Esta semana fue entrevistado el tres veces candidato a la presidencia de los EE. UU., Ron Paul y dijo que, dado el clima político actual, no solo como producto de la tensión sino como solución, podría ser popular un candidato libertario en las próximas elecciones presidenciales del 2020.
La relevancia del análisis político de Paul se afirma a través de su largo legado tanto como político como médico en los tiempos de segregación racial y como tal, activista por los derechos civiles.
Desde mediados de la década de 1970 ha ocupado cargos tanto en el Senado como en Congreso, donde reforzó medidas que reduzcan el poder del Estado y votó enérgicamente en contra de aquellas que lo aumentaban. Asimismo, fue candidato presidencial por el partido libertario en 1988 y dos veces precandidato por el republicano en 2008 y 2012.
Considera que Trump es solo un revés temporal para el momento libertario. Aunque aplaude la reducción de impuestos y regulaciones que promueve, se muestra escéptico. Alega que la desconfianza en las políticas monetarias y externas de Estados Unidos, no se alivian con la elección de Donald Trump.
Agrega que: “La aparición del movimiento libertario se ha retrasado parcialmente debido a Trump, pero intelectualmente lo hemos estado haciendo bien”. “Nosotros como libertarios tenemos algo que hacer antes de que [los votantes] acepten a un verdadero libertario, pero creo que avanzamos en esa dirección y tener un candidato popular es muy posible en el 2020”.
Anunció que el sistema político actual se está desmoronando y anhela que se derrumbe como la Unión Soviética. Pues critica abiertamente el militarismo de los EE. UU.
Dijo: “Tenemos la propiedad de estos países, pero no es como lo hicieron los soviéticos”. “Creo que nuestro alcance en el mundo y nuestro imperio terminará, y es entonces cuando, con suerte, las puertas se abrirán y [la gente] dirá: Oigan, quizás estos libertarios tengan algunas respuestas”.
“Si solo escuchan nuestro mensaje, sé que elegirían la libertad, el dinero con respaldo y la paz, en lugar del desastre que tenemos hoy”, dijo Paul.
Las críticas de Paul a la política exterior de Trump son comprensibles. Aunque en su campaña presidencial Trump dijo que no es rol de los EE. UU. ser la policía del mundo, en varias instancias se ha visto lo contrario. Incluso Rand Paul, senador republicano e hijo de Ron, lo criticó abiertamente por ello.
“Creo que la política exterior es un desastre total”, dijo Paul en una entrevista para Washington Examiner. “El enfoque de Trump suena bien un día, pero al día siguiente se está enemistando con todo el mundo y piensa que deberíamos comenzar una guerra aquí y otra allá”.
Paul también dijo que estaría encantado si Trump despidiera al Fiscal General Jeff Sessions, a quien califica de ser “un desastre” para las libertades civiles, aunque no está optimista de que el reemplazo sea mejor.
En una entrevista la semana pasada, comparó lo que sucede con las criptomonedas —como el Bitcoin— con el desequilibrio generado por la intromisión de la Reserva Federal que removió al dólar del patrón oro y como tal redujo su valor a ser una moneda FIAT, es decir dependiente de la confianza de las personas, sin respaldo.
Aunque Paul no es defensor del igualitarismo en términos socialistas, como liberal, sí es crítico de los privilegios otorgados por el Estado. Por eso calificó el repunte económico de este año como “un poco ilusorio”, y dijo que la política monetaria de EE. UU. beneficia a aquellos conectados con el gobierno, creando la forma más perniciosa de “desigualdad”.
“Es una economía de burbuja en muchas, muchas formas diferentes”, dijo Paul.
Advirtió que políticas que beneficien a los más poderosos generan el resentimiento que luego otorga votos a los socialistas como Bernie Sanders. Ofrece a cambio una alternativa libertaria que promueva un alto a la inflación y lo que en inglés se conoce como “crony capitalism” que traducido literalmente significa capitalismo falso.
Se traduce comúnmente como capitalismo de amigos y va de la mano con favores políticos y económicos conocidos como amiguismo y clientelismo, que lejos de promover el libre mercado mantiene a flote la corrupción donde los que más dinero tienen financian políticos y los políticos legislan en su favor.
Como dijo el periodista y experto en sátira política P.J. O’Rourke: “Cuando la compra y la venta están controladas por la legislación, lo primero que se compra y vende son los legisladores”.
Es decir, lejos de lograr que una economía sea libre, como propone la mano invisible del padre del capitalismo Adam Smith, se regula en favor de quienes más influencia tienen.
Por ello el ícono libertario no solo propone sino que confía que los EE. UU. está listo para un cambio rotundo, donde las ansias de libertad sean tales que no se espere más de un partido de gobierno u otro, sino que sea el ciudadano quien limite a su gobierno, de modo que no solo pueda dictaminar sobre la vida de los gobernados sino que no tenga fondos ni respaldo para hacerlo.
Hacia un futuro donde impere la prosperidad y libertad de asociación, en lugar de la obligación, el control y la repartición de la dádiva estatal del gobierno de turno y quienes financiaron su campaña.