
Después de tres décadas del hecho un tribunal peruano condena a 10 militares a pagar entre 10 y 25 años de prisión por la matanza de aproximadamente 69 campesinos en Accomarca (Ayacucho).
La sala penal sentenció al general retirado Wilfredo Mori y a los oficiales Nelson Gonzáles y Carlos Medina a 25 años de prisión por el asesinato ocurrido en el año 1985, donde miembros del ejército acabaron torturando, violando, ejecutando y quemando a campesinos, incluyendo dos docenas de niños y tres mujeres embarazadas.
Mori era el jefe político-militar de la región Ayacucho, y fue quien mandó a Gonzáles y Medina a crear un plan para “capturar y/o destruir a los elementos terroristas existentes en la quebrada de Huancayoc (distrito de Accomarca).
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También se condenó a 24 años al teniente Juan Rivera, y a 23 años de cárcel al mayor Telmo Hurtado, quienes comandaron las dos patrullas que cometieron los asesinatos.
Ambos se encontraban exiliados en los Estados Unidos, pero Rivera fue deportado de Maryland en 2008 y Hurtado fue extraditado de Miami en 2011.
La sentencia también exige que los responsables de las ejecuciones extrajudiciales paguen a cada una de las víctimas y sobrevivientes unos US$44.000 de reparación, por la cantidad de niños asesinados y huérfanos que quedaron.
“Es la única vez que en juicio abierto un militar reconoce que mató y masacró. También dice que fue una orden planificada y ordenada por sus superiores y dijo que esa manera de actuar no sólo ocurrió en Accomarca sino que era la doctrina del ejército en todas las zonas consideradas rojas, donde todos eran considerados terroristas, incluso niños”, aseveró Jo-Marie Burt, directora estadounidense del proyecto Rights Perú y profesora en George Mason University.
El proceso judicial tiene casi seis años desde que empezó, y Celestino Baldeón, hijo de una de las campesinas asesinadas, manifestó su opinión con respecto a las sentencias: “un poquito nos alegra, pero no tanto porque no castiga a todos los culpables, solamente a diez”.
“Al cabecilla se le ha castigado” continuó, “pero estamos totalmente indignados porque deberían ser todos culpables, porque todos participaron en esta matanza” expresó Baldeón.
El conflicto armado interno dividió a la población y enfrentó a las fuerzas de seguridad de la época, con los miembros del grupo extremista Sendero Luminoso. En todo Perú hubo miles de muertos y desaparecidos, principalmente campesinos de lengua quechua e indígenas de la Amazonía.
Fuentes: El País; El diario mx; Proceso.