El alcalde Daniel Quintero ha fracasado en el manejo de la pandemia. Medellín tiene actualmente la más alta tasa de contagios por COVID-19. La tasa reproductiva efectiva de la Ciudad es de 1,26, la más alta de Colombia, frente a 1,14 del país y 1,16 de Bogotá. Eso significa que 100 ciudadanos contagiados pueden contagiar a otros 126.
Además de fracasar en el control de la expansión de la pandemia, también fracasó en la ampliación de la capacidad hospitalaria para atender a los pacientes más graves. No ha cumplido nada de lo prometido. La ampliación de las UCI de los hospitales de la ciudad se hizo con donaciones del sector privado y los ventiladores aportados por el Gobierno Nacional. Postobón financió el proyecto de los ventiladores mecánicos que están siendo fabricados por empresas privadas, Haceb y Auteco, que adaptaron sus líneas de producción para atender la emergencia.
Al sector privado y al Gobierno Nacional debe Medellín la ampliación de su capacidad hospitalaria, nada a la administración municipal y menos al alcalde Quintero que no hace otra cosa que hablar, hablar, hablar y mentir.
El martes 22 de julio, en reunión con representantes de las agremiaciones médicas de la ciudad, el alcalde Quintero preguntó si consideraban necesaria la presencia de personal médico proveniente del extranjero, pues tenía ofertas de una docena de países. Ante la respuesta negativa, el alcalde se abstuvo de mencionar que una semana atrás, el 15 de julio, había firmado la carta en la que le pide al embajador de Cuba colaboración de personal médico de ese país, saltándose a la Cancillería. Mentir no solo decir mentiras sino, sobre todo, ocultar la verdad.
Los médicos que envía Cuba a “colaborar” son una caterva de ineptos que fueron echados de Italia y Brasil por incompetentes y costosos. Los países comunistas no hacen solidaridad. Las misiones médicas cubanas no son misiones humanitarias, sino un mecanismo de aportarle dinero a la dictadura que cobra entre cuatro y seis mil dólares mensuales por cada médico.
Pero además esos médicos también sirven para inocular el virus del comunismo en las capas más pobres y vulnerables de la sociedad. A la Venezuela de Chávez llegaron inicialmente unos supuestos médicos. Hoy son más de 40 000 los agentes cubanos instalados en ese país, persiguiendo a la oposición, adoctrinando a la gente, apuntalando el régimen criminal de Nicolás Maduro. También hay centenas de agentes del G-2, el servicio de inteligencia cubano, que persiguen y acosan a los líderes de la oposición y que entrenan las milicias chavistas encargadas de reprimir la protesta contra el régimen.
Hay que decirlo sin ambages. Lo de la COVID-19 es una excusa. Como lo han señalado las agremiaciones médicas, Medellín cuenta con personal suficiente y bien capacitado para enfrentar la emergencia. No puede el alcalde decir que la falta de recursos humanos lo obliga a impulsar la invasión cubana. El propósito del alcalde es apoyar financieramente a la dictadura cubana y al mismo tiempo avanzar en el adoctrinamiento comunista, todo ello con los recursos de la ciudad.