Ejecutaron a su esposa, a su hijo de seis meses y a sus hijas de seis años y nueve años como consecuencia de haber viajado a EE. UU. para denunciar los abusos por parte del régimen comunista en Corea del Norte.
Así lo informó uno de los activistas norcoreanos al llegar a Washington, D.C., donde viajó para ejercer su libertad de expresión y fue enfrentado por un grupo de personas por usar una gorra en respaldo a Donald Trump.
Un rapero llamado Bigelow Black estaba entre los asaltantes, difundió un video creyendo hacer “justicia social” por enfrentar a simpatizantes de Trump al atacar lo que se considera un “símbolo de odio” y “racismo”, como es la gorra MAGA, cuyas siglas significan en inglés “hacer a EE. UU. grande de nuevo”.
Es decir, mientras crece la polarización frente a la imagen de Donald Trump y los símbolos que le representan como sinónimos de racismo y xenofobia, en total contradicción a su ideología y mensaje, un grupo de sus opositores atacó a un grupo de extranjeros pertenecientes a una minoría étnica.
“No por aquí, proxeneta … No hay nada de eso que haga que América sea una mierda otra vez”, dijo el rapero mientras agredía al hombre norcoreano.
El pasado jueves 2 de mayo el rapero compartió el video en Twitter e inmediatamente ganó miles de “me gusta” y “retweets”. Finalmente lo borró, luego que fue noticia su ataque contra un grupo de “asiáticos”.
Se supo la noche del 8 de mayo, gracias a Wendy Wright, presidente de Christian Freedom International (Libertad Cristiana Internacional), que los norcoreanos atacados eran parte de su organización.
Su misión es enviar botellas llenas de arroz flotando a Corea del Norte para alimentar a quienes sufren castigos de trabajo forzado sin compensación. También mandan la Biblia en su idioma natal.
Aprovechan cuando sube la marea para que pueda llegar el “contrabando”.
Wright explica que las sanciones económicas, lejos de lastimar a los norcoreanos, permiten la creación un mercado negro, libre, sin la intromisión del régimen opresor.
Leyó la carta de uno de los hombres que aparece en el video. Agradece a Trump por no haber sucumbido a las presiones del dictador que subyuga a los norcoreanos y aprueba las sanciones, pues castigan al régimen.
Frente a las acusaciones de racismo por usar la gorra de MAGA, explica que él no representa nada semejante, sino el respaldo a un mandatario que ha defendido a los norcoreanos.
Reprocha a sus atacantes, que además le robaron su propiedad, porque no saben valorar la libertad que tienen de poder manifestarse en contra su presidente, incluso declarar su odio abiertamente.
“Si bien puede expresar su incomodidad hacia el sombrero MAGA, siempre y cuando se haga de manera pacífica, eso está bien para nosotros. Pero lo que nos hicieron fue odio absoluto”, declara.
“Estamos familiarizados con vivir una vida en la que no puedes expresar tus puntos de vista, creencias o valores. En Corea del Norte, si expresas puntos de vista opuestos y te atrapan, la tortura, la ejecución o el campo de concentración se convierten en tu destino”, exclama.
Por su parte Wendy Wright, agregó que “no hay libertad de expresión, hay miedo continuo, hambre artificial, miedo a la muerte; las personas que intentamos rescatar son las que han huido de Corea del Norte, como la persona a la que se le quitó el sombrero y se lo pisoteó”.
Para proteger a sus familias y evitar mayor persecución, no se indicó los nombres de ninguno de los activistas.
Lograron volver a Corea del Norte para constatar la muerte de sus seres queridos, acorde el mensaje que recibieron.
Todavía no encontraron los cuerpos de los presuntos familiares ejecutados, así que “esperan” que estén en campos de concentración de trabajo forzado. Porque al menos significará que están vivos y podrán alimentarlos a través del contrabando.
Como conclusión, dejan un mensaje para quienes atacan la libertad: “regresamos a nuestra tierra natal, pero espero que protejan la libertad por la que se luchó duramente y que no fue gratis para su país”.
Aplica para todo el continente