EnglishLes confieso que hace rato ya había perdido la capacidad de asombro en cuanto el ingenio humano en servicio a la necedad y, por qué no, el mal gusto. Pero últimamente, una noticia me ha demostrado que aún es posible que me sienta abrumada; aún me puedo atragantar con el café hirviendo.
El magnate inmobiliario Donald Trump está visiblemente inspirado y vive su renacimiento como showman, tristemente, en la escena política. Durante un evento en el marco de la Cumbre de Libertad (conducida nomen omen por el republicano Steve King, el mismo que había diseñado una maqueta del muro electrificado), ha prometido que se encargará personalmente de construir un muro fronterizo, que finalmente funcione, en la frontera con México.
¿Será tanta la desesperación del partido Republicano que les hace recurrir a la retórica tan burda? Su electorado pronto podrá darse cuenta que no está viendo un programa de entretenimiento, sino una carrera política. Entonces podría ya ser tarde.
Trump sabe de construcción: sus torres y edificios emblemáticos de las esquinas y avenidas más caras del globo son celebres en todo el mundo. Son glamorosas, opulentas y kitsch. Ser un experto en edificios de lujo le permite a Trump afirmar que, por analogía, será un gran experto en muros: ¿Quién lo sabrá mejor que Trump? Él construye edificios grandiosos, por lo que construirá muros tanto buenos, como bonitos. Después de todas sus hazañas inmobiliarias, “es fácil construir muros” .
Trump podría correr como independiente por la silla en la Casa Blanca, ¡y lo que se le ocurre es construir un muro!
¿Por qué un hombre que ha demostrado ser tan exitoso, hábil y emprendedor, no ha crecido igualmente a lo grande también en cuanto sus posturas y opiniones en relación con algo que trasciende lo cuantificable, monetario y material (lo humano)?
Para Trump, los inmigrantes de poca monta, todos lo que “inundan” la frontera, son criminales, ladrones, terroristas, terroristas islámicos…, ya que cualquier cosa pasa por la frontera. Trump tiene una gran fortuna, podría de manera independiente correr por la silla en la Casa Blanca, ¡y lo que se le ocurre es construir un muro! ¿Ahora se entiende mi asombro, no es cierto?
Aunque no se note por el estilo de su peinado, a Trump le importa la estética. Su muro sería una belleza. Y no lo dudo. Tan pronto como se encargue personalmente de su construcción, será también un éxito comercial, más aun que sus gastos, cubrirá el acceso a México (el mal vecino). Los terrenos aledaños al muro sin duda subirán de precio, y vivir en la sombra de la bella muralla será aspiración de muchos. Será, no obstante, de una belleza terrible.
Hace tiempo que el trío platónico de la verdad, belleza y bondad han dejado ser preciados, o mucho menos rentables. A mi nunca me ha gustado The Apprentice, pero este show de Donald Trump es verdaderamente horrible.
Esta nota fue editada a las 10:00 (EST) del 28/5/2014. Se le actualizaron el título y el sumario.