El 10 de diciembre es el Día de los Derechos Humanos, pero la alta comisionada de la ONU a cargo de que estos sean respetados pide la protección para unos, mientras ignora por completo a otros.
Que “sean tratados como seres humanos” fue el pedido de la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet, respecto a los integrantes de la caravana de centroamericanos con destino a Estados Unidos. Sin embargo, no se pronunció sobre el éxodo provocado por la dictadura nicaragüense, que produjo 1 millón de refugiados en Costa Rica y el éxodo de venezolanos que superó el millón en Colombia, el medio millón solo en Ecuador, solo por mencionar algunos países.
Este trato selectivo no se limita a su gestión como alta comisionada. Cuando fue presidente de Chile, viajó a Cuba para reunirse con el gobierno de los Castro y, pese a los pedidos de mujeres referentes de la oposición que buscaban visibilizar la persecución y los atropellos sufridos, se negó.
Al respecto, Mijail Bonito, abogado de origen cubano nacionalizado chileno replicó: “Durante su visita a Cuba, el Presidente Sebastián Piñera se reunió con Berta Soler por casi una hora. Estando en Cuba, la presidente Michelle Bachelet ni siquiera manifiesta preocupación por el arresto de esta Dama de Blanco, ni de nadie de la oposición”.
Es decir, Bachelet que fue la primera directora de ONU Mujeres, organismo internacional para procurar el bienestar de las mujeres, dio la espalda a mujeres abatidas, detenidas y torturadas por el régimen que ella respaldó.
Ahora, la diplomática se centró en un drama que atraviesa Centroamérica pasando por alto la crisis demográfica interna que está sufriendo provocada por un gobierno que no solo no respeta los Derechos Humanos de sus ciudadanos, sino que persigue a los opositores y provocó un éxodo que afecta a los países de la región.
Necesitamos mayor respeto. Más justicia. La defensa de la igualdad y la dignidad de todos los seres humanos es, ayer y hoy, imprescindible. Podemos lograrlo. Todos nosotros, dondequiera que estemos, podemos marcar la diferencia al defender #derechoshumanos de todas las personas. pic.twitter.com/m3JL2ms7oS
— Michelle Bachelet (@mbachelet) December 9, 2018
Durante una rueda de prensa, la diplomática aprovechó para manifestar su descontento porque varios países, entre ellos EEUU, se retiraron del pacto migratorio pronto a celebrarse en Marruecos.
Sin embargo, echó el peso sobre los países receptores y aquellos que no están dispuestos a recibir grupos masivos de migrantes sin mencionar las condiciones de los países de origen de los cuales huyen.
Por ejemplo, hace décadas que existen los balseros cubanos que cruzan el mar para escapar la isla. En vista que el régimen se proclama revolucionario, quien abandona el país es tratado como desertor.
El caso más significativo sucedió con el hundimiento del remolcador 13 de marzo, que llevaba 72 personas abordo. La embarcación fue embestida por las Fuerzas Armadas del régimen y los pasajeros ahogados con mangueras de presión. Fallecieron la mitad de los pasajeros, entre ellos una docena de niños.
En lugar de repudiar faltas contra los derechos humanos de los refugiados de esa índole, Bachelet forja amistad con quien los comandó: los Castro.
Aunque Cuba es firmante de la Carta de los Derechos Humanos, no ha ratificado múltiples acuerdos. Por ello, en 1962, fue expulsada de la Organziación de Estados Americanos por haber sido culpable de haber comandado ejecuciones, detenciones arbitrarias y torturas.
Pero, sin titubeos, la alta comisionada de Derechos Humanos dijo en su discurso que la firma “propició un mejor acceso a la justicia, la protección social, las oportunidades económicas y la participación política; donde se han respetado sus compromisos ha mejorado la dignidad de millones de personas, se han evitado sufrimientos y sentado las bases por un mundo más justo”.
Pese a su respaldo a un régimen de partido único que tiene control total sobre la economía, filmó un video promocional que promueve todo lo que en Cuba no existe.
Por eso, cuando los herederos ideológicos y políticos de Castro, como Ortega, cometen atropellos, sucede similarmente. Bachelet se enfoca en el resto del continente, salvo en quienes son perseguidos por sus coidearios.
Se estima que los exiliados nicaragüenses son alrededor del 30% de la población en Costa Rica; más de 1 millón en un país de 3 millones y medio. Pero es difícil llegar a cifras precisas, puesto que el presidente de Costa Rica le negó información de los refugiados a Ortega para que no puedan ser perseguidos por el régimen posteriormente.
Apenas han pasado tres meses desde el nombramiento de Bachelet, de modo que podría cambiar su parecer y tratar a todas las víctimas por igual. Aunque, tomando en cuenta cómo en dos gestiones presidenciales no lo hizo, las probabilidades son mínimas.