
Unos cien muertos y más de 36.000 desplazados ha dejado la violencia en la región del Catatumbo, en el departamento colombiano Norte de Santander. Una situación que llevó al presidente Gustavo Petro a tomar la decisión de suspender sus fallidos diálogos de paz con la narcoguerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y declarar un estado de conmoción interior –una medida excepcional que no se implementaba desde hace 17 años y desde hace 23 años por motivos de orden público–, el cual fue expedido este viernes por el mandatario para aplicarse en 11 municipios de la región del Catatumbo y el área metropolitana de Cúcuta, en el mencionado departamento fronterizo con Venezuela.
Para entender lo que está pasando en el Catatumbo es necesario recordar cómo Gustavo Petro prometió durante su campaña acabar con el ELN en tan solo tres meses. Han pasado dos años y medio y hasta ahora se ha dado cuenta de que los guerrilleros que advirtieron hace una semana que “seguirá corriendo sangre” cometen “crímenes de guerra”. ¿Ingenuidad o complicidad? Para analizar este tema conversamos en PanAm Post con el periodista colombiano oriundo de Norte de Santander, Francisco Espinel, quien no descarta que pueda tratarse de una maniobra política entre Petro y este grupo guerrillero para justificar la declaración del estado de conmoción interior que le permitirá al presidente aprobar por decreto reformas que no han logrado avanzar por la vía regular en el Congreso.
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“270 días, más de seis meses, en los que podría estar legislando a gusto sin necesidad del Legislativo. Solamente con la firma de sus ministros. Eso es peligrosísimo”, advierte tras recordar que, según el artículo 213 de la Constitución colombiana, “es potestad del presidente decretar el estado de conmoción interior por 90 días, pero además lo puede prorrogar por dos periodos iguales”.
Pero esta no es la única preocupación. Y es que el ELN no conoce fronteras y opera tanto del lado colombiano como del lado venezolano. “Los grupos guerrilleros del ELN y las FARC siempre tienen paso libre por Venezuela”, sostiene. Adicionalmente considera delicado que el régimen de Nicolás Maduro realice maniobras militares en plena línea fronteriza, incluso con denuncias de violación del espacio aéreo colombiano e incursiones terrestres, sin que Gustavo Petro eleve los reclamos diplomáticos que corresponden. “El silencio de Gustavo Petro es algo que a nosotros nos tiene muy nerviosos pero además muy pensativos en cuanto a la capacidad de respuesta que tiene él frente a esta muy clara violación del territorio colombiano por parte de las fuerzas militares venezolanas”.
Tampoco hay que olvidar que en medio de esta crisis en el Catatumbo, Gustavo Petro realizó un incomprensible viaje a Haití, llevándose incluso al ministro de Defensa, Iván Velásquez, y que la Organización de Naciones Unidas (ONU) atribuyó la agudización del conflicto a la carencia de presencia del Estado en la zona.