Luego de haber recibido amenazas telefónicas anunciando que la iban a violar y golpear, terminaron por dejarle un dedo al punto de amputación. Esa es la suerte de Caridad Ramírez Utria, presidenta del Partido Libertario Cubano-José Martí, atacada por un civil presuntamente al servicio de la seguridad del Estado.
La tragedia sufrida por parte de esta mujer expone no solo el grado del totalitarismo que se vive bajo el régimen sino cómo la centralización de todos los poderes y servicios provoca un monopolio tal que produce no solo inoperancia; sino que aisla, vulnera y por último expulsa a quien no adhiera.
Por ejemplo, la única compañía proveedora de telefonía celular es del Estado. Y exige el pago de 3 pesos, que equivale a 1/7 del sueldo promedio cubano, para que la compañía informe el número (que aparece en pantalla como privado) del cual Caridad ha estado recibiendo amenazas de ser golpeada y violada, si persistente en su actividad política.
Asimismo, pese a la publicidad continua sobre el sistema de salud cubano, Caridad, a duras penas, se pudo comunicar debido a la fiebre que le produjo la infección provocada por la falta de atención inmediata para remediar el desprendimiento de la parte superior de su dedo a milímetros de una amputación, ya que había sospechas de fractura y el Policlínico Los Pinos no tenía los suministros necesarios para tratar esa lesión.
Entonces fue derivada al Hospital Nacional al Ortopedia, donde finalmente fue curada y su dedo salvado.
Explica que en la placa indica fractura a pocos milímetros del desprendimiento del dedo.
Aunque aclara que el personal médico le trató muy bien, la demora inicial (provocada por la falta de insumos y equipo médico adecuado para la lesión) y la transportación de un hospital a otro produjo una infección en el dedo y consigo fiebre.
Sin embargo, cuenta con lucidez plena e indicó que las amenazas empezaron el pasado viernes 19 de octubre.
Caridad recibió llamadas de un número privado, se identificaron como miembros de la Seguridad del Estado, “quien me amenazo de violacion y de golpes si continuaba con las actividades”, explica.
Además, recalca que recibió aviso que había orden de impedir que el sábado 20 puedan llegar los miembros del partido a la sede, que es la casa de Utria y su esposo, el vicepresidente, Heriberto Pons.
No obstante, indica que “Miguelito cartelito”, el traductor del partido, conocido por sus manifestaciones contra el régimen con carteles en inglés y castellano, logró burlar el cerco policial.
Por la tarde, ese mismo día fue el ataque físico contra Caridad. Cuenta que andaba en transporte público y que “en los asientos de atrás un hombre joven que monta al mismo tiempo que yo, también quiere bajarse del carro, yo me sujeto del marco de la puerta sin bajarme todavía y él tampoco”.
Es decir, plantea que este hombre le estaba siguiendo y cuando apoyó la mano sobre la puerta para bajarse, “él me aguanto la mano presionándola contra el marco y tira desde adentro la puerta”.
O sea, en lugar de salir y empujar la puerta en esa dirección, la usó para agredir a Caridad; logrando que su mano quedara atascada.
Inmediatamente el chofer pidió que abran la puerta, pero nadie ayudó.
Exclama que fue tan fuerte el dolor que se quedó sin palabras ni aire para gritar. No pudo pedir ayuda sino que se bajó inmediatamente para subirse a un bus que le lleve al hospital.
Sospecha que el hombre le empezó a seguir cuando estaba tomando fotos de la mendicidad en las calles de Mónaco, un barrio de La Habana, para así documentar una de las tantas mentiras del socialismo: “no hay pobreza”.
Y afirma que “lo que ocurrió no fue un acidente, fue intencional, porque me sujetó y tiró de la puerta”.
“Quiero que se publique el acoso costante, el hostigamiento, las amenazas de muerte y de encarcelamiento”, fueron las palabras finales de la presidente del Partido Libertario Cubano-José Martí, sede La Habana.
Pues no es la primera vez ni es un caso aislado. Como integrante de las Damas de Blanco, Caridad ya estuvo internada y operada luego de una golpiza proporcionada por las fuerzas de seguridad del régimen, el mismo que tiene presos a dos miembros del partido, Ubaldo Herrera y Yanet Padrón Naya, la secretaria.