Vaya donde vaya y diga lo que diga el presidente Trump, genera controversia. Sus declaraciones frente a la ONU no solo no fueron la excepción, sino que por su trascendencia internacional tuvieron múltiples reacciones. Pero la más llamativa y comentada en medios internos, fue la reacción de su jefe de gabinete, el general retirado John Kelly; por momentos cubriéndose el rostro con una mano, en otros mirando hacia abajo con su rostro entre las manos. La diplomacia, en términos estrictos, ciertamente no es su fortaleza. Sin embargo, lo que le llevó al poder es su capacidad singular de decir las cosas de frente por más crudas que sean y eso fue lo que hizo.
A lo largo de dos horas de discurso, fueron apenas dos expresiones polémicas las que mostró el general retirado. No obstante, eso para los medios masivos, y el famoso “paparazzi”, es una oportunidad para deslegitimar al mandatario, pero sobre todo para generar controversia. En el tiempo restante, la mayoría del discurso, manifestó aprobación, pero sobre todo concentración. Estaba pendiente de todo. Claro está, en los momentos que la cámara le enfocaba a él y no al mandatario. La esposa de Trump, Melania, en cambio, aparece estoica e inmutable. Al respecto, los medios solo dicen que al ser quién más tiempo ha estado junto a Trump, es quien más le conoce y por ende quien menos se sorprende.
Respecto al jefe de gabinete, desde “crisis existencial” hasta “oro sólido” dicen los titulares que describen sus reacciones. The Washington Post, en cambio, plantea en su titular tres posibilidades “¿agotamiento, exasperación o no fue nada?”. Sin embargo, al primer gesto lo llamaron “facepalm”, que en inglés significa palmada facial; es un gesto que indica desaprobación e indignación. No obstante, también puede ser un indicador de cansancio o simplemente una manera de concentrarse. Pero en la política se observa cada detalle, cada palabra e incluso cada gesto. Nada es casual y nada pasa desapercibido, todo es comentado.
Ayer a la mañana, la secretaria de prensa Sarah Huckabee Sanders declaró en una entrevista que lo que muchos perciben como un indicador de desaprobación es que en realidad Kelly solo necesitaba descansar: “Yo ciertamente no percibo nada en esa foto, más que probablemente igual que el resto de nosotros”; “estamos cansados tratando de mantenernos al día con este presidente que está trabajando duro para ayudar a los Estados Unidos todos los días.”
Pero lo cierto es que tiene lógica vincular el discurso al gesto, ya que transcurrió a la par de las declaraciones de Trump sobre Corea del Norte que fueron bastante efusivas. Más que el contenido, el conflicto es con las formas; las palabras que elige y el uso que les da. En un artículo del diario Business Insider, enfatizan lo siguiente:
- “Gran parte del mundo está en conflicto, y algunos, de hecho, van al infierno”.
- Habló de “un pequeño grupo de regímenes deshonestos que violan todos los principios en los que se basa la ONU”, a los que llamó “el flagelo de nuestro planeta”.
- Dijo que si Corea del Norte no retrocede de su agresión nuclear, los Estados Unidos “no tendrán otra opción que destruir totalmente Corea del Norte”.
- Llamó una “vergüenza”al acuerdo nuclear que negoció el ex-presidente Obama con Irán
Sin olvidar que llamó al dictador norcoreano “Rocketman” (el hombre de los cohetes) y dijo que está en una misión suicida. Pero es justamente esa frontalidad la que le ganó muchos adeptos entre las comunidades de migrantes y refugiados que han huido de los regímenes que menciona; sobre todo en el caso cubano. Por ejemplo, dijo: “[…]en el hemisferio occidental, Estados Unidos ha enfrentado el corrupto régimen desestabilizante de Cuba y ha abrazado la necesidad del pueblo de vivir en libertad.” “Mi administración anunció recientemente que no levantaremos sanciones al gobierno cubano hasta que haga reformas fundamentales.”
Asimismo, habló del caso de Venezuela, cuyo pueblo vive hace casi dos décadas bajo un régimen socialista cada día más autoritario. Al respecto, Trump dijo: “.”También hemos impuesto sanciones duras y calibradas al régimen socialista de Maduro en Venezuela, que ha llevado a una nación próspera al borde del colapso total. La dictadura socialista de Nicolás Maduro ha infligido terrible dolor y sufrimiento a la buena gente de ese país. Sus instituciones democráticas están siendo destruidas. La situación es completamente inaceptable, y no podemos quedarnos quietos y mirar cómo sucede.”
https://twitter.com/MuseOverMia/status/910180407332757504
En redes sociales, mientras sus críticos comentaban con indignación lo que dijo sobre dichos regímenes, por su falta de diplomacia y lo que consideran arrogancia, quienes huyeron de ellos defendían lo dicho por él. Si ingresan al enlace y otros similares, es posible observarlo. En el enlace previo de Twitter, la usuaria dice: “Todos somos Venezuela poniendo los ojos en blanco ante este bufón maniático”. Y cierra pidiendo dimitir al presidente. La usuaria, como muchos opositores de Trump, se asume como miembro de la “resistencia”. ¿Sabrán que en Venezuela la también llamada Resistencia está compuesta de jóvenes que se enfrentaron más de 100 días al régimen autoritario que les reprime con balas y tanquetas?
Bajo la consigna “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”, asumen como heroicos a regímenes que oprimen y hambrean a su pueblo; si Trump les critica y no me gusta Trump, entonces ellos deben ser buenos. Y como tal, si a ellos les ofende que se visibilicen sus atropellos, me identifico con ellos y su indignación representa la mía. Esa es la lógica que se maneja. Y es una consecuencia del pensamiento colectivista que predomina en el socialista. Juzgan colectivamente y como tal prejuzgan. No indagan. El pensamiento crítico, la abstracción y el pragmatismo no existen, solo oprimidos y opresores que se manejan en bloques. Entonces si el opresor está en el bloque de los oprimidos, no será capaz de oprimir. Si lo hace, será solo en consecuencia a la opresión sufrida por el opresor del bloque previo.
Es decir, los críticos están pendientes de cada detalle, hasta de los gestos de los asesores de Trump, para encontrar discrepancias. Pero cuando existen contradicciones entre lo que pregonan, no lo ven. Puede ser que en efecto hasta al jefe de gabinete le haya indignado la falta de sutileza de su mandatario. A fin de cuentas, fue general y sabe cómo puede repercutir lo dicho y hecho frente a un rival. El militar se caracteriza por ser protocolar, seguir la cadena de mando, metodológico. Mientras que la fortaleza de Trump es ser efusivo, espontáneo y directo al grano, llamar las cosas por su nombre y señalar a quién corresponda; así implique quebrar el protocolo y dejar a un lado la diplomacia. Es eso lo que dio la victoria en las urnas, el hartazgo ciudadano a la corrección política. En su mandatario ven a quien dice lo que ve, aunque incomode a varios; sobre todo a la prensa masiva e incluso a su propio equipo.