
Después de la polémica aplicación de la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para enviar a presuntos criminales venezolanos al Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) en El Salvador, lo que abrió un debate sobre el posible desacato del Gobierno de Donald Trump a una orden judicial, el secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, lanzó una dura amenaza al régimen de Nicolás Maduro para que acepte los vuelos con deportados, pero no como parte de una negociación sino de un ultimátum.
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“Venezuela está obligada a aceptar a sus ciudadanos repatriados desde Estados Unidos. Este no es un tema de debate ni negociación. Tampoco merece recompensa alguna. A menos que el régimen de Maduro acepte un flujo constante de vuelos de deportación, sin más excusas ni demoras, Estados Unidos impondrá nuevas sanciones severas y crecientes”, advirtió este martes en la tarde el jefe de la diplomacia estadounidense.
Venezuela is obligated to accept its repatriated citizens from the U.S. This is not an issue for debate or negotiation. Nor does it merit any reward. Unless the Maduro regime accepts a consistent flow of deportation flights, without further excuses or delays, the U.S. will impose…
— Secretary Marco Rubio (@SecRubio) March 18, 2025
De esta manera, la Casa Blanca parece estar buscando evitar nuevas controversias por el envío de presuntos miembros de la banda criminal Tren de Aragua a la megacárcel de máxima seguridad inaugurada hace poco más de dos años por el presidente salvadoreño Nayib Bukele. Y es que el juez federal de distrito, James Boasberg, exige a la Administración Trump presentar información detallada sobre los vuelos del fin de semana para determinar si hubo o no desobediencia a su orden judicial de detener las deportaciones durante 14 días, mientras la corte evaluaba la legalidad de la aplicación de esta ley, tomando en cuenta además que un funcionario del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés) admitió en una declaración jurada que “algunos” de los deportados no tienen antecedente criminal porque “solo estuvieron en Estados Unidos por un periodo corto”.
Después de la cancelación de la licencia 41 que permitía a la petrolera estadounidense Chevron operar en Venezuela, así como el decomiso de aviones al régimen y el reciente aumento de la recompensa por la captura de Nicolás Maduro junto con otros altos cargos de la dictadura como los ministro de Interior y de Defensa Diosdado Cabello y Vladímir Padrino López, respectivamente, es válido preguntarse qué tan severas serán las nuevas sanciones con las que amenaza Marco Rubio y si realmente perjudicarían al régimen y no a los venezolanos, como se teme que ocurra si finalmente el presidente Donald Trump aprueba el borrador filtrado por el New York Times con la lista de países cuyos ciudadanos tendrían prohibición total de ingreso a territorio estadounidense, lo que no preocupa en absoluto en Miraflores. Al contrario, una medida de este tipo solo daría argumentos a Maduro para reforzar su discurso antiimperialista y enarbolar la bandera de un falso nacionalismo y preocupación por sus ciudadanos, mientras muchas personas que por alguna razón necesiten viajar a EEUU no podrían hacerlo.