Este jueves en la noche, Kamala Harris clausuró la Convención Demócrata que la corona como nueva candidata con un discurso de 35 minutos donde dedicó más tiempo a hablar de Donald Trump y sus propuestas, que a hacer un discurso propio donde dijera lo que piensa hacer si llega a ser la primera mujeres presidente de los Estados Unidos.
Apenas desgranó algunas ideas en política fiscal, buscando llegar al centro político (rebajas fiscales para las clases medias), política migratoria (asegurar la frontera como idea principal) y política exterior (básicamente continuar con el desastre de la Administración Biden, sin ningún cambio).
Tuvo muchas ideas simbólicas, sin contenido, como la de venderse como adalid de la unión de todo el país, el concepto de “no volver atrás” y en materia progresista apenas una defensa voraz del “derecho” al aborto. Pero poco más. El resto de sus ideas centrales discursivas giraron en torno a lo mismo: Donald Trump.
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Eso, y sus ideas continuistas respecto a la Administración Biden son los principales problemas a los que se enfrenta la proclamada candidata demócrata. Tiene por delante dos meses y medio para construir algo más o corre el riesgo de quedarse solo en una maniobra de marketing ilusoria: frente al cansancio que ofrecía Biden, ha ilusionado a los suyos por su energía. Pero esos mismos la abandonarán si no logra ofrecer algo más.
Y sobre todo, si Kamala Harris piensa enfrentar en un debate a Donald Trump, necesita propuestas propias y mayor fortaleza de argumentos. Si no, puede salir muy malparada de dicho enfrentamiento.
No se puede enfrentar al candidato republicano sólo con ideas vacías y con encuestas: necesitará propuestas concretas. Ya le pasó a Hillary Clinton y Kamala corre el riesgo de que le suceda lo mismo. No enfrenta a un candidato cualquiera, al que pueda ganar en el terreno de las ideas simbólicas. Necesitará ideas y discurso tangible, precisamente aquello de lo que Trump va sobrado.
El Partido Demócrata sale de su convención unido, que ya es algo. Pero esa unión, y esa exposición de figuras como los Obama o Alexandria Ocasio-Cortez despierta también un efecto boomerang en sus adversarios: precisamente esos discursos son los que más generan la reacción en los votantes de Trump. Muy bien para unir sus propias filas y para obtener el aplauso de la progresía tuitera, pero poco útil para ganar una elección para la que faltan dos meses y medio.
En definitiva, mientras la principal propuesta de campaña de Kamala sea no ser Donald Trump, va a ser muy difícil que gane la elección.