La primera actividad oficial del nuevo jefe de Estado argentino fue su reunión con el presidente cubano, que no fue elegido por los ciudadanos, Miguel Díaz Canel.
Si bien es pronto para augurar el lineamiento de un gobierno peronista, cuyos predecesores se han caracterizado por su mutabilidad, la asunción del nuevo binomio presidencial de Argentina se destacó por el prontuario de algunos de los invitados y también por la salida abrupta de otros, como señal de rechazo a los ya mencionados.
Por más de 60 años Cuba ha estado bajo el yugo del poder de una misma familia, gobernada por Fidel Castro hasta su muerte y luego por su hermano Raul, quien —dicho por el propio Díaz Canel— «encabezará las decisiones de mayor trascendencia para el presente y el futuro de la nación».
El nuevo gobierno argentino, que sí fue elegido democráticamente, ya forjó lazos oficialmente con el representante cubano. El canciller argentino, Felipe Solá, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, y la vicejefa de Jefatura de Gabinete cubana, Cecilia Todesca, también formaron parte del encuentro en Buenos Aires.
Alberto Fernández entró a las 9:14 a la Rosada para empezar su primer día de gestión oficial: lo esperaban el canciller Solá y Cecilia Todesca, su vicejefa de Gabinete.
Su primera audiencia fue con el presidente de Cuba Miguel Díaz-Canel: lo había tenido que esperar 25 minutos pic.twitter.com/59qzpJCQ72— TN – Todo Noticias (@todonoticias) December 11, 2019
El binomio argentino se reunió con delegados de Cuba, China y Rusia a la vez
La anfitriona fue nada menos que Cristina Fernández de Kirchner, la nueva vicepresidente, cuya hija estaba hospitalizada en Cuba y mostró una mejoría notable el día que su madre retomó el poder.
Junto a la delegación cubana estuvieron sus pares de la República Popular China y de la Federación de Rusia. En medio de la tensión regional que se vive, Argentina pareciera inclinarse por el bando izquierdo.
Tanto que el representante de EE. UU. se retiró precipitadamente al ver que el régimen de Nicolás Maduro tuvo representación en la asunción, al igual que el prófugo de la justicia (por secuestro y soborno), el expresidente de Ecuador Rafael Correa.
Mauricio Claver-Carone, de origen cubano, miembro del gobierno de Donald Trump, no toleró la presencia del encargado de la cartera de Comunicación de la tiranía chavista, que es a su vez hermano de Delcy Rodríguez, vicepresidente de Maduro.
Actualmente Washington impuso sanciones sobre Maduro y su gabinete, incluido Rodríguez, precisamente para retirar financiamiento al narcorégimen y consigo la represión y el hambre de los venezolanos.
Esto planteó el primer problema diplomático del nuevo gobierno argentino, sobre todo ante el hecho que Trump ofreció ayudar a Argentina a conseguir financiamiento para su economía, dado que tiene tanto deuda como déficit.
Cuba le debe alrededor de $ 11 mil millones de dólares a Argentina
Solo 15 000 millones de dólares deben ser destinados por el nuevo gobierno en el 2020 al vencimiento de capital e intereses de títulos de deuda soberana en manos de organismos estatales vinculados a salud de jubilados y pensiones como Anses, PAMI, Banco Nación o el Banco Central.
Sin embargo, nada se ha dicho sobre la enorme deuda que tiene Cuba con Argentina que asciende a alrededor de 11 mil millones de dólares.
Fue precisamente bajo un gobierno peronista, del presidente Héctor J. Cámpora, cuyo apellido es hoy el nombre de la agrupación militante del Kirchnerismo, que un 4 de agosto de 1973, el Banco Central de la República Argentina le otorgó a Cuba un préstamo por US$ 1 278 millones a seis años de plazo al 6% anual, para financiarle la venta de 1 000 tractores, maquinaria agrícola diversa, 5 515 camiones pesados Fiat y 6 000 automóviles Fiat 125, además de otros miles de Renault 12, Ford Falcon, Citroën Ami 8, Peugeot 404, y 9 000 unidades Dodge 1500 para taxis en La Habana.
Ya que en Cuba no hay producción y la importación es muy baja, muchos de los automóviles mencionados siguen en circulación en La Habana.
46 años después, la deuda todavía no se ha pagado. Sumando los intereses compensatorios devengados a la tasa originalmente pactada del 6 % anual, a interés simple y no compuesto (sin anatocismo) la deuda del capital e intereses asciende hoy a $ 4 805 millones de dólares. Sin tomar en consideración los intereses moratorios y punitorios que correspondería aplicar, lo que duplicaría fácilmente ese monto.
Para el economista Orlando Ferreres sostiene que sumados los intereses con el IBOR a tasa 2 %, la deuda total al día de la fecha podría ascender a 11 000 millones de dólares.
Durante una negociación por la deuda entre 2004 y 2005, el canciller cubano Felipe Roque Pérez solicitó una quita del 75% y el resto a pagar con medicamentos y atención de enfermos argentinos en la isla, pero con el traslado a cuenta de la Argentina. “Ofrecieron un barco con medicinas que estaba muy por debajo de la deuda. Fue casi ridículo”, indica Ferreres.
$11,1 mil millones de dólares es la misma cifra que Cuba le debía a varias asociaciones de países acreedores del Club de París que le perdonaron USD $8.5 mil millones de deuda oficial en 2015, que había dejado de pagar hasta 1986, más cargos. El reembolso de la deuda restante se estructuró durante 18 años, y desde entonces La Habana solo ha pagado las dos primeras cuotas vencidas.
El influjo de dinero que recibe la isla muestra que el supuesto bloqueo no solo no existe sino que Cuba no tiene los mismos estándares que el resto de países. Sus deudas se perdonan por décadas e incluso los países acreedores, como Argentina, siguen dándole dinero en lugar de cobrar.
Y no hay indicadores que el binomio Fernández-Fernández lo haga. Al contrario, le dieron al presidente no electo de Cuba carácter prioritario, como representante del núcleo del proyecto socialista internacional.