Pese a ser el país con más impuestos en el mundo, las protestas en Argentina tienden a ser para exigirle al Estado más presupuesto. Hasta ahora, la parte productiva de la sociedad llama a una rebelión fiscal que exige bajar los impuestos y por tanto el gasto estatal.
“No me pises” es una consigna que surge de los tiempos en que nacían las repúblicas del continente americano frente a las fuerzas imperiales. Ahora se renueva frente al Estado-nación.
“Tasación sin representación” fue la consigna que impulsó las gestas libertarias de independencia, pues la corona exigía tributo y a cambios los ciudadanos no recibían lo que daban.
En la actualidad, bajo la palabra “impuesto”, cuyo nombre define de su naturaleza impositiva, lo contrario a lo elegido y voluntario, se exprime a la parte productiva de la sociedad en función de la improductiva: quienes viven a nuestras expensas.
Se está juntando gente de a poco mientras salen de trabajar…#BajenLosImpuestos #BajenElGasto #21MYoVoy
Es la primera, van a ser muchas más. pic.twitter.com/9bpQpoHSql— Lilia Lemoine ? (@lilialemoine) March 21, 2019
Según reporta Federico Fernández, director de la Fundación Bases, “la situación fiscal de Argentina es aterradora“. Pues el índice “Paying Taxes 2018”, elaborada por el Banco Mundial y PWC, Argentina es el país que más impuestos paga, y además son los menos eficientes.
El Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) demostró que los contribuyentes pagan 163 impuestos. En la categoría “total de impuestos y tasa de contribución”, el porcentaje le corresponde un 106%; mientras que en la misma categoría, a América Latina le corresponde 52,6%; a Europa 39,6%; y a Norteamérica, 38,9%.
De acuerdo a las cifras provistas por la Fundación Pro Tejer, una organización sin fines de lucro que busca impulsar la industria agro-textil y de confecciones de la República Argentina, los productores locales gastan el 50,3% de sus ganancias en impuestos y apenas 4,8% de su producción se traduce a rentabilidad.
En el caso de las pequeñas y medianas empresas, ese porcentaje resulta asfixiante. Al punto algunos manifestantes usaron traje de presos para visibilizar lo exclavizante que resulta trabajar 60% del año para pagar impuestos directos y gozar apenas del 40%, del cual buena parte se va en impuestos indirectos.
Son 202 días del año que el argentino trabaja en función del Estado. Mientras que los parlamentarios trabajan de marzo a noviembre de manera intermitente.
Ese fue uno de los reclamos de Diego, contador que se manifestó como un “preso tributario”. Comentó que cada diputado tiene 35 asesores, todos financiados con sus impuestos y los de todos. Mientras que Diego en su empresa da trabajo a 13 personas, menos de la mitad. De modo que cada diputado opera como una PyME (Pequeña y Media Empresa). Cuestiona, ¿por qué no pueden tener asesores en bloque?
Entre risas, comenta que el y su socio llaman “socio bobo” al Estado, ya que a diferencia de ellos dos no suma nada, sino que es el que más consume los recursos que producen.
Por ello, algunos activistas resaltaron la importancia de elevar las instituciones privadas, como la familia, por medio de la reducción de la intromisión estatal. A su vez, para no darle el poder de regular lo que es nuestro por naturaleza, como la vida.
Asimismo, está muy en boga el término “inclusión” como si esto fuese responsabilidad del Estado -por medio de cuotas asignadas. Desde una óptica liberal/libertaria la propuesta es que nada es más inclusivo que el mercado que sirve a cada cual de acuerdo a su preferencia, necesidad y capacidad.
No podía faltar el toque humorístico. En redes sociales se volvió común hacer “memes” con personajes de rostro gris llamados NPC, el acrónimo en inglés significa personaje sin jugador. En videojuegos alude al personaje que obedece consignas preestablecidas. En la esfera política alude al que es adoctrinado por el Estado y por tanto solo obedece consignas.
Por eso defiende la antítesis del reclamo unánime de la protesta, llaman a los impuestos algo civilizatorio y al Estado presente como algo bueno, como muestra fiel de su obediencia a quien manda sobre ellos, el Estado, mientras que los demás eligen ser libres.
En resumen, de forma autogestionada, congregaron personas de todas las edades bajo un reclamo “bajen los impuestos”. La Plaza del Congreso estaba adornada de frases, cifras y consignas indicando cómo el “Estado presente” ha empobrecido y siga empobreciendo al que fue el país más rico del mundo.
“Esperanza se escribía Argentina” a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, comentó por altavoz el empresario Gustavo Lazzari, resaltando cómo su propia familia migró en esas condiciones cuando Argentina tenía una constitución liberal que permitía el desarrollo de sus habitantes.
Por ello los presentes, entre ellos la activista de redes sociales Lilia Lemoine, exclamó a través de un portavoz que Argentina ya fue un país próspero y libre y lo puede volver a ser.
Pero antes necesita que los empleados públicos se limiten a sus funciones para volver a estar a servicio de sus ciudadanos y no los ciudadanos a servicio de un Estado empobrecedor que se alimenta a costa de su empobrecimiento.
Acto en rechazo a los impuestos as aplastan a los argentinos productivos. #21M
Posted by Maria Fiallo on Thursday, March 21, 2019