El clamor de las calles de Chile exige una nueva Constitución con “derechos sociales”. Ya se aprobó el plebiscito para la reforma constitucional. Pero no incluirá “paridad de género”, que implicaría que la mitad de los legisladores sean del sexo opuesto, ni habrá cuota asignada para indígenas. Los legisladores no se elegirán por cuestiones raciales ni sexuales, sino individuales.
Aunque en la Cámara de Diputados una abrumadora mayoría de 141 a favor y apenas 1 en contra quisieron que haya escaños designados para indígenas, para aprobarse se necesitaban 25 votos a favor en la Cámara de Senadores, pero se obtuvieron sólo 23 y otros 14 en contra, con lo que no se cumplió el quórum.
Lo mismo sucedió con la paridad de género. Hubo 98 a favor, 30 en contra y 17 abstenciones, suficiente para que se aprobase, pero el Senado dispuso que no.
26 de abril es la fecha estimada para el plebiscito, cuando los chilenos podrán votar si reformar la Constitución o no. En caso de ganar la opción por una nueva Constitución, se podrá elegir entre una convención mixta (mitad parlamentarios y mitad integrantes electos por la ciudadanía) y una convención constituyente (elegida totalmente por la ciudadanía).
Pero el bloque de izquierda no quedó conforme. Isabel Allende del Partido Socialista insiste que “nosotros hemos respetado el acuerdo, pero también creemos que es de toda justicia que nosotros presentamos indicaciones para tener la paridad de las mujeres, para la representación de pueblos originarios y para facilitar las candidaturas independientes”.
Mientras que el senador Felipe Harboe por el Partido por la Democracia, también de izquierda, agrega que “la derecha no dio la mayoría que nosotros necesitábamos para poder aprobar”.
Los diputados de izquierda insistirán en aprobar la paridad por medio de ley simple.
La izquierda en Chile reclama el fin de la Constitución de Pinochet, aunque ya no existe
La fuerza detrás de su reclamo y que se evidencia en las calles de Chile es el fin de la Constitución del General Augusto Pinochet.
Frente a esto, el abogado, analista legislativo y director del área de formación de Fundación Cuide Chile, Camilo Cammás Brangier, sostiene que «
Insiste que el tema debió quedar zanjado en el 2005, cuando la firma del presidente Ricardo Lagos —que es de izquierda—suplantó la de Pinochet en la Constitución, junto a las reformas de entonces.
Sin embargo, desde el primer gobierno de Piñera, la izquierda volvió a poner la reforma constitucional sobre la mesa, lo que dio lugar a que esto fuera un punto en el programa del segundo gobierno de Michelle Bachelet, quien inició el nuevo proceso constituyente, dejando presentado un proyecto de constitución en los últimos días de su mandato.
Protestas en Chile: excusa para introducir una Constitución socialista
Lo cierto es que detrás de los reclamos hay un pedido del quiebre del orden democrático y también de la institucionalidad republicana. En las calles piden la renuncia o en su defecto destitución del presidente democráticamente elegido, Sebastián Piñera. No obstante, no habrá juicio político, ya que las pruebas presentadas por los diputados de izquierda por presuntas violaciones a los Derechos Humanos no fueron concluyentes.
Diosdado Cabello le dice a los Venezolanos que Chile quiere seguir el camino de Venezuela. pic.twitter.com/0FDeo6QKPe
— Elías Parada ✪ (@Elias_Parada_S) October 29, 2019
Frente a la nueva Constitución con «derechos sociales garantizados por el Estado», Diosdado Cabello, uno de los hombres más poderosos del régimen socialista de Nicolás Maduro, afirmó que lo exigido por los chilenos es algo que «ya nos dio el presidente Hugo Chávez en Venezuela».
Todos los países que han formado parte de lo que ha sido el socialismo del siglo XXI han modificado sus constituciones por medio de asambleas constituyentes y los resultados no han sido favorables para los supuestos defendidos.
Por lo pronto, el Senado de Chile ha resistido que se colectivice a los legisladores de acuerdo a factores genéticamente determinados, como el sexo y la raza.
En abril los chilenos decidirán si lo que quieren es seguir siendo el país más próspero de la región o si permitirán que el Estado de Derecho se convierta en un Estado de derechos, donde estos dejan de respetarse, como sucedió en los países que suplantaron los derechos individuales por los colectivos.