En una entrevista realizada por la periodista Cecilia Orozco para el diario colombiano El Espectador, el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, se refirió a la exclusión del impuesto a las bebidas azucaradas, su caballo de batalla personal, de la reforma tributaria que está siendo tramitada en el congresa. Hasta el momento, dicho impuesto no se encuentra incluido entre los temas a debatir sobre esta iniciativa.
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Gaviria admitió en la entrevista que el impuesto a las bebidas azucaradas “es regresivo en un sentido preciso: porcentualmente, afecta más a los pobres que a los ricos”. También culpó a “lobistas” o cabilderos que, según él, acudieron al Congreso representando intereses privados. Su meta, dice Gaviria, es que el impuesto a las bebidas azucaradas no sea incluido en la ponencia final de la reforma tributaria, la cual fue aprobada en primer debate por las comisiones terceras de la Cámara de Representantes y del Senado.
El ministro afirmó que “en Colombia, tristemente, los verdaderos populistas agitan las aguas para que los intereses económicos pesquen en el río revuelto”.
Según Gaviria, países como México y Chile redujeron la obesidad gracias al subir los impuestos sobre las bebidas azucaradas porque lograron reducir la demanda. Omitió mencionar, sin embargo, que, como reporta la revista británica The Spectator, “hay evidencia de que las ventas de las bebidas azucaradas se han incrementado en México durante los últimos meses; según algunos informes, las ventas nunca cayeron en primer lugar”.
El ministro sí admitió que ni la obesidad ni la diabetes se solucionan únicamente con medidas coercitivas, aunque sostiene que, según sus cálculos, sí ayudarían a disminuir la obesidad y la diabetes.
Gaviria afirmó que “no es cierto” miles de tenderos colombianos podrían verse afectados económicamente por su medida de coerción estatal: “Al menos, no tiene sustento serio. Nadie ha mostrado un cálculo consistente al respecto. Son especulaciones tremendistas”. De nuevo, Gaviria ignoró la experiencia internacional en casos similares. En Dinamarca, por ejemplo, el gobierno introdujo un impuesto especial a los productos de comida con más de 2.3% de grasa saturada. Como reporta The Spectator,
“El impuesto fue abandonado tras 15 meses porque, según encuestas, sólo el 7% de los daneses habían reducido su consumo de grasa, mientras que se calculaba que el impuesto causó la pérdida de 1.300 empleos dado que los daneses compraban sus productos (grasosos) en Alemania o en Suecia”.
Por otro lado, se calcula que el impuesto danés sobre las bebidas azucaradas ha creado un pujante mercado negro de gaseosas que le cuesta al gobierno 38.9 de euros en pérdidas anuales con respecto al IVA.
Gaviria dijo que, aunque la ponencia de la reforma tributaria en Colombia no contempla el impuesto a las bebidas azucaradas, continuará luchando contra “lo imposible” para que se apruebe la carga impositiva a este tipo de productos.
Fuente: El Espectador