
Autoridades de la capital boliviana (La Paz) aprobaron por unanimidad una ley en la que se prohíben eventos de belleza para menores de edad, como una medida contra la violencia sexual infantil, pero ¿realmente esto resolvería el problema?
De acuerdo con la ley aprobada por el Concejo Municipal, no estarán admitidos concursos de belleza, eventos de modelaje ni la participación de niños y adolescentes en anuncios publicitarios en donde sean “sexualizados”.
Todo esto tras el aumento de la violencia sexual a menores de edad. Según un estudio de la Defensoría del Pueblo, ocho de cada diez menores de edad han padecido algún tipo de violencia y dos de cada diez han sido víctimas de violencia sexual.
“Estamos todos muy preocupados por el aumento constante de los hechos de violencia contra los niños, niñas y adolescentes incluyendo las agresiones sexuales y creemos que es el momento de ir a las causas de este aumento”, dijo el presidente del Concejo Municipal de La Paz, Pedro Susz, durante una conferencia de prensa.
El problema es que el propio presidente del Concejo ha admitido que aún no se conocen las causas del aumento de agresiones sexuales a infantes, sin embargo, desde ya se está trabajando para imponer restricciones que podrían no traer resultado alguno.
La idea de los eventos de belleza para menores de edad siempre ha traído polémica porque muchos consideran que los niños y adolescentes utilizan gestos, vestimenta y maquillaje que no corresponde con su edad; pero restringirlos como si estos fueran los causantes del aumento de la violencia sexual infantil sería como prohibir el uso de faldas en mujeres adultas para disminuir las violaciones.
El aumentar las prohibiciones de este tipo como una manera de eliminar “las tentaciones” no atacaría el problema de raíz y solo podría implicar más normativas futuras bajo la premisa de que evitando las provocaciones se disminuirá el problema.
No se trata de determinar si los concursos de belleza son o no positivos para los niños, porque cada individuo puede tener una opinión diferente al respecto. Hay padres que consideran que este tipo de eventos ayuda a vencer la timidez de los niños, les permite levantar el autoestima e incluso puede ser simplemente una forma de divertirse; pero allí es donde está precisamente la libertad de decisión, un padre debe poder elegir lo que considera mejor o peor para su hijo siempre y cuando no le esté causando un daño al menor.
La medida aprobada por el Concejo Municipal afecta más las opciones o posibilidades de los ciudadanos, que a los mismos violadores. Si bien deben existir medidas de prevención, estas necesariamente tendrían que ir de la mano con acciones directas que ataquen la raíz del problema y que afecten más a quien busca cometer el delito que al ciudadano de bien.
De acuerdo con la directora de la Defensoría Municipal de Bolivia, Consuelo Tórrez, los agresores de infantes suelen ser familiares de los menores: tíos, primos, hermanos o abuelos; por lo que probablemente el prohibir que los niños suban a una pasarela o se maquillen no va a disminuir el riesgo de que precisamente las personas más cercanas a los infantes los victimicen.
Lo que hay que prohibir no son precisamente los concursos de belleza. El trabajo del Gobierno, en todo caso, debe ser el de reforzar la concientización del problema, crear opciones mucho más accesibles y eficaces para que se puedan realizar las denuncias y ofrecer protección al menor; además de mejorar el trabajo policial en cuanto a la atención de los casos y el castigo de los culpables.