Propio de una novela distópica del futuro, el Gobierno chino diseñó una manera de castigar y premiar la obediencia sin acudir a la violencia. Aprovecha el furor de la era digital para que —por medio de incentivos— los ciudadanos y residentes sean calificados a través de su uso de redes sociales y sistemas de pago electrónico. Hasta el momento, son 8 corporaciones las que usan el sistema de “crédito social”; donde las personas aumentan o disminuyen puntos de acuerdo con su cumplimiento con la normas establecidas. Por ahora es voluntario. Sin embargo, millones de ciudadanos ya fueron negados del uso de servicios de transporte masivo por su bajo rendimiento en redes sociales.
Por medio de un concurso, el Partido Comunista designó a la profesora Wang Shuqin de la Oficina de Filosofía y Ciencias Sociales de la Capital Normal University para ayudar al Gobierno a desarrollar el sistema al que se refiere como el “Sistema Social Fiel de China”. Ella sostiene que: “El comportamiento de la mayoría está determinado por sus pensamientos. Una persona que cree en los valores centrales socialistas se está comportando más decentemente”. Por ello promueve este sistema que evalúa “estándares morales”, ya que la velocidad de la economía digital exige una verificación rápida.
Justificación del programa
“Forjará un ambiente de opinión pública donde mantener la confianza es glorioso. Fortalecerá la sinceridad en los asuntos gubernamentales, la sinceridad comercial, la sinceridad social y la construcción de la credibilidad judicial”, así indica el plan de Gobierno que pretende forjar una ética social por medio de incentivos.
El “Esquema de planificación para la construcción de un sistema de crédito social”, propuesto en el 2014 y que será obligatorio a partir del 2020, fue traducido por Rogier Creemers, un investigador posdoctoral especializado en leyes y Gobierno chino en la Universidad de Leiden en Holanda. Argumenta que “el nivel de microcorrupción es enorme” dado el mercado de falsificaciones. “Entonces, si este esquema particular da como resultado una supervisión y una rendición de cuentas más efectivas, es probable que sea bien recibido”.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el 63 % de todos los productos falsificados, desde relojes hasta bolsos y comida para bebés, provienen de China. Este mercado paralelo evita la recaudación de USD $90.000 millones, según el Ministerio de Comercio e este país. Por ello, en parte, el Gobierno de China es inflexible en cuanto a que los puntajes de los ciudadanos se necesitan desde hace mucho tiempo y los considera necesarios para arreglar lo que ellos llaman un “déficit de confianza”.
Cómo se califica a las personas
Aunque no revela el algoritmo, una de las ocho corporaciones involucradas en el sistema de crédito social, el gigante de las compras por Internet Alibaba, realiza el calculo de calificación basada en cinco parámetros. Primero usa el historial de crédito. Es decir, mide la puntualidad de los pagos. Segundo está “la capacidad del usuario para cumplir con sus obligaciones contractuales”. Como tercer factor están las características personales, la verificación de la información personal, como el número de teléfono móvil y la dirección; o sea la transparencia. En la cuarta categoría se inmiscuye un paso más en la privacidad: evalúa los comportamientos y las preferencias de las personas, es decir, si compran pañales se asume que son padres de familia y por ende son más responsables. Mientras que si compran videojuegos se sobreentiende que tienen mucho tiempo libre y por tanto no son productivos. El quinto y último punto son los amigos, los puntos que tengan sus allegados influirán sobre el puntaje de cada individuo.
Hablar bien del Gobierno aumenta puntos. Por ende, quien hable mal tendrá menos puntos y esa cifra influirá sobres sus amigos en redes sociales.
¿Cómo son los puntajes?
La puntuación va de 350 a 950 puntos. Cuando el puntaje llega a 600, el usuario puede solicitar un préstamo para gastar en Alibaba de hasta 5.000 yuanes (alrededor de USD $750) para comprar en línea. Con 650 puntos pueden alquilar un automóvil sin dejar un depósito.
También tienen derecho a registrarte más rápido en los hoteles y tienen acceso al sector VIP en el Aeropuerto Internacional de Beijing. Con más de 666 puntos pueden obtener un préstamo en efectivo de hasta 50.000 yuanes (USD $7.500), a través de una de las ocho corporaciones vinculadas al programa de crédito social, en este caso Ant Financial Services. A partir de 700 puntos hay facilidades para viajar. Con 750 se agiliza el proceso para la codiciada visa Schengen que aplica para Europa occidental, no incluye el Reino Unido y los países nórdicos.
Sanciones
Aunque todavía no es obligatorio, el puntaje de los ciudadanos ya puede repercutir sobre ellos. En febrero de 2017 el Tribunal Popular Supremo de China anunció que —desde que existe el sistema de crédito social (2014)— a 6,15 millones de sus ciudadanos se lesprohibió tomar vuelos por delitos sociales.
De acuerdo con el jefe del departamento ejecutivo de la Corte Suprema, firmaron “un memorando con [más de]… 44 departamentos gubernamentales para limitar a las personas ‘desacreditadas’ en múltiples niveles”. Esta creación de listas negras se extiende por aire y por tierra, otros 1,65 millones de personas no pueden tomar trenes por el mismo motivo.
Sin embargo, el programa no toma en cuenta por qué un usuario demoró en pagar una cuenta. En caso de estar hospitalizado, por ejemplo, su puntaje igual disminuye.
Pronto, cuando el sistema sea de adhesión obligatoria, puede repercutir en todos los aspectos de la vida de las personas. Partiendo del acceso a créditos financieros hasta encontrar el amor, pues la página más grande de citas por Internet, Baihe, toma en cuenta los puntos de las personas para recomendar —o no— parejas.
Pero no termina ahí, el Ministerio de Educación ya fue contactado para que los estudiantes que hayan hecho trampa en exámenes nacionales tengan repercusiones en su crédito social cuando sean adultos.
Este sistema de control no es algo nuevo, sino una adaptación. Dang’an en chino significa registro. El régimen comunista lleva registro de todos aquellos que han cometido alguna transgresión. Esta sería la versión digital.
Si bien sucede al otro lado del mundo, no deja de ser un futuro posible en cualquier parte. Hoy en día ingresamos nuestros datos en todo tipo de plataformas, muchas veces sin leer la letra pequeña. La particularidad de China es que pese a la apertura de sus mercados, sigue bajo un régimen de partido único que ahora busca controlar aquellos ingresos que —hasta ahora— salían de su alcance.
Fuente: Wired, Business Insider, BBC