El pasado domingo 1 de abril el expresidente de Guatemala, Efraín Ríos Montt (1982-1983), falleció de un ataque cardíaco a los 91 años de edad, y dejó en la historia opiniones completamente opuestas de su legado en el país.
Algunos insisten en señalar a Montt como un dictador que cometió genocidio contra más de 1.700 indígenas de la etnia de Ixiles (etnia del norte del país); sin embargo, el exgeneral nunca fue realmente sentenciado, porque aunque en el año 2013 fue encontrado culpable y condenado a 80 años de prisión, la Corte de Constitucionalidad suspendió el veredicto tan solo diez días después por inconsistencias en el proceso de la sentencia.
“Nunca autoricé. Nunca firmé. Nunca propuse. Nunca ordené que se atentara contra una raza, una etnia o una religión. Nunca lo hice y de todo lo que han dicho no ha habido ni una prueba que evidencie mi participación”, declaró el expresidente durante el primer juicio.
Quienes acusan al líder político de genocida por la muerte de los Ixiles, muchas veces lo hacen sin comprender que el genocidio es el exterminio deliberado de un grupo por motivos religiosos étnicos o raciales y en la guerra no solo fueron víctimas los Ixiles, sino también ladinos, quichés, extranjeros, entre otros.
El presidente de la Fundación Contra el Terrorismo (FCT) de Guatemala, Ricardo Méndez Ruiz, explicó en exclusiva para el PanAm Post, que “un crimen tan grave como el genocidio es sumamente difícil de ocultar, y cuando supuestamente ocurrió en Guatemala, aquí había una buena cantidad de periodistas internacionales, como Pamela Yates y Allan Nairn, por ejemplo, que estuvieron presentes en el área ixil, sin que jamás mencionaran, ni siquiera una sola vez, la palabra genocidio, como tampoco lo hicieron los miembros de la guerrilla en su abundante literatura de antes de la firma de la paz en 1996”.
Asimismo, Ruiz señaló que no fue sino hasta después de que se firmó la paz en 1996 que se trató de señalar al exmandatario como un supuesto genocida y destacó que lo hicieron “como un medio de la subversión que migró a la oenegización, para continuar la guerra por la vía de los tribunales de justicia, con el ya evidente propósito no de buscar justicia, sino de llevar a cabo un lucrativo negocio a base de grandes donaciones de otros países y organizaciones internacionales”.
Por su parte, la reconocida politóloga guatemalteca, Gloria Álvarez, también ha asegurado en el pasado que no hubo genocidio y recuerda que este grupo indígena fue parte del ejército durante la guerra.
“Quienes apreciábamos y respetábamos tanto al general Efraín Ríos Montt, sienten quienes promovieron contra él un juicio por un genocidio que nunca ocurrió, ya que la muerte del general significa para ellos un grave perjuicio financiero”, dijo el presidente de la FCT.
Montt un gran líder político que dejó un legado de libertad
A pesar de los señalamientos por genocidio, muchos son los que recordarán al exmandatario por ayudar a evitar que Guatemala cayera en manos del marxismo.
Para los que repiten la misma letanía anti Riosmontista. Les Recuerdo lo que hizo:
1.Derroto a la guerilla comunista 2Eliminó los escuadrones de la muerte. 3.hombre de paz que era declaró 3 amnistías 5.Creó el Tribunal Supremo electoral
Duele la verdad..? https://t.co/Ib4hV69CYj— Alfred Kaltschmitt (@alfredkalt) April 2, 2018
“El legado del general Ríos Montt es muy amplio, y va desde su desempeño como comandante general del Ejército, institución que supo dirigir de tal manera que en tan solo 16 meses derrotó al terrorismo que asolaba gran parte del territorio de Guatemala como parte de la Guerra Fría; hasta su desempeño como estadista visionario, que creó instituciones como el Tribulal Supremo Electoral y otras más, que hoy son pilares fundamentales de nuestra democracia”, recordó Ricardo Méndez Ruiz.
Montt “fue un hombre íntegro, que predicó siempre con el ejemplo como soldado ejemplar, y funcionario público incansable. A él le debemos, en mayor medida, que Guatemala no haya caído en las garras del comunismo”, afirmó.