La crisis en Venezuela es cada vez peor y afecta a todos los rubros. La inflación, la escasez de alimentos y medicamentos, no distingue posición política, social ni económica. El hospital psiquiátrico estatal de Barquisimeto no se escapa de la realidad venezolana, lo que afecta no solo su estructura, sino a todos sus pacientes.
The New York Times reveló la trágica historia que se vive en este sanatorio.
Debido a la escasez de medicamentos, el personal de la institución debe decidir día a día cuáles pacientes son los más inestables para distribuir los pocos medicamentos que hay. Además, deben reducir las dosis para poder repartir píldoras a la mayor cantidad de pacientes.
El Pampero no sólo sufre de escasez en sedantes, tranquilizantes y otros medicamentos, la escasez de productos de cuidado personal y de limpieza es otro de los problemas con los que tiene que acarrear el hospital.
En vista de la escasez de jabón, champú, pasta de dientes y hasta papel higiénico, los pacientes se han visto en la necesidad de hacer sus necesidades en áreas comunes, en un patio y limpiarse solamente con agua.
Las enfermeras temen por algunos pacientes que son más propensos a ser violentos sin medicación. Uno de los pacientes, Accel Simeone fue ingresado al centro psiquiátrico luego de que voces en su cabeza le dijeran que debía matar a su hermano. El paciente sufre de esquizofrenia y su trastorno empeora cada día debido a la falta de sus medicamentos y al bajo consumo de alimentos. El joven, de 25 años de edad, actualmente pesa, a penas, 34 kilos.
Sin embargo, Simeone recuerda que el no quería matar a su hermano, por lo que agarró un esmeril del estacionamiento familiar y se cortó su propio brazo para evitar hacerle daño a su hermano y fue el padre quién le quitó la herramienta y evitó que Simeone se siguiera lastimando.
Este no es el caso más violento. En el pabellón se encuentran hombres que asesinaron a miembros de su familias. Un hombre decapitó a su madre y otro apuñaló a su padrastro, ambos se encuentran en el hospital diagnosticados también con esquizofrenia.
Según la nota de The New York Times, en el hospital encontraron a Cleofila Carillo, una mujer que lloraba bajo un mosquitero porque la mañana anterior su compañero de litera salto encima de ella, la golpeó y le arrancó la nariz de un mordisco, tras no haber recibido sus medicamentos.
La mujer necesita de una cirugía reconstructiva completa, pero a causa de la escasez lo único que se pudo hacer al respecto fue ponerle un vendaje.
Debido a la falta de medicamentos, las enfermeras han tenido que inmovilizar a los pacientes, encerrarlos en celdas o aislarlos para que no se hagan daño.
Raúl Martínez es un ejemplo de esto. El hombre estaba sufriendo de un episodio psicótico, por lo que las enfermeras se vieron en la necesidad de atarlo a una camilla.
El personal del hospital se ha visto en la necesidad de pedir donaciones en su tiempo libre debido a la falta de recursos que le proporciona el Gobierno venezolano.
Los registros médicos muestran que más de la mitad de los pacientes en el pabellón tienen un peso inferior al debido.
La ropa es otro de los problemas que presenta el centro psiquiátrico, muchas pacientes en la sala de las mujeres usan solo camisetas, y a penas unas cuantas, tienen zapatos. Los cinturones o correas que usan los pacientes, son trozos de cuerda para evitar que los pantalones se caigan.
La mayoría de los pacientes que viven en El Pampero han sido abandonados por sus familias, por lo que ellos dependen completamente del Estado para satisfacer sus necesidades básicas. “Que Dios tenga piedad de nosotros”, dijo la enfermera jefe.
Fuente: The New York Times