nos lleva a la pregunta de por qué alguien crearía un coronavirus que puede infectar a los humanos”:
¿Cuál sería el propósito de esa investigación? ¿Es para un arma? ¿Es para luego vender una vacuna de la cual serían los únicos beneficiarios?
El Partido Comunista Chino es el responsable
Spalding estuvo en China en el 2003 durante el brote del síndrome respiratorio agudo grave (SARS). Afirma que la respuesta del régimen al SARS2 (la COVID-19) “es exactamente la misma”: el ocultamiento de las cifras y la falta de transparencia.
Por eso el documental concluye con el pronunciamiento de Spalding: “Cada vez que [el coronavirus] vuelva —porque va a volver, porque va a estar con nosotros permanentemente ahora, y va a regresar— cada persona que mate, cada persona a la que dañe, será directamente atribuible al PCC (Partido Comunista Chino)”.
Ya existen iniciativas en marcha para exigir indemnizaciones por las millones de personas afectadas tanto por el virus en sí como por el impacto de la paralización económica que ha provocado la cuarentena.
En vista de que EE. UU. es el país con más contagiados (1,3 millones) y más de 80 000 muertos, la Administración Trump está evaluando exigir compensaciones, desde pagos arancelarios hasta remover la “inmunidad soberana”, lo que permitiría hacerle juicio a China tanto a nivel estatal como individual. El estado de Missouri, de mayoría conservadora, ya inició una demanda contra China.
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