El tenista serbio Novak Djokovic consiguió este viernes un importante triunfo frente al español Carlos Alcaraz, que lo convierte en el primer finalista del Roland Garros, trascendiendo esta noticia el mundo deportivo. El ahora número tres del mundo no solo logró vencer al número uno, sino también a la dictadura del Covid que lo mantuvo alejado de las canchas por no haber cedido a la presión de vacunarse.
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La retirada de la exigencia del pasaporte Covid en Francia le ha permitido a Djokovic participar en este torneo y ponerse hasta el momento a un paso de recobrar el podio mundial. El serbio de 36 años enfrentará al ganador del duelo entre el noruego Casper Ruud y el alemán Alexander Zverev. Será su séptima final en suelo parisiense, en busca de su tercera corona para completar 23 Grand Slam. Además, Djokovic se acaba de convertir en el segundo finalista más veterano de la historia de Roland Garros, detrás del estadounidense Bill Tilden, quien perdió la final en 1930 con 37 años.
Djokovic y la libertad de elegir
Las restricciones impuestas en el mundo por la pandemia del COVID-19 pusieron al tenista serbio en un dilema complicado. Pero él tuvo clara su prioridad desde un principio: la defensa de la libertad. A pesar de su edad, que le reduce la posibilidad de sumar coronas, Djokovic no cedió. Para él fue más importante ser consecuente con su firme posición de no vacunarse
“Nunca he estado en contra de la vacunación, pero siempre he apoyado la libertad de elegir lo que metes en tu cuerpo”, expresó Novak Djokovic en una entrevista que ofreció en febrero de 2022 a la BBC, en la que pidió no asociarlo con el movimiento antivacunas, ya que él no se opone a la inmunización, pero sí defiende el derecho a elegir. Es por ello que ante la obligatoriedad de vacunación impuesta por casi todos los gobiernos del mundo, el entonces número uno del tenis dijo que prefería dejar de ganar trofeos antes que ser forzado a vacunarse.
Víctima de la dictadura del Covid
Efectivamente esta posición lo dejó fuera de varios campeonatos y lo llevó a acaparar titulares por otras razones. En enero de 2022 dio una lucha en tribunales australianos para poder jugar el Abierto de Australia, y a pesar de haberse anotado una victoria judicial, el Gobierno le canceló su visa y lo expulsó del país.
Luego en junio de ese mismo año, el US Open, siguiendo instrucciones de la Asociación Americana de Tenis, permitió participar a tenistas rusos, quienes habían sido vetados anteriormente en Wimbledon debido a las sanciones que pesan sobre Rusia por la invasión a Ucrania, pero no hizo la misma excepción con los extranjeros no vacunados, siendo Djokovic uno de los afectados, a pesar de contar con una exención médica. Por este mismo motivo se perdió el Indian Wells Open, que se juega en California.
Y a finales de marzo de este año, a menos de dos meses de que Estados Unidos levantara las restricciones de viaje y el “estado de emergencia”, el serbio debió retirarse del Miami Open, mientras se le permitía la entrada al país a migrantes irregulares no vacunados, según denunció en ese momento el gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien se sumó –sin éxito– a una campaña para que el Gobierno de Joe Biden permitiera la entrada al país a Djokovic con una carta pública que fue ignorada por la Casa Blanca.
Por la gloria y más…
Novak Djokovic no cedió a las presiones de los gobiernos y simplemente decidió esperar a que se levantaran las draconianas medidas y hoy, tras vencer a Carlos Alcaraz, está a un paso de recuperar el puesto de número uno del mundo en detrimento del español que acaba de derrotar, consiguiendo su pase a la final del Roland Garros, donde además podría convertirse el próximo domingo en el tenista de más edad en levantar el trofeo, desbancando así al también español Rafael Nadal, y teniendo la oportunidad de ir por más. El serbio también podrá jugar el próximo mes el Torneo de Montecarlo, ya que el principado de Mónaco dependía de la decisión del Gobierno francés para levantar también las medidas impuestas por la pandemia.