Brasil comenzó el mes de febrero en la cima de los mercados emergentes y se consagró como uno de los destinos favoritos de Wall Street para invertir este año. Según expertos, la elección de Jair Bolsonaro ofrece grandes cambios en la mayor economía de América Latina.
El 68% de los inversionistas encuestados por Santander esperan que Brasil sea el país con mayor rendimiento para las acciones latinoamericanas.
Lo más destacado fueron las acciones del índice iShares MSCI Brazil Capped ETF (NYSEArca: EWZ), el mayor fondo de negociación bursátil de Brasil en los EE. UU. En lo que va del año han aumentado un 12,2%. Eso equivale a $ 147.4 millones de dólares en entradas netas.
Cada país tiene un ETF propio, eso traducido implica los fondos de inversión cotizados. En el caso de Brasil, ha superado a los mercados emergentes más amplios, con el índice de referencia MSCI Emerging Markets Index hasta un 6,5% en lo que va del año.
De acuerdo al índice Bovespa, la Bolsa de Valores de Sao Paulo, alcanzó un máximo histórico el último lunes de enero: subió más del 8,5 en lo que va del 2019.
Según el jefe de estrategia de Alpine Macro -una firma de investigación de inversiones independiente que proporciona perspectivas únicas del mercado macroeconómico y financiero-, Chen Zhao, Bolsonaro está “tocando todas las notas correctas que el mercado ha querido escuchar durante años”, dijo.
Agregó que por eso cree que la reacción del mercado ha sido tan positiva: “si realmente cumple con lo que prometió, creo que podría convertirse en una importante historia de la oferta en el mundo de los Mercados Emergentes”.
El hecho que el nuevo presidente de Brasil haya sido respaldado por el 55% de los votantes, también da seguridad a los inversores. Pues es un indicador de estabilidad en su mandato, así como confianza en su gobierno.
Para ETF System, plataforma de noticias de fondos de inversión, los factores más influyentes para la victoria de Bolsonaro fueron el rechazo a la criminalidad de la mano con la falta de crecimiento en la economía. En vista que el candidato prometió combatir lo primero y mejorar lo segundo, logró la victoria.
De la mano de la caída masiva de los precios del petróleo, la economía brasileña se contrajo a lo largo de 2016. Pues durante los años de los consecutivos gobiernos del Partido de los Trabajadores, de confesión socialista, se tendió a una economía centralizada y planificada, como pasó en Ecuador y Venezuela. Al desplomarse el precio del petróleo, los tres países se vieron seriamente afectados, al igual que su proyecto político que se alimentó de la bonanza petrolera.
En el 2017 hubo un alza, pero solo creció un 1,1 %. Para la recopiladora de datos FactSet, el crecimiento del PIB trimestral no alcanzó el 1 % en los primeros tres trimestres.
Cabe resaltar que la economía de Brasil se vio seriamente golpeada en el 2016 también por la dimisión de la presidente Dilma Rouseff por su participación en la red de lavado de activos Lava Jato, la misma que condenó a su predecesor, el expresidente Lula Da Silva a prisión, la desestabilidad política tuvo repercusiones en la economía.
Ahora, de acuerdo a expertos como Jens Nordvig, fundador de Exante Data, la tendencia de la economía de Brasil es a crecer mucho más rápido.
“Acaban de tener la mayor recesión, literalmente, en la historia de las estadísticas económicas”, afirma.
“Saliendo de una recesión como esa, debería tener un crecimiento de 4, 5, 6, 7 % durante varios años y simplemente no lo han tenido”, dijo Nordvig.
Explica que uno de los motivos por los cuales no han logrado esas cifras es por los problemas estructurales de Brasil, incluidos el sistema de pensiones.
En vista que Bolsonaro anunció que cambiará el sistema de pensiones, hubo una nueva inyección de capitales en el mercado de Brasil. Pues hasta el momento era el mayor freno.
Más del 91% de los inversionistas encuestados por el Banco de América Merrill Lynch creen que la reforma de las pensiones se realizará en 2019, y un tercio de los encuestados espera que se apruebe en la primera mitad del año.
A fines de noviembre, el nivel de deuda del gobierno de Brasil era superior al 75% del PIB, según datos del banco central brasileño.
Mantener los fondos jubilatorios ha sido uno de los agravantes.
Para revertirlo, Bolsonaro propone aumentar la edad de jubilación de 60 años para los hombres a 62 y de 55 años a 57 para las mujeres. También ha emitido un decreto que revierte algunos beneficios provistos por el Estado.
“El sesgo del nuevo gobierno a favor de la privatización y un gobierno más pequeño respaldarán una recalificación en una serie de empresas controladas por el estado que figuran en la lista”, afirman los estrategas de MRB Partners.
Es por esta línea de libre mercado y descentralización que ofrece Bolsonaro y ante la cual responde Wall Street que Brasil llegó a la cima de los mercados emergentes y promete seguir creciente.
Tanto que comenzó el año como el mejor mercado de valores del mundo y en Wall Street se consagró como el preferido.