Lo que empezó como una protesta por el alza del pasaje del metro en Santiago de Chile resultó en el pedido de la destitución del presidente Sebastián Piñera e incluso un cambio de Constitución. Es decir, un quiebre no solo en el orden democrático, sino también de la estructura republicana.
Trece vidas se han perdido hasta el momento en medio del caos que han desatado las protestas, la última víctima murió electrocutada por la madrugada en un saqueo. La mayoría murieron en incendios provocados, cinco calcinados en el saqueo de una fábrica de la comuna de Renca, dos mujeres quemadas durante el saqueo de un supermercado incendiado en la comuna de San Bernardo.
Como respuesta a los desmanes, el presidente Sebastián Piñera militarizó las calles y anunció estar en guerra.
Esto agudizó los pedidos de su destitución y el clamor por un cambio constitucional que exige el reconocimiento de “derechos sociales” que llegó desde las calles hasta la voz del presidente del Senado.
En lugar de abaratar el costo de vida con la reducción de impuestos, muchos de los manifestantes piden aumentar la intromisión del Estado en la economía. Para lograrlo, proponen una asamblea constituyente, como sucedió en Venezuela, Bolivia, Cuba y Ecuador, países alineados al socialismo.
Si bien reconoce que muchos de los reclamos de los chilenos que toman las calles son legítimos, el Abogado, Analista Legislativo y Director del Área de Formación de Fundación Cuide Chile, Camilo Cammás Brangier, advierte que son aprovechados por agrupaciones políticas que agravarán la situación económica y pretenden limitar los derechos existentes por medio de la desestabilización política y reorganización constitucional.
Esto declaro al PanAm Post:
Los manifestantes en las calles e incluso el presidente del Senado han hablado de cambiar la Constitución, ¿cuán probable es que suceda?
El cambio de Constitución es un tema que se ha puesto sobre la mesa constantemente. Tema que supuestamente debió quedar zanjado el año 2005, con las reformas del entonces Presidente Ricardo Lagos. Sin embargo, desde el primer gobierno de Piñera, la izquierda volvió a poner el tema sobre la mesa, lo que dio lugar a que esto fuera un punto en el programa del segundo gobierno de Michelle Bachelet, quien inició el nuevo proceso constituyente, dejando presentado un Proyecto de Constitución en los últimos días de su mandato.
El actual gobierno no ha retirado el proyecto, cosa que debió hacer el primer día. El presidente del Senado indicó que lo pondrá en tabla para discutirse. No me aventuraría a dar probabilidades y tiempos, pero sí puedo decir que no van a descansar hasta lograrlo, lo que sí sería probable en un futuro gobierno de izquierda más radicalizada.
A confesión de parte, relevo de prueba. Esto es un golpe de estado de la izquierda radical. https://t.co/WPh93ERnuj
— Johannes Kaiser. Diputado por el distrito 10 (@Jou_Kaiser) October 21, 2019
¿Qué implicaría en materia de derechos un cambio de Constitución?
Implicaría un debilitamiento de los derechos que van directamente relacionados con la libertad del ser humano. Por ejemplo, se elimina la protección de la vida del que está por nacer. Debilita también a la familia, pues incorpora el concepto de Autonomía Progresiva dentro de los derechos de los niños. Este concepto ya se ha tratado de incorporar, hasta ahora sin éxito, por medio de otras reformas individuales. Por otro lado, debilita el derecho de propiedad, en materia de indemnización por concepto de expropiación. Respecto de la negociación colectiva, otorga su titularidad forzosa a los sindicatos, por lo que los trabajadores no podrán negociar de manera individual.
En materia de derechos positivos (referente al positivismo jurídico, no con connotación positiva), otorga el derecho a una vivienda, lo cual en la practica es imposible de cumplir, sobre todo con la inmigración masiva de personas que han llegado en los últimos años. Hay que tener presente que la Constitución asegura los derechos a todas las personas, sin distinción de nacionalidad.
Gran parte del repudio a la Constitución vienen del hecho que fue creada en el periodo de Pinochet, piden en su lugar “derechos sociales”, ¿qué es lo que en realidad piden, y por qué es necesario distanciarse de lo logrado en ese período?
La Constitución de 1980 fue creada durante el Gobierno Militar y aprobada en un plebiscito (es decir, con voto ciudadano). Durante los gobiernos posteriores fue sufriendo un conjunto de modificaciones, con lo que paulatinamente se fueron eliminando lo que ellos llamaban “enclaves autoritarios”, que no eran otra cosa que un sistema de cuerdas y contrapesos. En 2005, el presidente Lagos hizo nuevas reformas, con un amplio consenso en el Congreso, por lo que se llegó a hablar de una nueva Constitución “nacida en democracia” y “que ya no nos divide”, según las palabras del propio Lagos. No conforme con esto, la izquierda sigue diciendo que es la Constitución de Pinochet y que, como fue “creada en dictadura”, debe ser cambiada por una Constitución democrática, mediante una asamblea constituyente.
Esto solo es una excusa para introducir una Constitución de corte socialista, como la presentada por Bachelet, la que supuestamente otorgaría mayores derechos sociales. Esto es una discusión legítima, pero no es necesario crear una nueva Constitución para ello.
Si se llegase a instalar esta nueva Constitución o alguna otra de corte socialista, mediante asamblea constituyente o no, cuando se vean los resultados, el “tener una constitución democrática” no será un gran consuelo.
En Cuba, Venezuela, Ecuador y Bolivia se suplantaron los parlamentos a cambio de Asambleas Constituyentes, los manifestantes piden lo mismo, ¿qué implicaría eso para Chile a nivel legislativo y también en cuanto a la división de poderes?
Implicaría un deterioro de la democracia representativa, la que sería sustituida por asambleísmo, donde son siempre los grupos de izquierda, minoritarios e ideologizados, los que más ruido hacen y se imponen sobre el resto.
Esto traería un debilitamiento de la institucionalidad (que ya está dañada) y nos asemejaríamos a alguno de esos países, dependiendo de cuanto se radicalicen las posturas. Claramente no sería bueno, pues si bien tenemos muchísimo que mejorar, hasta ahora habíamos estado mejor que nuestros vecinos del barrio.
¿Qué mensaje le daría a los chilenos indignados que adhieren a las marchas sin conocimiento del reclamo ulterior y qué le diría al extranjero que observa con incertidumbre?
Que no se dejen engañar por las mentiras de la izquierda. Muchos de los motivos que tienen para estar indignados son reales y muchas demandas son legítimas. Sin embargo, estos movimientos de masas siempre son dirigidos por minorías lúcidas y completamente ideologizadas que siguen procedimientos de manual que la gente común y corriente desconoce.
La destrucción que hemos visto no es algo casual ni espontáneo. Se llama Revolución Molecular y tiene su doctrina fundacional en el pensamiento de Felix Guattari.
El objetivo que tienen estas minorías es político y consiste en obtener el poder para ejercer control y dirección social. Las minorías dirigen los procesos políticos, las masas sólo son utilizadas por estas minorías que tienen intereses propios. Es tiempo que se den cuenta de ello.