Más de medio año después de que el huracán Irma azotó las costas del Caribe, todavía hay damnificados que no han recibido ayuda. Hoy les traemos la historia de dos hermanos del oriente cubano que, luego de perder su casa, ahora viven en un establo para caballos.
Néstor Pérez Gutiérrez, de 60 años y su hermano discapacitado Reinaldo Pérez Gutiérrez de 61, vivían en una casa modesta antes del ciclón.
Pese a las severas restricciones sobre el comercio, los negocios informales existen en Cuba, los cuentapropistas, ya que alivian el gasto estatal.
Desde su domicilio, con un cártel modesto sobre una tabla y pintado a mano indicando “hay polbo parafino” [sic], Néstor vendía una material que adaptan los cubanos para construir a bajo costo.
Con esos ingresos mantenía a su hermano que padece discapacidad física y mental. Es decir, tras el ciclón, perdió su casa y su negocio. Como tal, su techo y su fuente de ingresos.
Reinaldo está postrado, tiene pasadores en cada lado de la cadera. Y, como podrán observar en el video, ambos hermanos sufren un deterioro de salud considerable, debido a la falta de alimento.
En las zonas más afectadas en la isla, por medio del Órgano de defensa y vivienda, el régimen Castrista ofrece “ayuda” por medio de la venta de materiales a mitad de precio, un precio todavía inalcanzable para muchos cubanos.
Por ejemplo, cuatro tejas cuestan 210 pesos de moneda nacional. Esto equivale casi la totalidad de un salario mensual promedio.
Además, hay que pagar los la mano de obra de los albañiles para la reconstrucción.
“El Gobierno y el partido no dejarán desamparado al pueblo”
Ya en el 2012, cuando ocurrió el huracán Sandy, se oía en las radios cubanas “El Gobierno y el partido no dejarán desamparado al pueblo”.
Sin embargo, seis años después, todavía hay familias sin techo y quienes ya lo tienen lo hicieron por sus propios medios, sin ayuda del Estado.
Asimismo, en los días siguientes al Huracán Irma, en las calles de La Habana, se podía ver a las personas recostadas en las calles metiendo los brazos en las alcantarillas para recuperar los víveres que el ciclón arrastró.
Hace pocos días, antes de ser expulsado de la provincia de Camagüey, el activista Nelson Rodríguez Chartand, como comentamos en una nota previa —ya que bajo el socialismo la “redistribución de la riqueza” también conlleva determinar quién accede a cuáles recursos y por tanto debe permanecer en la zona asignada para dicha recepción— fue al domicilio de los hermanos y Néstor le explicó que hizo todos los trámites para ser receptores de este beneficio y aun no lo han recibido.
En el siguiente video, lo pueden escuchar con sus propias palabras.
Ahí señala Pérez Gutiérrez que los delegados del gobierno le indicaron que hay muchos damnificados pendientes de ayuda, entonces deben esperar.
Mientras tanto, la modesta casa se está por desmoronar y se volvió peligroso vivir ahí. Tanto el techo como las paredes se están desplomando. No resiste ni la lluvia ni el viento.
Entonces vecinos de la zona les prestaron un establo para caballos. O sea, literalmente, están viviendo como animales.
Es que su realidad no dista de quienes están a su alrededor. Con lo cual no hay mucho para dar.
Y la ayuda que llega desde el exilio y la comunidad internacional pasa por un filtro estatal.
Tal como dicta el socialismo en la teoría y en la práctica, los recursos están centralizados. Como tal es el régimen quien administra quién recibe y quién no.
Dentro de esa arbitrariedad, como explicamos antes, lo que se da no es gratuito sino que es vendido por el régimen a un precio inferior que lo que ofrece el mercado local.
De eso modo, casos como el de los hermanos Pérez Gutiérrez quedan a merced de la solidaridad privada en forma de remesas.
Piden, por favor, una ayuda humanitaria.
Para enviar cualquier ayuda, se puede comunicar con: [email protected]