Cada 2 de julio se conmemora silenciosamente en Argentina el atentado más sangriento de la década de 1970. Mientras la izquierda política clama “memoria, verdad y justicia” por la represión ejercida por parte de las fuerzas estatales contra los ejércitos irregulares, no existe memoria, verdad ni justicia por las víctimas de la violencia que sumergió a Argentina en un proceso similar a Vietnam: una guerra de guerrillas.
La fecha recuerda cuando un terrorista de la agrupación Montoneros, que respondía al ala izquierda del peronismo, fue infiltrado en la policía y colocó un artefacto explosivo en la Superintendencia de Seguridad Federal de la Policía Federal, en la ciudad de Buenos Aires, Argentina.
Mientras almorzaban un centenar de policías, se derrumbó el techo y murieron 23, además de una civil que estaba de visita, y 60 oficiales resultaron heridos.
Esto fue parte de una serie de actos por parte de la organización armada que buscaba instaurar en Argentina el “socialismo nacional”, como consecuencia de su entrenamiento en Cuba y como la encarnación de lo que denominaban la evolución del peronismo, al cual a su vez estaban purgando -por medio de atentados- de los elementos no alineados.
Para conocer en profundidad lo sucedido, PanAm Post contactó a Victoria Villarruel, coautora del libro Los llamaban jóvenes idealistas y Los otros muertos, donde compila nombres y apellidos de las más de 17.000 víctimas del terrorismo.
¿Por qué se deben conmemorar fechas como esta dentro del contexto de la “memoria, verdad y justicia”?
La democracia y el Estado de derecho se nutren del conocimiento adecuado del pasado y del repudio de los crímenes aberrantes cometidos contra la población civil. Por esa razón, recordar los hechos históricos aunque sean dolorosos como en este caso, permite aprender de ellos, enseñar a las nuevas generaciones que las ideas no se defienden a través del terrorismo y facilita que las víctimas no mueran dos veces ante el olvido y la indiferencia.
¿Qué nos dice la violencia de este atentado de la naturaleza de las agrupaciones armadas de los 70?
Los grupos armados que actuaron en Argentina en la década del 70, eran verdaderos ejércitos irregulares, con uniforme propio, código de justicia revolucionaria, grados militares, fabricación de su propio armamento como hacía Montoneros, financiamiento producto de los peajes, chantajes y secuestros extorsivos que cobraban a sus víctimas, etc.
Tanto Montoneros como el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) no eran grupos de jóvenes que lanzaban bombas molotov, sino ejércitos irregulares con entrenamiento militar y psicológico en el país y en Cuba, Palestina, Rusia, etc. Ello, además de un profundo y mesiánico convencimiento de la misión terrorista que llevaban adelante los hizo cometer atentados tan impresionantes como el que hoy recordamos con 24 muertos y 66 heridos.
¿Por qué es importante que esta generación y las que siguen tengan consciencia de lo sucedido?
Es fundamental para los jóvenes conocer la verdad histórica, porque sino no comprenderán por qué seguimos pagando millonarias indemnizaciones y subsidios, por qué ingresan al Estado personas cuyo único rasgo distintivo es ser hijo de un desaparecido o familiar de un terrorista, no comprenderán por qué gran cantidad de políticas en educación, justicia, seguridad, derechos humanos, etc son totalmente influenciadas por la visión distorsionada de lo ocurrido en los 70. Solo sabiendo la verdad, se es libre y no se es instrumento de nadie.
¿Se trató de un suceso local o era parte de un proyecto internacional con la intervención de otros países, califica como guerra?
Casi toda Latinoamérica se encontró inmersa en la espiral de violencia que Cuba inició a partir de la revolución en ese país. Luego de la Segunda Guerra Mundial, durante la guerra fría, la batalla entre EE.UU. y la URSS se libró en los países no alineados entre los que estaban regiones como Latinoamérica y partes de Asia y Africa.
En nuestro continente, Cuba fue quien representó las ideas del comunismo y quien como una epidemia fue contagiando a la mayoría de nuestros países. Argentina desgraciadamente no pudo evitarlo y ya desde fines de los 50 sufrió diversos hechos que fueron el preludio de lo que explotaría con toda violencia en los 70.
¿Qué mensaje le darías a los argentinos y a los hispanoamericanos que desconocen sobre los terroristas armados?
Mi mensaje siempre es implicarse en el conocimiento de nuestra historia. Solo así no seremos engañados por los que como un canto de sirena mienten sobre lo vivido simplemente porque ya ha pasado bastante tiempo. Las consecuencias de la impunidad terrorista las padecemos diariamente hasta el presente.
La falta de justicia en Argentina ha generado más delincuencia, un nivel de corrupción escandaloso y el desfalco del Estado para otorgar indemnizaciones y prebendas a terroristas que no las merecen.
La única manera de vencer ese pasado y este presente de oprobio es juzgando a los terroristas, dando un mensaje bien claro que quien delinque debe responder por sus acciones. No haberlo hecho con el terrorismo lega este caos a las nuevas generaciones y ya es hora de frenar ésto y pensar en otra Argentina más justa e inclusiva.
*Esta nota fue elaborada en colaboración con Marcelo Duclos.