Las autoridades de la capital de Cuba siguen deportando a ciudadanos indocumentados, ya que los cubanos de otras provincias no deben ir a La Habana, a menos que hayan sido autorizados por las autoridades de la capital o presenten una muy buena justificación.
De acuerdo con la información publicada en Martí Noticias,todos los viernes dos autobuses, con 45 asientos cada uno, salen de La Habana hacia otras provincias del país, con una carga de cubanos deportados desde “la capital de todos los cubanos”. También montan decenas de cubanos deportados en el tren que dos veces al mes cubre la ruta Habana-Santiago de Cuba, llevándolos a las provincias orientales.
Según el artículo 8 del decreto ley 217 de 1997 del Consejo de Ministros, si un cubano pasó más de 72 horas en la capital sin el derecho legal de permanecer en La Habana, será deportado hacia su ciudad natal.
Esta política ha sido muy criticada por las limitaciones de movimiento que imponen a los cubanos; sin embargo, es una ley que se ejecuta desde hace casi 20 años, por lo que para los cubanos es bastante natural esta restricción en cuanto a la libre locomoción dentro de su propio país.
Según una crónica llamada La Habana no es para todos los cubanos, realizada por Abrahan Jiménez Enoa, los ciudadanos cubanos que son capturados como “ilegales” dentro de su propio país son encarcelados en el Vivac (en las afueras de la capital cubana), en donde se tiene derecho a una visita de diez minutos cada siete días, y después son enviados en el tren o en autobús a sus provincias de origen.
Jiménez también explica que para la década de los noventa La Habana aumentó de 1 millón de habitantes a 2,1 millones y que de acuerdo con un censo de población y viviendas realizada en el año 2012, hay más de 518 000 personas nacidas en otras provincias que se encontraban en La Habana.
Fuente: Martí Noticias.