El nazismo (nacionalsocialismo) fue ajusticiado ante un tribunal (Nüremberg) que dio lugar al repudio internacional a su accionar y produjo la persecución judicial de sus jerarcas. Ahora se busca aplicar la misma lógica al socialismo internacionalista, el comunismo, con su cara más visible que es el castrismo.
Desde San José, Costa Rica, referentes internacionales decidieron de manera unánime crear un tribunal para juzgar a quienes en los últimos 60 años produjeron 2 millones de exiliados cubanos y más de 100.000 muertos entre los fusilados en los años de la revolución, perseguidos políticos e incontables balseros.
La Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) firmó su respaldo a la “Comisión Internacional para la Fiscalización de Crímenes de Lesa Humanidad del Castrismo “Justicia Cuba” para la creación de un Tribunal Internacional ad hoc que juzgue los crímenes de lesa humanidad perpetrados por la dictadura castrista desde 1959 al presente”, según reza el documento.
Jorge Planas, abogado venezolano, Comisión Justicia Cuba y delegado del Directorio Democrático Cubano ante la ODCA, afirma que se logró de forma unánime la aprobación del tribunal.
PanAm Post se comunicó con uno de los firmantes, Manuel Zalba, nacido en la ciudad de Miami pero formado en España, Licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza, miembro del Colegio de abogados de Madrid y actualmente Coordinador General de la Red Iberoamérica LIDER.
¿Por qué es necesario hacer un tribunal que juzgue los crímenes del castrismo?
Llevamos dos años trabajando desde la Comisión Internacional para la fiscalización de crímenes de lesa humanidad del castrismo “Justicia Cuba” recabando testimonios de víctimas en Cuba y otros países de la región como Nicaragua y Venezuela.
La dictadura castrista lleva más de 60 años cometiendo violaciones sistemáticas a los derechos humanos dentro y fuera de Cuba. Con nuestra labor de documentación estamos poniendo nombre y apellidos a los victimarios que actualmente siguen cometiendo estos crímenes, advirtiéndoles que no saldrán impunes.
¿Por qué es tan importante hacerlo ahora?
En este momento debemos representar a las víctimas, su voz es la que nos llamar a la acción. El enemigo común de los pueblos es el ideario comunista que lleva al crimen, a la pobreza, y la exclusión social. Solo puede realizarse el ideal del ser humano si este es libre y se le dan oportunidades para elegir su destino.
Esta amenaza podemos verla más latente que nunca en las tiranías de Nicaragua y Venezuela, donde el modelo de represión cubano se ha introducido desde las fuerzas militares a los modelos educativos en las escuelas. Ningún país de nuestra región está a salvo de esta amenaza.
Ante el impacto que tuvo el Tribunal de Nüremberg sobre el rechazo al socialismo nacionalista (nazismo), ¿buscan lograr lo mismo respecto al socialismo internacionalista (comunismo)?
Al fin la opinión pública siempre manipulada por la izquierda se está liberando de complejos y surgen denuncias internacionales que por encima de ideologías están enfocadas a lograr la libertad. Nuestro compromiso es con todos aquellos que están sufriendo la amenaza de la represión y la necesidad de hacer justicia.
Buscamos la condena internacional al comunismo y a las dictaduras que están todavía hoy en pleno siglo XXI oprimiendo y asesinando a millones de personas.
¿Cómo impacta el castrismo a Centro y Suramérica?
Para Cuba, Centroamérica y Suramérica es sumamente importante, por ser éste su medio natural. Cuba comparte con países del área rasgos culturales similares, el mismo idioma, la misma historia (con el referente al anticolonialismo español y el manipulado rechazo a la intervención norteamericana) y condiciones socio-económicas semejantes. Desde los comienzos de la revolución los dirigentes cubanos conocían las posibilidades revolucionarias de esta área y no han cesado en introducirse para conseguir sus objetivos.
¿Qué mensaje le daría al hispanoamericano promedio sobre la importancia del activismo y las alianzas civiles?
Nuestra región es sumamente privilegiada, cada nación tiene sus ricas diversidades pero compartimos elementos comunes que nos unen como hermanos de espíritu.
Por ello, debemos ser solidarios y tender la mano a nuestros hermanos cuando más lo necesitan. Cuba, Nicaragua y Venezuela se encuentran en un momento trascendental para su futuro.
Es el momento de realizar un llamado común a la acción, y a la condena de todo sistema que tiene como fin aniquilar la libertad individual.