
La defensa del Esequibo –que Venezuela se disputa con Guyana desde hace más de 100 años– es una carta que el régimen de Nicolás Maduro usa con frecuencia como cortina de humo o para despertar un conveniente nacionalismo que le aporte algún capital político en los momentos de mayor dificultad. Aunque se trata de un reclamo válido sustentado con documentos históricos y tratados firmados por ambos países –siendo el Acuerdo de Ginebra de 1966 el vigente reconocido por la ONU para resolver el diferendo–, el oficialismo no solo renunció al reclamo en tiempos de Hugo Chávez a cambio de respaldo del vecino país en organismos internacionales sino que ahora revive el conflicto únicamente para alimentar una retórica política sin contar con un plan de defensa desde el punto de vista del derecho internacional y sin medir las consecuencias.
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Fue así como el fin de semana un buque patrullero de la Armada venezolana interceptó a un petrolero en aguas por delimitar, lo que generó la respuesta de Georgetown, que calificó el incidente como un “asunto de gran preocupación” por considerar que se estaba violando su espacio marítimo. Pero más preocupante aún fue la advertencia de Estados Unidos, que a través de la Oficina para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado sentenció que “cualquier provocación adicional resultará en consecuencias para el régimen de Maduro”, no sin antes denunciar que la acción contra la unidad flotante de producción, almacenamiento y descarga de ExxonMobil es considerada por Washington una “amenaza inaceptable” y una “clara violación del territorio marítimo internacionalmente reconocido de Guyana”, reafirmando el “apoyo” a la “integridad territorial de Guyana y al laudo arbitral de 1899″, lo que constituye un desconocimiento al Acuerdo de Ginebra, que sigue vigente y reconoce la reclamación venezolana.
Buques navales venezolanos amenazando la unidad flotante de producción, almacenamiento y descarga (FPSO) de ExxonMobil es inaceptable y una clara violación del territorio marítimo internacionalmente reconocido de Guyana. Cualquier provocación adicional resultará en consecuencias…
— Bureau of Western Hemisphere Affairs (@WHAAsstSecty) March 1, 2025
La disputa con Guyana como excusa para sacar a Maduro o acceder a recursos
Más allá del derecho de Venezuela para pedir que se respete una disputa que sigue sin resolverse está el hecho de que la ruptura del orden democrático y constitucional por parte de un régimen que se mantiene en el poder por la fuerza tras haber cometido un descarado fraude en las elecciones del 28 de julio perjudica el reclamo al no contar con reconocimiento ni legitimidad ante la comunidad internacional. Así lo explica el politólogo Leandro Rodríguez Linárez en entrevista con PanAm Post, en la que además advierte que Estados Unidos, con Donald Trump como presidente, puede buscar sacar provecho de la situación pensando en los intereses para su país.
“No es raro pensar que el expansionismo de Donald Trump, o lo lleva a sacar a Maduro del poder o a apoderarse de manera indirecta teniendo acceso a esa inmensa cantidad de recursos que hay”. Por tal motivo, lamenta que ante el retorno de las sanciones y la imposibilidad de hacer negocios con Venezuela, tanto las compañías petroleras como la comunidad internacional se pongan del lado de Guyana sin que Maduro pueda hacer nada para evitarlo. Por el contrario, este tipo de acciones unilaterales en aguas por delimitar, así como el referendo de diciembre de 2023 y la próxima elección de un gobernador para el Esequibo no hacen más que complicar el reclamo y poner a Maduro como un posible blanco de Estados Unidos, que encontraría la excusa perfecta para justificar una posible intervención contra el dictador que quedará ante el mundo como un agresor.
Por su parte, Nicolás Maduro parece no comprender que al insistir en que tomará “todas las acciones para detener la acción ilegal de la ExxonMobil y del Gobierno entreguista de Guyana”, tal como reiteró este miércoles, no hace más que dar motivos a Washington para que ponga su mirada sobre el norte de Sudamérica, donde podría encontrar mucho más cerca con esta disputa territorial los recursos que no ha podido garantizar en la lejana Ucrania.
Reclamo del Esequibo: un problema de Estado, no de gobierno
Haber calificado al presidente de Guyana, Irfaan Ali, como “el Zelenski del Caribe”, demuestra la intención de Maduro de plantear un conflicto donde para muchos él podría ser comparado con el invasor Vladímir Putin, aunque esté lejos de serlo dadas las características de ambos casos. Lo cierto es que figuras como el expresidente de Colombia, Iván Duque, y el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, ya lo ven de esa manera, fijando ambos una posición que por el razonable rechazo al régimen chavista termina haciendo a un lado el hecho de que el reclamo del Esequibo trasciende al gobierno de turno porque se trata de un tema de Estado y no de un partido.
“No es un problema de gobierno, como parece lo están viendo algunos actores internacionales. Es un problema de Venezuela en su conjunto, del Estado, y hacen un flaco favor a la resolución del conflicto cuando figuras como Iván Duque, (Andrés) Pastrana también, han dado la razón a Guyana cuando ese territorio es venezolano”, concluye Rodríguez Linárez, no sin antes admitir que Maduro puede estar buscando sacar provecho del tema para desviar la atención, algo que no sería la primera vez que lo hace.