Ya va más de un mes de protestas en Nicaragua con un saldo de decenas de muertos, heridos y desaparecidos. La crisis que atraviesa el país no solo ha dejado una fuerte inestabilidad política y social, sino que también ha causado pérdidas económicas que ya ascienden a los 250 millones de dólares y, aún así, el Gobierno de Daniel Ortega no cede.
La petición de los nicaragüenses es clara: la “rendición de Daniel Ortega, Rosario Murillo y sus secuaces”, pero hasta ahora el régimen ha decidido mantenerse en el poder anteponiendose a la voluntad y las necesidades del pueblo.
El pasado lunes 21 de mayo, el presidente del Banco Central de Nicaragua (BCN), Ovidio Reyes explicó que durante el último mes la crisis ha causado afectaciones en sectores como el turismo, el comercio, las exportaciones y las inversiones extranjeras, lo que ha generado que el estimado del crecimiento económico del país, que se ubicaba a principios del año entre 4,5 y 5%, quede reducido entre 3 y 3,5%.
“Lo que sucede es que en una situación de crisis política, obviamente los inversionistas extranjeros que van a abrir un negocio en Nicaragua toman las previsiones del caso. Si una compañía iba a abrir una tienda o establecer una marca, en esta situación no puede traer inventario, no puede iniciar operaciones, no puede hacer lanzamiento de determinado producto o línea. El inversionista ya no trae esa plata y dice: ‘ya no invierto, ya no llego”, señaló.
Reyes aseguró que la crisis ha afectado a tal punto que ya han cerrado pequeños y medianos negocios, y advirtió que ya se han perdido 58.300 empleos.
Algunos intentan culpar a los manifestantes por extender las protestas tanto tiempo. Sin embargo, esto es lo que les ha permitido precisamente conseguir la atención de la comunidad internacional para que esta ejerza presión sobre el autoritarismo y las violaciones de los derechos humanos de Ortega, que según un reciente informe preliminar de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), ha dejado al menos 76 personas muertas, 868 heridos y unos 85 desaparecidos.
En Nicaragua hubo decenas de muertos y centenares de heridos; detenciones ilegales y arbitrarias; prácticas de tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes; censura y ataques contra la prensa; y otras formas de persecución dirigidas a inhibir la participación ciudadana.
— CIDH – IACHR (@CIDH) May 22, 2018
Ya van 34 días consecutivos de protestas y parece que así seguirá, porque lo que apenas empezó como unas simples protestas en contra de reformas del Seguro Social, fue tomando fuerzas
“Aquí no está Ejército contra Ejército. Es una población que está manifestando todo lo que hace muchos años como obispos venimos recogiendo (…) Se lo hemos pedido, la comunidad se lo ha pedido, nosotros como obispos en la carta que le mandamos se lo hemos pedido y, como decimos en buen nicaragüense, la pelota está en su cancha”, dijo al Gobierno La Conferencia Episcopal de Nicaragua , que ahora es mediadora y testigo del diálogo nacional que busca superar la crisis.