La noche del 6 de junio, la sede de La Habana del Partido Libertario Cubano- José Martí fue rodeada por oficiales de la Seguridad del Estado. Se llevaron detenido a uno de los activistas y anunciaron que volverán por los demás, luego de confiscar la biblioteca que funciona en su interior.
El detenido es Miguel López Santos, conocido como “Miguelito Cartelito”, ya que sale con un cartel hecho de cartón usado a protestar por cualquier causa que considera justa. Actúa como traductor e intérprete, ya que es el único del equipo que habla inglés. Así que sus carteles siempre tienen consignas en ambos idiomas.
“No nos dejan vivir tranquilos, no podemos trabajar, no podemos ni respirar”, nos explicó Caridad Ramírez Utria, presidenta del Partido Libertario Cubano- José Martí, de la sede de La Habana.
Pues en Cuba solo es legal en Partido Comunista, entonces cualquier otra iniciativa opera en la clandestinidad y bajo riesgo de persecución.
Al ser ilegal, no cuenta con estructura sino que los activistas se reúnen en la casa de Ramírez Utria.
Explica que estaba prevista una reunión el día 7 de junio. Por ello, considera que la seguridad se acercó a la sede para -por medio de la intimidación- impedir que se reúnan.
Reconoció al oficial Rangel, que ya hizo varios allanamientos previos. Amenazó a los activistas diciendo que si continuaban con sus actividades, consideradas ilícitas por el régimen, terminarían presos y todas sus posesiones decomisadas.
Por su parte, Heriberto Pons, vicepresidente del Partido Libertario Cubano-José Martí, anuncia que filmó el allanamiento, pero -como la casa está sitiada- no pueden salir para enviar el video.
Para quien no sepa, en Cuba no cuentan con la comodidad de tener Internet en casa. Los cubanos deben ir a zonas con Wifi, si es que tienen aparatos aptos para su uso, o bien acudir a “salas de navegación” que son negocios que alquilan el uso de sus computadoras y se paga por hora.
Tanto los activistas con los que nos pudimos comunicar como el que está detenido, han sido apresados, amenazados e incluso torturados en instancias previas.
Miguel, por ejemplo, en una detención previa por “asociación ilícita”, fue abandonado por la madrugada a 30 kilómetros de La Habana. Luego de un interrogatorio, tuvo que caminar descalzo de vuelta.
Es decir, le fue confiscado su calzado y nunca fue indemnizado, tampoco por el maltrato físico que implicó la caminata en esas condiciones.
Ahora los activistas están pendientes de tener noticias del compañero detenido y poder salir para transmitir con testimonio audiovisual lo sucedido y mostrar que en Cuba el costo de la igualdad que ofrece el socialismo se paga con la prohibición de pensar y ser distinto a lo que el régimen autoriza.