De cada lado de la frontera entre México y EE. UU. dos periodistas escribieron informes distintos sobre un mismo suceso, dejando expuesto cómo los medios masivos difunden noticias falsas. Un fenómeno que el presidente Trump ha denunciado como campaña difamatoria contra su gestión que va quedando al descubierto.
Uno de estos informes desenmascaró la situación de los migrantes y demostró cómo eran aplaudidos y condecorados periodistas, no por su capacidad investigativa, sino por su finalidad propagandística.
Class Relotius fue denominado el reportero del año por CNN y ganó en cuatro ocasiones el premio Reporter, el mayor galardón de la prensa alemana, pese a haber fabricado no solo historias, sino nombres y locaciones.
Aunque el diario alemán Der Spiegel y el autor denunciado han negado el vínculo político de la falsedad de las noticias, la inclinación de estas lo deja al descubierto. Tanto que el embajador de EE. UU. ante Alemania, Richard Grenell, conocido como “el hombre fuerte de Trump en Europa”, llamó “antiamericana” a la revista de noticias.
Nothing funny about tired Saturday Night Live on Fake News NBC! Question is, how do the Networks get away with these total Republican hit jobs without retribution? Likewise for many other shows? Very unfair and should be looked into. This is the real Collusion!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) February 17, 2019
Lo que comenzó con la denuncia por un reportaje con víctimas inexistentes, terminó por exponer que uno de los principales diarios de Europa y el mundo no revisaba la veracidad de sus notas, sino que la comunidad internacional premiaba a un escritor que difundía reportajes sensacionalistas.
Un periodista español, Juan Moreno, que hasta entonces no era parte del equipo permanente de Der Spiegel, sino un reportero freelance que trabajaba desde su casa, se vio ante la dicotomía de denunciar a su colega y, por tanto, exponer como emisor de noticias falsas al medio donde escribe, o bien prestar su nombre para la difusión de noticias falsas. Moreno eligió denunciar.
“Me dieron a entender que eso tendría serias consecuencias para mí. Que me había atrevido a meterme con Dios. Yo estaba convencido de que iba a perder mi trabajo y de que nadie me querría contratar con semejantes antecedentes”, comenta para el diario español El País.
La historia comenzó con un reportaje hecho por ambos periodistas a cada lado de la frontera. Moreno relató la experiencia de migrantes centroamericanos por cruzar la zona donde Trump promete erguir su afamado muro. Era la tarea de Retolius retratar la vivencia de los migrantes una vez del otro lado.
Pero había una inconsistencia entre el primer y el segundo borrador, donde aparecía un disparo contra “algo que se movía”, presuntamente un migrante, por parte de milicias de ciudadanos estadounidenses que patrullan la frontera.
Claas Relotius, ilustre redactor del prestigioso 'Der Spiegel', era un timador. Sus textos publicados llevan ahora una nota advirtiendo que pueden ser ficticios. Esta es la historia del último gran fraude periodístico en la era de las 'fake news' https://t.co/9YEDqqlE8o
— EL PAÍS (@el_pais) February 18, 2019
Primero lo denunció Moreno, luego una de las integrantes de la patrulla se comunicó con el diario para destacar la falsedad de los hechos.
Ante lo cual Moreno decidió viajar personalmente a la zona y mostrar la foto de Relotius a los supuestos entrevistados por este; todos declararon nunca haberlo visto.
Asimismo, sobre un reportaje que hizo Relotius sobre una población representativa del votante promedio de Trump, se descubrió que lo único cierto en la nota era la cantidad de habitantes del pueblo, mas no sus historias.
Pretendiendo retratar una imagen del nacionalismo exacerbado de los habitantes, a quienes exponía como aislacionistas que ni siquiera conocían el mar. La noticia fue desenmascarada tras revisar las redes sociales, como Facebook, de los moradores nombrados en la nota, en las cuales había imágenes de estos en la playa, disfrutando con sus parejas, como cualquier otra persona.
Para lograr semejante falsedad, Relotius solicitó a los traductores de Der Spiegel que no tradujeran al ingles sus noticias.
Ahora que ya fue expuesto, Der Spiegel anuncia que debió haber tomado ese hecho como una señal de la falta de veracidad de las noticias. Sin embargo, no lo hizo y un equipo de 60 personas, encargada de revisar contenidos, así como el equipo de edición, lo pasaron por alto y ninguno de ellos constató que las noticias fueran ciertas.
Por último, Moreno siguió indagando el repertorio de su colega y descubrió que el reportaje que hizo a los padres de Colin Kaepernick, el jugador de fútbol americano que saltó a la fama por supuestamente exponer el racismo que impera bajo el Gobierno de Trump, era falso. Nunca habló con ellos.
Sin embargo, se valió de la leyenda generada por esta figura icónica, defensora del socialismo (se presentó ante la prensa con una camiseta de Fidel Castro) y crítica del Gobierno actual.
Ya lo advertía el escritor George Orwell en 1984: “Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás es relaciones públicas”, en donde advierte cómo sería el mundo en una sociedad en donde el totalitarismo fuera un sistema predominante.
Dicha obra expone el peligro de utilizar la prensa para imponer una narrativa, un verso, que no debe ser real, solo creíble. No importa si se contradice, lo importante es confundir, hasta que el lector no distingue y opta por creer lo que los medios infirman, tal como quedó expuesto con el caso de Relotius, pues este tipo de notas, donde impera la propaganda sobre la verdad, no solo logran rating, sino premios nacionales e internacionales.