A pesar del lobby de las petroleras estadounidenses en Venezuela, incluso después del fraude cometido por el régimen chavista el 28 de julio, los números se comienzan a desinflar. En los dos meses posteriores a las elecciones en la nación sudamericana se ha registrado una significativa reducción en los despachos de petróleo venezolano a Estados Unidos. Así lo evidencian las cifras oficiales. Todo parece indicar que el chantaje de Nicolás Maduro a Washington el pasado 2 de agosto –cuando amenazó con entregar los bloques petroleros y gasíferos que operan compañías norteamericanas en el país a sus aliados de los BRICS si en la Casa Blanca no reconocen su supuesta victoria– no está dando resultado. EE. UU. ya reconoció oficialmente a Edmundo González como el presidente electo de Venezuela y debido al veto de Brasil Maduro no logró el tan anhelado ingreso a los BRICS.
Los últimos datos divulgados por la Administración de Información Energética de EE. UU. (EIA, por sus siglas en inglés), correspondientes a septiembre, muestran una clara disminución, cuando la cifra total del mes cerró en 6,3 millones de barriles (equivalentes a 210.000 barriles diarios), mientras en agosto había sido de 8,1 millones (271.000 barriles diarios) y en julio la cifra había tocado un techo de 9,7 millones (321.000 barriles diarios). Dicho de otro modo, entre julio y septiembre se ha registrado una reducción de 3,3 millones de barriles de petróleo, cayendo el promedio de despachos diarios de 321.000 a 210.000 barriles.
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Sin embargo, en lo que va de año (entre enero y septiembre) Estados Unidos ha recibido un total de 59,3 millones de barriles de petróleo venezolano, superando ya los 48,3 millones registrados durante todo el año 2023. Esto ha sido posible gracias al progresivo levantamiento de sanciones por parte del gobierno demócrata de Joe Biden, que se despide de la Casa Blanca el 20 de enero, cuando entregará el poder a Donald Trump, que durante su pasada Administración impuso restricciones severas que llevaron a la paralización total de la compra de petróleo venezolano desde julio de 2019, cuando las casillas de la EIA sobre importación de crudo de Venezuela se fueron a cero, manteniéndose así hasta diciembre de 2022.
El lobby petrolero se desvanece
Las negociaciones se reanudaron en enero de 2023 con los primeros buques de Chevron atracando en puertos venezolanos luego de que la Casa Blanca otorgara una licencia para operar en Venezuela tanto a esta compañía estadounidense como a la española Repsol, a la italiana Eni, a la francesa Maurel & Prom (M&P), a la británica BP (BP.L) y a la energética estatal de Trinidad y Tobago, NGC. Tras el incumplimiento del Acuerdo de Barbados por parte de la dictadura chavista, Washington decidió no renovar en abril la Licencia General 43, que autorizaba transacciones que involucraban a Minerven, la compañía estatal de minería de oro de Venezuela, y la Licencia General 44, que proporcionaba un alivio al sector petrolero y gasífero de Venezuela.
No obstante, el gobierno de Joe Biden se ha resistido a revocar las licencias individuales otorgadas a las mencionadas empresas, que han hecho un enorme lobby en la Casa Blanca para que les permitan seguir operando en Venezuela, poniendo sus intereses económicos por encima de las violaciones al hilo constitucional y a los derechos humanos. La designación de Marco Rubio como secretario de Estado y de Mike Waltz como secretario de Seguridad Nacional asoman el regreso de la línea dura de Trump. ¿Tendrá el mismo éxito el lobby de las petroleras durante el próximo gobierno? Las cifras de la EIA ofrecerán la respuesta en los próximos meses.