Para un gobierno que trata de ocultar la realidad que se vive en su país, los periodistas se convierten en adversarios, y en Venezuela el periodismo es un trabajo que se ha vuelto riesgoso.
La dictadura de Nicolás Maduro se ha acrecentado. Cada día son más los reporteros y periodistas que son objeto de agresiones y detenciones por la realización de su oficio. Para tomar fotografías o informar sobre la realidad de un país inmerso en crisis, hay que estar consciente de todos los problemas con los que luego se podría acarrear.
Venezuela es uno de los países peor clasificados en cuanto a la libertad de prensa, para la Clasificación Mundial que hace anualmente Reporteros Sin Fronteras, el país ocupa el puesto 139 de los 180 países evaluados y Nicolás Maduro es uno de los “depredadores” de prensa de América Latina.
La ONG publicó una “Lista Negra de depredadores de la libertad de prensa”, galería de retratos con 35 jefes de Estado, políticos, líderes religiosos, milicias y organizaciones criminales que censuran, encarcelan, torturan o asesinan a periodistas y Maduro figura por ataques de “censura y asfixia económica astutamente orquestada” .
“A Nicolás Maduro no le gustan los medios de comunicación independientes. Para hacerlos callar ha empleado todo tipo de técnicas: sus amigos han comprado medios de comunicación (como el diario El Universal y el canal Globovisión), lo que ha desencadenado una ola de despidos y renuncias; ha usado una ley aprobada en 2010 bajo el gobierno de Hugo Chávez que criminaliza cualquier contenido que “cuestione a la autoridad constituida legítimamente”, y se sirve de la escasez de papel para reducir la circulación de la prensa escrita”, indica la ficha.
Además, según el último informe de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Venezuela es, de hecho, uno de los países que destaca porque “el clima de hostigamiento exhibe una mayor crudeza”.
A los periodistas “los golpean de forma salvaje. Les roban los equipos y, además, los amenazan si denuncian lo ocurrido. Con frecuencia las agresiones están a cargo de civiles que actúan con la protección de uniformados”, y todo esto con consentimiento del presidente Nicolás Maduro, indica el informe.
El Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) de Venezuela ha registrado al menos 13 ataques a medios de comunicación, 176 casos de violaciones a la libertad de prensa desde el inicio del año, entre ellos 62 casos de intimidación y 22 casos de agresión y detenciones arbitrarias de directores, periodistas y fotoperiodistas entre el primero de enero y el 30 de septiembre de este año.
De acuerdo a lo informado por la organización, la mayoría de las detenciones fueron llevadas a cabo por la policía estatal (8). Las otras entidades detrás de las detenciones fueron las Fuerzas Armadas Nacionales (7), el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) (3), los tribunales (2) y las autoridades aeroportuarias (2).
“Las detenciones por parte de la Fuerza Armada, Sebin y policías estatales ocurrieron en coberturas de calle, específicamente, cobertura de protestas civiles, filas de personas para comprar comida y coberturas fotográficas especiales”, anunció IPYS Venezuela.
Un ejemplo de una de estas situaciones, es el caso reciente de Matt Gutman, corresponsal de la cadena estadounidense ABC News y su camarógrafo, quienes fueron detenidos por agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional de Venezuela (Sebin) el pasado 24 de noviembre, mientras filmaban e informaban sobre las terribles condiciones en las que se encuentra un hospital venezolano.
Luego del incidente, la Dirección de Migración a la Oficina de Migración del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar emitió un documento con el asunto de “retorno voluntario” en donde además indica que el “ciudadano extranjero” refiriéndose a Gutman, fue expulsado del país y se prohíbe su retorno.
Por otra parte también está el caso del periodista Alejandro Puglia, director de la Oficina de Seguimiento y Evaluación del Parlamento, quien fue detenido por volar un dron para tomar fotografías durante la manifestación opositora del pasado primero de septiembre en Caracas.
Braulio Jatar Alonso, un periodista chileno-venezolano es otro ejemplo de la represión en Venezuela, él aún continúa detenido por supuesto lavado de dinero; sin embargo, los críticos aseguran que fue arrestado porque Reporte Confidencial (el sitio del que Jatar es director) publicó imágenes de una protesta que se llevaba a cabo en contra del presidente Nicolás Maduro en la Isla Margarita.
Según ha informado la hermana del periodista, Ana Julia Jatar, Braulio se encuentra en una cárcel de alta seguridad y lo han sometido “a aislamiento y toda clase de privaciones físicas y psicológicas”.
El gobierno Venezolano ha tratado de impedir que las protestas lleguen a los ojos de entes internacionales. Para evitar la cobertura internacional de protestas, las autoridades impiden la entrada al país de corresponsales extranjeros.
En vísperas de la gran marcha convocada para el pasado primero de septiembre, se informó sobre el impedimento de diversos periodistas al país: Marie-Eve Detoeuf, del diario francés Le Monde, embarcada rumbo a Bogotá en el aeropuerto tras calificar de “no admisible” su entrada al país por incumplimiento de las reglas migratorias; los corresponsales colombianos César Moreno, de Radio Caracol, y Dora Glottman, de Caracol TV, impedidos por el mismo motivo; los corresponsales estadounidenses John Otis, de NPR y Tim Wyss, de Miami Herald; y los periodistas Teresa Bo y Lagmi Chávez, de la cadena Al-Jazeera, enfrentados al mismo problema el día anterior.
El pasado 26 de octubre, también fueron retenidos cuatro periodistas internacionales que querían cubrir una marcha contra Maduro. Tres periodistas peruanos (Ricardo Burgos, Leónidas Chávez y Armando Muñoz) de la cadena Televisa, y un fotógrafo argentino (Ricardo Venegas) de Associated Press (AP) fueron declarados “inadmisibles”.
La detención de los periodistas no es el único medio al que acuden los oficialistas para hacer callar a aquellos cuya función es informar.
Un sitio digital llamado El Pitazo informó en agosto, que uno de sus periodistas no solo fue detenido sino también golpeado en San Fernando de Apure mientras cubría un evento político convocado por la oposición.
Periodistas han reportado haber sido asaltados, amenazados y robados por parte de ciudadanos oficialistas. Pero en Venezuela, el deterioro de la libertad de prensa va más allá de la detención y agresión de periodistas.
Oficinas de medios de comunicación han sido atacadas y robadas, periódicos se han visto en la necesidad de cerrar debido a la falta de papel, y tanto periodistas y medios de como medios de comunicación han sido objeto de juicios.
Especialistas aseguran que el régimen de Nicolás Maduro le teme a la verdad difundida por la prensa independiente; esto porque podría “abrir los ojos” de quienes aún confían en el chavismo.
Fuentes: Journalism in the Americas; Reporteros sin Fronteras; Sociedad Interamericana de Prensa.