Armados nada más que con girasoles en sus manos, opositores cubanos tomaron las calles de la isla para exigirle al régimen respeto a sus derechos humanos, grito que hizo eco y se reprodujo de igual manera en el exilio. Pero en la isla su accionar pacífico fue embestido con violencia y censurado con fuerza militar. Ante lo cual, se volvió reiterada la frase: “una dictadura que teme a los girasoles no es fuerte”.
A partir del lunes 9 de septiembre se espera la firma de un acuerdo de cooperación entre la Unión Europea y Cuba, por lo que el régimen decidió retirar de las calles toda muestra de oposición contra la dictadura antes del inicio de dicho evento en La Habana.
El 8 de septiembre, en vísperas de la firma del acuerdo, se conmemora mundialmente el nacimiento de la Virgen María. En cuba ese día se celebra a la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, a quien los héroes de la independencia de la isla, los mambises, se encomendaban antes de combatir para que les diera fuerza.
Por eso los opositores se encomendaron a ella el domingo y apelaron a su amor de madre para enfrentar a una dictadura no desde la confrontación violenta sino en la unidad, pues la Virgen es un símbolo común entre la mayoría de cubanos.
Para conocer cómo se vivió este acto en las calles de Cuba, PanAm Post se comunicó con Katherine Mojena Hernández, integrante de la dirección nacional de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) y promotora de Cuba Decide, organización que fomenta elecciones libres.
Su esposo, Carlos Amel Oliva Torres, fue detenido y liberado el mismo el 6 de septiembre, cuando comenzó el operativo para limpiar las calles de opositores. Luego, el 8 de septiembre, la seguridad del Estado asedió las sedes de los partidos opositores y los pocos que lograron salir fueron detenidos; entre ellos su esposo, quien permanece detenido junto al líder principal, José Daniel Ferrer, y a decenas de activistas más.
Mientras daba sus declaraciones, Katherine fue interrumpida en cuatro ocasiones por activistas detenidos que fueron liberados e informaron su bienestar, mientras Mojena Hernández lidiaba con explicarles a sus hijos, todos menores, dónde está su padre y la incertidumbre de saber cuándo volverá a casa.
¿Qué actos de represión hubo y por qué el régimen le teme a los girasoles?
Secuestraron activistas. Se los llevaron de sus viviendas sin dar razón a familiares de a dónde se los llevaban; impusieron multas desde 500 hasta 1500 pesos (entre 20 y 60 dólares); asaltaron y robaron viviendas utilizando tropas antimotines que ejercieron la fuerza incluso delante de niños de tres meses a diez años y mujeres embarazadas. También monitorearon las redes sociales las fuerzas de seguridad y luego de perfilar a los activistas, fueron a los respectivos lugares de trabajo de los activistas para impedir que salgan a protestar.
Además, prohibieron la venta de girasoles y los métodos represivos dejaron un saldo de más de un centenar de activistas detenidos, golpeados y desaparecidos, aún no tenemos razón de más de la mitad de estos.
¿Por que le temen a un girasol? Así es de endeble la dictadura. Le temen a los símbolos, le temen a las iniciativas que nacen del pueblo. Ellos sí saben que el poder lo tiene el pueblo, el problema de Cuba es que ese pueblo aún no se ha enterado de que lo tiene. Nuestra misión, de la oposición, es guiar a la masa, trasmitir esperanza y optimismo para superar esa desesperanza inducida por el Gobierno cubano desde que nacemos.
Para nosotros fue un día de victoria. Un ejemplo de unidad del exilio que en los últimos tiempos ha renacido. Nadie sabe, nadie tiene en sus manos la estrategia final o el último día de la dictadura. Pero sin dudas la marcha de los girasoles es una de las profundas heridas que le hemos hecho al castrismo, que ha tenido que movilizar a sus militares para evitar que sus ciudadanos reclamaran derechos con una flor en la mano.
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