
Ni a Nicolás Maduro le preocupan los derechos humanos de los deportados ni a Donald Trump la recuperación de la democracia en Venezuela. Esas son dos verdades inobjetables. Tanto el dictador venezolano como el presidente estadounidense se mueven en función de sus intereses particulares. El primero solo busca estabilizar su régimen para mantenerse aferrado al poder normalizando haberse robado de la forma más descarada las elecciones presidenciales sin que la comunidad internacional pudiera hacer nada para impedirlo, y el segundo está enfocado en cumplir su promesa de poner a su país por encima de todo y hacerlo más grande, tanto en materia económica como territorial si es necesario para preservar el título de primera potencia mundial. Y si ambos objetivos se alinean de alguna manera ninguno de los dos tendrá reparos en colaborar con el otro. Es por esto que desde Washington presionan a Miraflores para que acepte sin condiciones a los indocumentados y desde Caracas apuestan todo al lobby que incrementa la petrolera Chevron para intentar convencer al inquilino de la Casa Blanca de la conveniencia para sus intereses de preservar los negocios con Venezuela.
- Lea también: Guerra en Ucrania y entorno cubano de Trump ponen en jaque a Maduro
- Lea también: Cómo Maduro estabiliza su dictadura sumando cómplices internos y externos
Que la Administración Trump esté considerando un presunto plan para extender la licencia de Chevron para operar en Venezuela, contemplando además la imposición de sanciones y aranceles a otros países que comercien con PDVSA, solo es una muestra más del pragmatismo estadounidense, que con el retorno del magnate neoyorquino al poder se ha corrido un poco más la línea hasta el punto de acercarse a la postura más beneficiosa para Rusia con tal de colgarse la medalla de la paz poniendo fin a la guerra en Ucrania, sin comprometerse con la defensa de la integridad territorial del país invadido. Y aunque la información no confirmada de manera oficial sobre el creciente lobby de Chevron en Washington procede de fuentes anónimas citadas por el Wall Street Journal, nadie duda de los cálculos de Maduro cuando de sumar cómplices se trata, ni de los frágiles escrúpulos de Trump a la hora de negociar para obtener beneficios que le permitan alcanzar sus objetivos.
El creciente lobby de Chevron
Por el momento nada está definido. En Washington y Caracas estudian con detenimiento sus cartas sin ponerlas aún sobre la mesa ni cerrar puertas. De acuerdo con el WSJ, el presidente ejecutivo de Chevron, Mike Wirth, ha aumentado en los últimos días sus acercamientos con altos funcionarios de la Administración Trump buscando que se extienda por al menos 60 días el plazo para reducir sus operaciones en Venezuela, fijado para el 3 de abril, tras la decisión del mandatario estadounidense de revocar la licencia 41 otorgada por el Gobierno de Joe Biden a finales de 2022. El máximo representante de la petrolera intenta convencer a la Casa Blanca argumentando que el retiro de Chevron de Venezuela no solo desestabilizaría aún más la economía local, incentivando una mayor migración, sino que además permitiría que China y otros adversarios de EEUU aumenten su presencia en el país sudamericano.
Si Donald Trump se reunió en su anterior mandato en un par de oportunidades con el tirano norcoreano Kim Jong-un y negocia con el ruso Vladímir Putin un acuerdo de paz poco beneficioso para Ucrania, nada le impide hacer concesiones a Nicolás Maduro. Fue por ello que a finales de enero envió a Caracas a su delegado para misiones especiales, Richard Grenell, quien le regaló al dictador venezolana una postal que pretendió mostrar como supuesta evidencia de su cordial relación con el Gobierno de Estados Unidos. Pero la celebración en Miraflores duró poco. La línea dura de los congresistas de Florida Mario Díaz-Balart, Carlos Giménez y María Elvira Salazar –cuyos votos eran necesarios para la aprobación de un ajustado acuerdo presupuestal– se impuso a comienzos de este mes, siendo decisivos para el anuncio de la revocación de la licencia de Chevron. Incluso la firme posición en contra del régimen chavista que han mantenido por años Marco Rubio y Mike Waltz, hoy al frente del Departamento de Estado y la Secretaría de Seguridad Nacional, respectivamente, sigue siendo un obstáculo para el lobby de Chevron en la Casa Banca.
El peor escenario para los venezolanos
De la misma manera como el Wall Street Journal adelanta hoy, citando fuentes anónimas, que el Gobierno estadounidense estaría considerando extender la licencia de Chevron en Venezuela y restringir las operaciones a compañías de otros países para sacar beneficio propio, el New York Times encendió las alarmas hace pocos días cuando publicó el borrador de una lista de países cuyos ciudadanos tendrían prohibición total de ingreso a EEUU, incluyéndose en esta oportunidad a Venezuela, como parte de las severas sanciones que estaría considerando la Casa Blanca que, en caso de concretarse ambos rumores, habría una equivocada línea en perjuicio de los venezolanos afectados por la dictadura y en beneficio del régimen opresor.
El caso de Jerce Reyes Barrios es solo uno de tantos venezolanos que serían perjudicados con una política discriminatoria que en su caso ya sufre las consecuencias, pues este futbolista que fue torturado en Venezuela por participar en protestas contra la tiranía y había pedido asilo en EEUU, fue deportado el sábado a El Salvador como presunto integrante de la banda criminal Tren de Aragua únicamente por tener tatuajes. Activistas y abogados en inmigración certifican que ingresó de manera legal al país y que no tiene antecedes penales. En caso de Trump firmar la prohibición total de ingreso de venezolanos a EEUU solo estaría extendiendo una medida que estigmatiza a toda una comunidad basada solo en la nacionalidad y, por el otro lado, beneficiando al causante del mayor éxodo en la historia del continente.
NEW! Sworn declarations filed last night confirm the Trump admin sent INNOCENT people to rot in prison El Salvador, including a professional soccer player tortured by the Maduro regime who entered this country LEGALLY to seek asylum and has NO CRIMINAL RECORD in either country. https://t.co/KXlZWXqwB2 pic.twitter.com/SHGiOmDp8B
— Aaron Reichlin-Melnick (@ReichlinMelnick) March 20, 2025
Un cómplice clave en la OEA
Mientras Maduro apuesta todo por el éxito del lobby de Chevron ante un gobierno pragmático que ponga en primer lugar sus intereses energéticos, el dictador suma otro cómplice que se rehúsa a llamarlo como tal. El nuevo secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el surinamés Albert Ramdin, quien aboga por un diálogo con el heredero del chavismo, dijo en una reciente entrevista con el canal NTN24 que él “no pone etiquetas a países” y que en su intención de ser un “actor honesto” no puede decirle a Maduro “usted es un dictador”.
🇻🇪 | El régimen usurpador venezolano suma otro cómplice; Albert Ramdin, secretario entrante de la OEA, evita llamar “dictador” a Maduro: “Si quiero ser un actor honesto, no puedo poner etiquetas. Cada país tiene desafíos”.pic.twitter.com/zexwWhY1dx
— UHN PLUS (@UHN_Plus) March 19, 2025
La elección de Ramdin en sustitución de Luis Almagro es, en parte, consecuencia de la política exterior del gobierno estadounidense, que en su empeño por cuestionar los foros multilaterales ha terminado abandonando espacios que son ocupados por figuras que sirven a los intereses de la izquierda e incluso de adversarios de EEUU como China, puesto que el nuevo secretario de la OEA ha sido muy cercano al régimen de Xi Jinping y es partidario de la doctrina de “una sola China” que promueve Pekín para anexar a Taiwán, que padece a diario el asedio de un régimen que amenaza con la invasión.
Todos estos factores juegan a favor de la “normalización” que busca Maduro para su dictadura, que con el cambio de mando en la OEA por un secretario general dispuesto a encubrir regímenes autoritarios evitando llamarlos por su nombre, un pragmático Donald Trump estaría más propenso a aceptar una conveniente cohabitación que le permita obtener beneficios económicos mientras reduce la inmigración y la criminalidad, cumpliendo así con lo único que le interesa: poner a Estados Unidos primero y satisfacer a sus electores.