¿Quién será el próximo ministro del régimen de Nicolás Maduro que caerá en desgracia y terminará preso? Es la natural pregunta que se hacen los venezolanos, pero también quienes conforman un gobierno que se sostiene únicamente por la fuerza luego del fraude en las elecciones del 28 de julio, ya que todos saben que cualquiera puede ser el siguiente amenazado, como si se tratara de un reality show al estilo de la exitosa saga Los juegos del hambre, donde nadie confía en nadie, porque al final, solo sobrevive el más fuerte. Y es que con la detención del exministro de Petróleo y expresidente de PDVSA, Pedro Tellechea, la paranoia en el chavismo sigue en ascenso. Lo que han intentado mostrar como una supuesta lucha contra la corrupción y la traición no es más que el mayor signo de la implosión del régimen.
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La lealtad nunca es suficiente. Después de una despedida “por la puerta grande”, la Fiscalía chavista confirmó este lunes en un comunicado que Tellechea fue detenido el domingo junto a sus “más inmediatos colaboradores” por la “comisión de graves delitos que atentan contra los más altos intereses de la nación”. El Ministerio Público lo acusa de “la entrega del Sistema de Control y Mando Automatizado, conocido como el cerebro de PDVSA, a una empresa controlada por los Servicios de inteligencia de EE. UU., vulnerando así todos los mecanismos legales” de la “soberanía nacional”.
Una guerra interna que se agudizó con el fraude
El régimen de Nicolás Maduro decidió atrincherarse para sobrevivir luego del resultado fraudulento en los comicios presidenciales del 28 de julio. Solo el control de las armas sostiene a una dictadura que quedó desnuda ante la comunidad internacional cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE) declaró a Maduro ganador sin haber podido mostrar las actas ni divulgar la totalización mesa por mes a tres meses de las elecciones. Por su parte, la oposición demostró que con 83,5 % de las actas recolectadas por sus testigos, el ganador fue Edmundo González, lo cual incluso fue convalidado por el Centro Carter, observador internacional acreditado por el propio CNE. A pesar de la feroz represión y la persecución que obligó al candidato opositor a optar por el exilio, en Miraflores no han conseguido estabilizar el barco. Por el contrario, los cambios en las últimas semanas en los puestos más claves de la cúpula del oficialismo evidencian que el régimen está en medio de una tormenta perfecta.
Sin duda, Diosdado Cabello es el único que está sacando provecho de esta situación. El considerado número dos del chavismo consiguió que –luego de ponerse al frente de la represión para evitar que se extendieran las protestas contra el fraude– Maduro le entregara el poderoso Ministerio de Interior y Justicia tras haber estado más de una década fuera del Ejecutivo. Pero este cambio no llegó solo. La destitución de los dos hombres más fuertes en la Inteligencia en los últimos diez años, Iván Rafael Hernández Dala en la DGCIM y Gustavo Enrique González López en el Sebín, abrió otra grieta ampliamente visible en la opinión pública. Ahora, con la detención de Pedro Tellechea se eleva sin duda la desconfianza interna por pases de factura entre los distintos grupos de poder.
Pedro Tellechea y Tareck El Aissami, un mismo destino
Nicolás Maduro había puesto a Tellechea al frente de PDVSA en enero de 2023 y, dos meses y medio después, lo designó como ministro de Petróleo, cargo en el que duró poco más de un año, pues en agosto pasado fue sustituido por la vicepresidente ejecutiva, Delcy Rodríguez. Como premio de consolación recibió el Ministerio de Industrias y Promoción Nacional, donde apenas estuvo dos meses. La semana pasada renunció por supuestos motivos de salud, pero su detención demuestra que solo pasó a engrosar la lista de los altos funcionarios chavistas caídos en desgracia con el régimen.
Pedro Tellechea llegó al Ministerio de Petróleo en sustitución de Tarek El Aissami, quien estaba cosechado mucho poder político y económico frente a rivales internos que no admitían competencia. El funcionario que le disputó a Diosdado Cabello el título de segundo hombre más poderosos del chavismo llegó a estar a tan solo un escalón de Nicolás Maduro, pues en tiempo récord ascendió hasta llegar a la Vicepresidencia, cargo que aprovechó para armar su propio círculo de poder. Sin embargo, a finales de marzo de 2023, El Aissami renunció a su cargo de ministro de Petróleo para colaborar con las investigaciones en su contra por supuestamente haber dirigido un entramado de corrupción. Desde ese momento desapareció de la vida pública, alimentando todo tipo de especulaciones hasta abril pasado, cuando la Fiscalía del régimen mostró los videos de su captura como un gran éxito de la lucha contra la corrupción, como si no se tratara de uno de los suyos.
La antesala a la desgracia
Estar al frente de la industria petrolera ha sido uno de los cargos más apetecidos, pues es la principal fuente de ingresos económicos de la nación, a pesar de la debacle de PDVSA. ¿Seguirá siendo así después de la suerte que han corrido casi todos los funcionarios que han pasado por ese cargo? Probablemente no. Y es que Pedro Tellechea y Tarek El Aissami no son los únicos que han ocupado ese puesto y hoy están presos. Eulogio del Pino, quien pasó por esa cartera entre septiembre de 2014 y agosto de 2015, también está tras las rejas y está siendo juzgado por la presunta comisión de los delitos de peculado doloso y obstrucción a la libertad de comercio y daños por omisión a la industria petrolera con siniestro, entre otros. Y la lista la completa Nelson Martínez, quien ocupó el cargo entre enero y agosto de 2017, y a finales de ese año fue detenido por presuntamente estar involucrado en hecho de corrupción, pero falleció en prisión en diciembre de 2018.
Otro que cayó en desgracia con el régimen de Nicolás Maduro fue Rafael Ramírez, quien estuvo al frente de la estatal petrolera y la respectiva cartera ministerial durante 14 años desde tiempos de Hugo Chávez. Luego, tras un breve paso por los más altos cargos diplomáticos, incluyendo la Cancillería y la representación ante las Naciones Unidas, huyó del país, evitando correr la misma suerte de sus sucesores. Hoy se encuentra exiliado en Italia, acogiéndose a un asilo político para evitar su extradición a Venezuela. Hasta el momento solo ha salido ileso de ese cargo Asdrúbal Chávez, primo del fallecido Hugo Chávez.
¿Quién será el próximo?
¿Terminará esta purga con la detención de Pedro Tellechea? Seguramente no. Y eso es lo que alimenta la paranoia en el régimen. Todos saben que en cualquier momento les puede llegar su turno ante el más mínimo paso en falso. Incluso el propio fiscal general, Tarek William Saab, quien ha sido verdugo de todos los anteriores, podría ser el próximo en caer en desgracia. Las diferencias que sacó a la luz el canciller Yván Gil cuando en un comunicado lo desautorizó para ofrecer declaraciones relacionadas con la política exterior así lo asomaban.
No fue casualidad que ese mismo día se inició el trámite para la renovación de todo el Poder Ciudadano, incluyendo el fiscal general, el defensor del pueblo y el contralor, y todo indica que por sus últimos desaciertos no cuenta con el respaldo de los que hoy tienen más poder en el régimen para repetir en el cargo.