Esta mañana la empresa de transporte privada Uber, recibió el aviso de que su licencia no sería renovada. Transport for London (TfL) ha negado la solicitud de Uber de renovar su licencia en esta ciudad después de afirmar que la popular aplicación “no es apta y ni apropiada” para tener una licencia. La licencia actual de la empresa está vigente hasta el día sábado 30 de septiembre.
https://twitter.com/TfL/status/911168235189489669
De acuerdo con la entidad de transporte: “El enfoque y la conducta de Uber demuestran una falta de responsabilidad corporativa en relación con una serie de cuestiones que tienen implicaciones potenciales para la seguridad y la seguridad pública”.
A la empresa se le notificó que tiene 21 días para apelar a la decisión emitida por Transport for London. Mientras dure la apelación, la compañía puede operar como ha hecho hasta ahora desde su lanzamiento en la capital inglesa en 2012. Sin embargo, el servicio Uber Eats, que permite llevar comida a domicilio, seguirá en funcionamiento, pues al no transportar personas no necesita una licencia especial.
El alcalde de Londres, Sadiq Khan —del partido laborista—, declaró su apoyó a la decisión de TfL de la siguiente manera: “Estoy totalmente de acuerdo con la decisión de TfL. Sería erróneo si TfL continuara con la licencia de Uber si existe alguna forma de que esto pueda representar una amenaza para la seguridad de los londinenses”.
No obstante, el representante de la empresa sostiene que: “Siempre hemos seguido las reglas de TfL para reportar incidentes graves y tenemos un equipo dedicado que trabaja en estrecha colaboración con la Policía Metropolitana.” “Como ya hemos dicho a TfL, una revisión independiente ha encontrado que ‘greyball‘ nunca ha sido usado o considerado en el Reino Unido para los propósitos citados por TfL”.
En medio del artículo del diario inglés The Telegraph, donde se anuncia la noticia, los lectores pueden votar a favor o en contra de la medida. Hasta el momento el 39 % está de acuerdo con revocar la licencia, mientras que el 61 % dijo que no está de acuerdo, ya que la empresa provee un servicio económico y ofrece viajes cómodos para millones.
Respecto a esto último, Tom Elvidge, gerente general de Uber para Londres, emitió una fuerte respuesta: “3,5 millones de londinenses que utilizan nuestra aplicación, y más de 40.000 conductores con licencia que dependen de Uber para ganarse la vida, se sorprenderán por esta decisión.”
Sigue: “El alcalde ha cedido a un pequeño número de personas que quiere restringir la elección del consumidor, al querer prohibir nuestra aplicación en la capital la oficina de Transporte de Londres. Si esta decisión se mantiene, pondrá a más de 40.000 conductores licenciados fuera del trabajo y privará a los londinenses de un transporte conveniente y asequible.”
Continúa: “Para defender los medios de subsistencia de todos esos conductores, y la elección de millones de londinenses que usan nuestra aplicación, tenemos la intención de desafiar inmediatamente esto en los tribunales”.
Concluye: “Uber opera en más de 600 ciudades de todo el mundo, incluyendo más de 40 ciudades en el Reino Unido, lo que mostraría al mundo que, lejos de estar abierto, Londres está cerrada a compañías innovadoras que traen la opción a los consumidores”.
Como sucede en todas las ciudades a las que llega Uber, la mayor resistencia es por parte de los taxistas y sus respectivos gremios y sindicatos. En el caso de Londres, tienen un agregado visual y hasta cultural. Opera con estética tradicional y un motor de la compañía local Rolls Royce, conocida por su elegancia y distinción. Con lo cual, la llegada de una empresa que quiebre no solo con la tradición, sino con el monopolio ha sido y es un impacto cultural. Por ello hoy en redes sociales y medios locales se ven rostros sonrientes entre los taxistas, pues su mayor rival —a quien consideran impostor— dejará de operar.
Por ejemplo, Steve McNamara, director de la LTDA (Asociación de Conductores de Taxis con Licencia, por sus siglas en inglés), dijo: “Suponemos que Uber volverá a embarcarse en un juicio legal ilegítimo contra el alcalde y TfL, e instamos al tribunal a que confirme esta decisión. Esta compañía inmoral no tiene lugar en las calles de Londres“.
Como ya se mencionó, la empresa tiene 21 días para apelar. Así que dentro de un mes se sabrá si la capital inglesa apuesta por abrirse a las alternativas que brindan más opciones tanto para consumidores como para conductores, donde los acuerdos son de persona a persona, o si opta por adoptar un esquema donde la seguridad sea sinónimo de cada vez mayor control.