Cada domingo, las Damas de Blanco, mujeres que son madres, esposas e hijas de presos políticos, exigen la liberación de sus familiares por medio de una manifestación pacífica. El domingo 3 de noviembre hubo una diferencia, apenas la policía se llevó a la líder de las damas, Berta Soler, pasó una multitud de defensores del régimen con un cartel enorme con la cara de Raul Castro que tapaba la vista de la detención y detrás siguió una procesión de respaldo al régimen y de rechazo a la oposición.
“Yo soy Fidel, abajo la gusanera” fue el grito de los simpatizantes del régimen. “Gusano” es un término peyorativo con el cual el régimen y sus defensores llaman a cubano opositor.
En esta ocasión, Berta estaba sola, vestida de blanco, gritando “¡Viva Cuba Libre!”, “Revolución es represión”. Para detener a una sola mujer, el régimen envió a una decena de policías, en su mayoría mujeres, y un desfile de decenas de simpatizantes para taparlo.
Lo cual expone lo que una sola voz disidente es capaz de causar, lleva al régimen a movilizar todo un operativo para callarla.
Y es que Soler exponía los atropellos del gobierno: exigía la liberación de José Daniel Ferrer, líder de UNPACU, la Unión Patriótica de Cuba que lleva más de 30 días desaparecido, presuntamente detenido y torturado.
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La vida de José Daniel Ferrer corre peligro
Como en Cuba solo es legal el partido comunista, quien haga política por fuera del oficialismo comete un delito y por tanto recibe un trato criminal. Por medio de una carta, que no tiene fecha ni lugar de origen, el líder opositor, José Daniel Ferrer, presuntamente advierte las condiciones inhumanas en las que vive en un calabozo del régimen.
“En huelga de hambre y sed. Me han hecho de todo. Mil torturas y violencia. Me han arrastrado y encadenado pies y manos, me han puesto al sol 15 días en calzoncillos en una celda llena de mosquitos y fría en la madrugada. Riesgo de neumonía. Mi vida corre grave peligro”, dice la carta manuscrita.
La presencia de mosquitos potencia el peligro para su salud. Pues al momento Cuba sufre una epidemia de dengue, que ya ha cobrado víctimas fatales, incluso un niño de cinco años, dado que el brote actual es de carácter hemorrágico.
Según informa Cubanet el niño fue identificado como Harold Cordoví. Murió luego de tres días de internado en el Hospital Orlando Pantoja Tamayo, en el municipio de Contramaestre, Santiago de Cuba con un cuadro de dengue que le produjo sangramiento agudo por la boca, nariz y oídos.
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De acuerdo al portal, el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) no ha informado sobre la muerte del niño. Y es que el peligro del dengue ha sido sistemáticamente ocultado.
El régimen comunista en Cuba no se puede dar el lujo de informar estos fracasos en materia de salud, sobre todo por las profundas fallas de salubridad. Ya que el supuesto éxito del sistema de salud produce los mayores ingresos del régimen a través de médicos cubanos que son su mayor “producto” de exportación, producen hasta 500 % más ingresos que el turismo, dado que el régimen les expropia entre el 75 y el 90 % de sus pagos, situación esclavista que fue denunciada por el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.
Animalización de las personas, vieja táctica del nazismo
Evo Morales, llamó “gusano” al periodista cubano Ismael Cala cuando este le increpó su lealtad a un régimen represor. El mismo término aplicado por los simpatizantes del régimen que gritaban “abajo la gusanera” mientras la policía se llevaba detenida a Berta Soler el domingo 3 de noviembre.
Como respuesta Cala le replicó a Morales: “Créame que no me insulta al llamarme ‘cubano gusano’. La animalización de las personas, con el objetivo de descalificar sus ideas, actuaciones y opiniones, siempre termina descalificando al que la emplea”.
“Adjetivar a un ser humano con el nombre de un animal, supuestamente asqueroso, es una vieja táctica que viene del nazismo“, concluyó.
Así como el nacionalsocialismo (nazismo) perfilaba a quienes consideraba indeseables, lo hace el socialismo internacionalista que ha creado 2 millones de refugiados de Cuba y alrededor de 200 000 muertos, entre fusilados y ahogados (muchos de ellos con mangueras de presión del régimen) escapando en balsa.
Ambas ideologías son corrientes del socialismo y por tanto colectivistas. Niegan la existencia del individuo y su voluntad. Como tal, la persona se reduce a ser un engranaje de la maquinaria estatal, dividida entre quienes obedecen y los que no.
En el caso de Cuba este sistema se sostiene gracias a que 7,6 de los 12 millones de cubanos forman parte de los Comités de Defensa de la Revolución, y son premiados por delatar a los opositores al régimen.
Este mecanismo lo aprendieron de la Unión Soviética, donde desde la primera infancia se condecoraba a los niños que delataban a sus padres. Así la primera lealtad se proclamaba primero por la revolución antes que a la propia familia.