La cuarentena ha puesto a la economía en una situación calamitosa. El Gobierno anuncia un “paquete” de medidas para reactivarla; el Banco de la República dispone una nueva reducción de su tasa de intervención y políticos y economistas proponen todo tipo de acciones para impulsar la recuperación de la economía. Como en botica, hay de todo ahí: cosas razonables y soberanas tonterías. Esa profusión de propuestas parece ignorar la medida más importante: dejar que la gente vaya a trabajar.
Ni la pandemia ni la cuarentena destrozaron el aparato productivo ni acabaron con las habilidades físicas e intelectuales de trabajadores y empresarios. El capital físico y humano de la economía colombiana está intacto y listo para reanudar a plena máquina la producción de riqueza real para la sociedad. Por ello, lo más importante es dejar que empresarios y trabajadores puedan ir a trabajar, a producir, a vender, a comprar, porque la dinámica de la economía no es otra cosa que la vasta red de intercambios mediante la cual nos prestamos servicios los unos a los otros.
La increíble capacidad de recuperación de la economía la muestra el aumento en la generación de residuos sólidos (GRS) en respuesta solamente a una disminución parcial de las restricciones a la actividad económica impuestas por la cuarentena. La GRS es una variable cointegrada con el producto interno bruto (PIB), lo que significa que evolucionan de la mano, bajo un estrecho vínculo estructural de largo plazo, y que entre ellas existe una fuerte relación de causal, que evidentemente va del PIB a la GRS.
En un interesante estudio titulado Solid Waste and GDP: A Cointegration Analysis, los investigadores de la Escuela de Economía de la Universidad Eafit, Jim Sánchez, Luisa Pérez y Hermison Velásquez, utilizando datos trimestrales de la GRS en Medellín y del PIB de Colombia, en el período 2000-2017, encontraron un alto grado de cointegración entre ambas series y estimaron en 0,78 la elasticidad entre el PIB y la GRS, lo cual significa que un aumento de 1 % del PIB da lugar a un aumento de 0,78 % en la GRS.
La gráfica muestra el efecto de la cuarentena en la evolución de la GRS en Medellín y los demás municipios del Valle de Aburrá. En el caso de Medellín, de un máximo de 14 000 toneladas, en la segunda semana de marzo, antes de que fuera decretada la cuarentena, se cae a 10 000 en la segunda semana de abril, en el momento más severo de las restricciones. Luego, especialmente después de la reactivación de la construcción y la manufactura, se recupera y a mediados de junio estaba alcanzado el nivel previo a la cuarentena. La GRS de los otros municipios muestra un comportamiento similar.
Es claro pues que la economía se está recuperando como consecuencia de la mera reducción de las restricciones impuestas por de la cuarentena. Por ello, la decisión más importante del Gobierno Nacional y de las administraciones locales es continuar y acelerar el levantamiento de esas restricciones.
Por supuesto que serían bienvenidas una reducción de la tributación asfixiante a las empresas y una radical reforma al mercado laboral que facilite la contratación, pero, mientras eso llega, basta con que empresarios y trabajadores puedan salir a trabajar.
Artículo elaborado en conjunto con Luisa María Pérez Fernández, ingeniera y magíster.