El ciudadano australiano Julián Assange dejó al descubierto los abusos por parte de gobiernos mundiales y se volvió un héroe de la libertad de expresión. Sin embargo, su compatriota Peter Greste -periodista que estuvo preso y perseguido por ejercer su labor- denuncia que su colega no solo no es periodista, sino que tampoco representa la libertad de prensa. Al contrario, asevera que fue irresponsable.
Aunque reconoce y aplaude su capacidad investigativa, exclama que “para ser claros, Julian Assange no es un periodista, y WikiLeaks no es una organización de noticias”.
“Hay un argumento que se debe tener sobre el ideal libertario de transparencia radical que subyace a su ética, pero ese es un tema aparte de la libertad de prensa”. agrega.
Alega “Assange fue más allá”.
De acuerdo al Informe Mueller que indagaba cooperación entre la administración Trump y Rusia, apareció información que indica que Assange protegió a Rusia utilizando a una víctima de asesinato del partido demócrata.
Assange used a murder victim to protect the Russian state https://t.co/203TCJr9xw
— Justin Miller (@justinjm1) April 19, 2019
Pero el caso al que apela principalmente Greste es el material escrito y audiovisual que filtró Assange para incriminar al ejército de EE. UU. por abusos cometidos en el Iraq que resultaron en la muerte de civiles y dos periodistas de Reuters.
Assange lo hizo sin proteger los nombres de los civiles de Iraq y Afganistán que facilitaron la información a EE. UU. sobre la ubicación de grupos terroristas, como el Talibán.
Es decir, puso en una situación vulnerable a la población civil que buscaba alternativas a la sumisión ejecutada por agrupaciones violentas.
Greste reprocha que “en lugar de clasificar los cientos de miles de archivos para buscar los más importantes o relevantes y proteger a los inocentes, los descargó todos en su sitio web, de forma gratuita para que todos puedan acceder, independientemente de su contenido o del impacto que puedan haber tenido”.
El periodista sostiene que “el periodismo exige más que simplemente adquirir información confidencial y liberarla sin filtrarla en Internet para que los apostadores la clasifiquen”.
“Viene con responsabilidad”, exalta.
Greste es director fundador y portavoz de la Alianza para la Libertad de los Periodistas, y presidente de la UNESCO en periodismo y comunicación en la Universidad de Queensland.
Estuvo preso en Egipto, junto a dos periodistas del canal de noticias árabe Al Jazeera, cuando la Hermandad Musulmana tomó el poder.
Por eso refuta las declaraciones del abogado de Julian Assange, Jen Robinson, que sostiene que la detención de su cliente “sentó un precedente peligroso para todos los medios y periodistas en Europa y en todo el mundo”.
E insiste que en caso de ser extraditado a EE. UU., dejaría un precedente que no se puede “publicar información veraz sobre Estados Unidos”.
Amnesty International: Julian Assange must not be extradited to the USA #FreeASSANGEhttps://t.co/u1qt35AosW
— Defend Assange Campaign (@DefendAssange) April 19, 2019
Como alguien que ha sido encarcelado por un gobierno extranjero por publicar material que no le gustó, Greste siente cierta simpatía por Assange, pero insiste que el verdadero periodismo exige “la obligación de buscar lo que realmente es de interés público y la responsabilidad de eliminar cualquier cosa que pueda comprometer la privacidad de las personas que no están directamente involucradas en una historia o que podría ponerlas en un lugar de peligro”.
Además insiste que el periodismo requiere un contexto detallado y un análisis para explicar la importancia y lo que significa la información.
Como ejemplo, relata cómo en el 2015, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación convocó a periodistas de 80 países y 107 organizaciones para analizar 11 millones de documentos filtrados de la firma de abogados panameña Mossack Fonseca.
Es decir, el ICIJ no se limitó a publicar y ser condenado; como hizo Wikileaks.
Dejaron al descubierto crímenes de corrupción por parte de actores políticos y empresariales corporativos, sin dañar a los testigos e informantes.
Mientras que “Julian Assange no hizo nada de eso, por lo que no puede pretender ser un periodista ni esconderse detrás de argumentos en apoyo de la libertad de prensa”.
Ahora que las redes sociales cumplen un papel en la difusión de noticias e ideas, la forma de informar está en constante cambio.
En medio de la revolución digital como la que impera en la actualidad, Greste invita a aprender a distinguir entre lo que es el periodismo, lo que no y, sobre todo, la importancia de su rol en la sociedad.
Resalta su papel en una democracia y su testimonio como preso grafica qué pasa cuando se pierden libertades básicas.
En cambio, para el abogado de Assange y sus seguidores, su caso es el que expone la falta de libertades, un riesgo no menor.
Aunque el periodista insiste que esa libertad no se debe perder y que la mejor manera de resguardarla es acompañarla de responsabilidad. De modo que la libertad de cada individuo no signifique el daño contra otro.